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Bailarinas y bailaoras, ¡bailad por todas!

“No somos conscientes de la dimensión de La Argentinita”

Hablamos con Badia Albayati y Candelaria de la Serena, las dos actrices que dan vida a Encarnación López Júlvez, más conocida como La Argentinita.

Badia y Candelaria se van turnando en las representaciones de la última creación de Hugo Pérez de la Pica, Argentinita. Encarnación de la Danza, una obra sobre una de nuestras más grandes bailarinas que puede verse en Teatro Tribueñe.

Las dos protagonistas nos cuentan cómo esta siendo este viaje de meterse en la piel de esta creadora que merece trascender en el espacio y en el tiempo.

 

Foto de portada: Badia Albayati en el papel de La Argentinita

 

 

Hugo Pérez de la Pica prepara sus creaciones con mimo, con el mayor de los cuidados, con el talento con el que hace todoy reverenciando a las figuras de las que habla en sus obras. ¿Esto añade una dosis extra de responsabilidad a la hora de trabajar?

Badia Albayati: Con Hugo la responsabilidad está presente siempre: responsabilidad en el estudio de su texto, en el estudio de los personajes que representamos y en su entorno y contexto vital, en la observación de cómo compone con el resto de los elementos de sus obras, ya sea la danza y su vestuario, en la música, en como coloca un mantón creando un marco escénico que puede evocar la luz de un colmado flamenco en un cuadro de Sorolla… Pero luego, la responsabilidad ha de convertirse en entrega para ser canal, para que fluyan la cantidad de misterios sensibles que palpitan dentro del entramado que es su obra; y esto ha de ser así desde la primera lectura, desde el primer ensayo y hasta siempre.

Candelaria de la Serena: Desde luego que es una gran responsabilidad. El desenvolvimiento de la vida en el teatro es la música perfecta del alma de Hugo Pérez, poeta insaciable, ser de elevada sensibilidad. He tenido la oportunidad de trabajar con Hugo en numerosos espectáculos desde que era pequeña y tengo el orgullo de poder decir que pertenezco, lo quiera o no, a su escuela, tanto en estética como en ética.

Teniendo tal estima y conocimiento del grado de mimo y sutileza con el que trabaja Hugo a la hora de desarrollar sus creaciones, un artista no puede permanecer inmóvil ante su responsabilidad con aquello que se le está transmitiendo y que debe transmitir al público con su baile, canto o interpretación. Realmente creo que el compromiso de cualquier actor reside en ser plenamente consciente de su responsabilidad para con el director, el público y el Arte con mayúsculas, pues su tarea es descubrir, abrir caminos, indagar en lo desconocido del hecho artístico. Esta responsabilidad, ese vínculo o promesa, se restaura y reactualiza cada vez que subimos al escenario o que emprendemos la aventura de ensayar un nuevo montaje. Con Hugo tal compromiso adquiere dimensiones extracósmicas, porque verdaderamente salen fuera de nuestro cosmos y penetran en otro mundo.

 

¿Cómo os ha dirigido para llevar a cabo esta obra? ¿Qué indicaciones os ha dado para meteros en la piel de La Argentinita?

Badia Albayati: Creo recordar, porque todo esto al final es como un sueño nebuloso donde no sabes qué pasó primero y qué después, que comenzamos por darle o buscar verdad orgánica al estado vital de Argentinita, a su enfermedad, y a la relación afectiva con los personajes que aparecen, su amante y amor Ignacio Sánchez Mejías y su compadre y amigo del alma Federico García Lorca, con quien estrenó su primera obra teatral El maleficio de la mariposa, en 1920. Y, cómo no, también con su hermana Pilar que siguió sus pasos sosteniendo y, de alguna manera, revitalizando el legado artístico de Encarna. Pilar es interpretada en la parte literaria por Rocío Osuna, de manera que esta relación de hermanas de la vida y del arte se da ya por descontada; creo que no nos ha hecho falta añadir nada para crear este vínculo. Después, pasamos a la estilización del recitado que llegó de la mano de Tatiana, nuestra pianista de excepción. A partir de ahí, todo cobró un sentido poético mayor aún si cabe. Para mí todos estamos dentro de un mismo poema.

Candelaria de la Serena: La destreza polifacética de Hugo se observa en la forma misma que tiene de enfrentar la dirección. En lugar de desarrollar de forma previa el vector emocional que deben seguir sus personajes, Hugo crea, adorna, dibuja, viste y salvaguarda toda la estética del mismo, para que actor y personaje se fundan en un único ser. Después de esa imbricación cósmica, Hugo enseña al actor a leer el propio lenguaje que le está transmitiendo ese estado que vivencia y a sacar provecho dramático de él.

“Yo llegué hasta usted bailando”, dice Encarnación al final de la obra. Hugo nos acercó a Encarnación a través del baile, la música y la poesía, que no son sino expresiones de un mismo lenguaje: expresiones de la revelación. Pasamos horas viendo videos de Encarna y Pilar bailando, empapándonos de su gracia y su saborío. Hugo siempre nos ha pedido que seamos fieles a su entereza, a su madurez artística y profesional, a la madurez de su alma, que reconozcamos su trabajo en cada verso que declamemos, en cada suspiro, en cada movimiento de la mano. Se tratan de indicaciones sutilísimas que buscan acrecentar la comunión entre nuestras propias carnes y nuestra propia alma y la suya, la de semejantes monumentos.

 

Las dos os alternáis en el papel principal. ¿Cómo se lleva eso? ¿Veis el trabajo de vuestra compañera para incorporar cosas o cada una sigue su propio instinto a la hora de interpretar?

Badia Albayati: Hemos compartido muchos ensayos aunque no todos, y siempre, al menos en mi caso, ha sido enriquecedor ver a Candela, no para incorporar lo que ves hacer a tu compañera sino porque sencillamente es inspirador y abre canales de tu propia expresión. Ambas somos muy distintas y esas diferencias creo que matizan en cada una su acercamiento al personaje.

Candelaria de la Serena: Desde el comienzo ensayamos juntas, aunque la labor interpretativa y el trabajo de dirección que ha hecho Hugo con cada una de nosotras es completamente individual. La Argentinita era mucha artista para ser interpretada por una sola actriz. Es maravilloso poder compartir el papel y ver cómo crece y se despliega la otra actriz. Creo que el camino interpretativo es individual y no debemos incorporar los matices propios de la compañera en nuestro tratamiento del personaje, a no ser que se trate de una marca específica de dirección. Al final somos personas diferentes, con trayectorias vitales distintas, y debemos beber de nuestra propia experiencia para ponerla al servicio del vínculo con el personaje de Encarnación. No obstante, el hecho de haber trabajado juntas ha ayudado a que desarrolláramos una sensibilidad común a la hora de acercarnos a Encarna y encarnarla. Esta sensibilidad es propia de la escuela de Hugo.

 

Bailarinas y bailaoras, ¡bailad por todas! en Madrid
Candelaria de la Serena en el papel de La Argentinita

 

¿Quién fue Encarnación López Júlvez y por qué merece ser más que recordada?

Candelaria de la Serena: Encarnación López Júlvez fue una bailarina poliédrica, una verdadera encarnación de lo que significan las raíces de la danza popular española (escuela bolera, escuela flamenca, danza popular, danza estilizada). Fue una gran mujer y una fascinante artista que recorrió el mundo de punta a cabo como una sublime bailarina. En España acostumbramos a venerar a los artistas propios una vez que salen y triunfan en el extranjero, como sucedió a las hermanas López Júlvez. Se trata de una verdadera poetisa de la danza, una mujer vanguardista que tomó parte en los movimientos y vertientes artísticas de la época y cuyo arte le llevó a cultivar amistad con algunos de los poetas e intelectuales más importantes de lo años veinte, como Lorca, Alberti o su amante el torero Ignacio Sánchez Mejías.

Badia Albayati: Fue una niña prodigio de la danza y la canción que debutó con seis años en un teatro en San Sebastián, donde residía su familia por aquel entonces. ¡Había empezado a bailar con 4! Al trasladarse con su familia a Madrid, comenzó a estudiar en la Academia de Julia Castelao, a la que luego fue también Pilar. Comenzó en las variedades, como la mayoría de las artistas de la época, pero despuntó muy pronto hacia su verdadera vocación, la danza española, que dignificó sobremanera al llevarla a los escenarios. Pilar cuenta en unas memorias cómo su hermana Encarna también introdujo elementos muy vanguardistas a la hora de ambientar las coreografías, introduciendo telones lisos, juegos de luces simbólicos, cicloramas, cuando la tendencia era sacar las chumberas y los pucheros de cobre siempre que se hacía algo relacionado con el flamenco. Ahora nos encantaría verlo porque las cosas se han dado la vuelta… pero entonces fue una revolución. Las vanguardias artísticas desde luego tuvieron algo que ver, pero lo que me extraña es que ella, Argentinita, y muchas de su generación, no sean consideradas por la historia como una vanguardista más y, en muchos casos, inspiración de poetas, músicos, pintores, como realmente fueron. Que no estén en los libros de texto… ¡y casi ni en internet! Queda trabajo aún por hacer para poner a estas señoras en el sitio que les corresponde y, junto a ellas, a la danza española, que no todo es flamenco, como una de las disciplinas artísticas más destacadas de nuestra tierra que, para variar, se valora más fuera que dentro. Desde aquí mi admiración total a quienes deciden entregarse a este arte tan duro y exigente, genuino y precioso.

 

Formando parte de la familia de Tribueñe imagino que ya conocíais la dimensión de su figura, ¿pero al darle vida os ha impresionado más la trayectoria de esta artista?

Candelaria de la Serena: Cuando te revistes con la piel y la memoria de una gran artista siempre acabas conociéndola, pues forma parte del vínculo y de la imbricación que se busca en el trabajo artístico. He crecido escuchando y viendo bailar a la Argentinita, pero nunca me había dado cuenta de la intensidad de su vida hasta el momento de convocarla en los ensayos. Vivió guerras, desencuentros y encuentros amorosos, desdichas y triunfos artísticos, pobreza y riqueza, resurgimiento y renacimiento en el exilio…

No somos conscientes de lo que supuso Encarnación para el despliegue, mimo, cuidado y desarrollo de la danza española. Su nombre ha quedado borrado del imaginero colectivo de las gentes de nuestra epocalidad, exceptuando a los eruditos, musicólogos y entendidos. Una de las cualidades que creo necesario destacar de su figura artística era su inteligencia, su intelectualismo artístico. Tanto ella como su hermana constituyen figuras referentes en la danza española porque sabían lo que hacían cuando lo hacían, bailaban con el cerebro y con el corazón a la vez.

Badia Albayati: En mi caso, Argentinita ha estado muy presente en mi vida desde mi niñez, sobre todo su voz gracias a que alguien me regaló el disco de las canciones populares armonizadas por Lorca y registradas con él al piano junto a Encarnación López, que canta y recita y toca los palillos y, en alguna pieza, hasta zapatea. Pero, desde luego, a través de Hugo siempre se conoce un más allá del artista y de la persona que hay detrás. Una pionera de la danza sin duda de la que emana una enorme generosidad humana… al menos así lo percibo desde que hemos comenzado con esta obra.

 

¿Cómo es la dramaturgia que ha diseñado Hugo? ¿Qué Argentinita vamos a ver?

Candelaria de la Serena: Hugo nos presenta a una Encarnación en los momentos finales de su vida, en ese instante que resume toda la trayectoria vital de una persona. El espectáculo comienza y termina con una promesa, una promesa de Encarnación hacia ella misma, hacia España y hacia la danza. A través de la cama se nos muestra los estadios previos de su viaje, su partida de esta vida, adentrándonos en las esferas de su conciencia que transitan entre la vigilia y la ensoñación. En estos momentos se le aparecen sus padres, la representación alegórica de España (la que le instruye en el arte de la flamenquería), su gran referente la bailarina Antonia Mercé, su amor apasionado, cruel y trágico por el torero Ignacio Sánchez Mejías, su amistad con Federico García Lorca, etc. Su hermana Pilar la acompaña durante todos estos momentos, entronando un verdadero pilar y referente para ella. El texto también habla del ‘toro’, el toro de la península ibérica, símbolo mitológico de bravura, el toro que torea el matriarcado, la matriarca que es Encarna. Este toro brama, respira y acompaña a la representación, personificando simbólicamente a la muerte, la muerte que se llevó a los grandes amores (Joselito ‘El Gallo’ y su cuñado Ignacio) y amistades de su vida, y que la está aguardando para abandonar este mundo. Se presenta a una mujer madura, no por su edad, sino por su experiencia vital, una experiencia que arrastra el peso de varias vidas en sus zapatos de bailarina.

Badia Albayati: A todo lo dicho por Candelaria, yo creo que vamos a ver un Hugo distinto, un pliegue más de su imaginero, un quiebro distinto, más dramático, más poético si cabe… cada vez más Hugo. De lo que estoy segura es de que no os va a dejar indiferentes.

 

 

¿Cómo fue esa relación con Lorca?

Badia Albayati: Desde muy jóvenes trabajaron juntos, ni más ni menos que en el primer estreno teatral de Federico en el Teatro Eslava de Madrid en 1920. Argentinita protagonizaba la obra con el personaje de la Mariposa Blanca en El maleficio de la mariposa, que ya hemos mencionado, y coreografía las partes bailadas del elenco. Y, aunque Lorca dirigía, debía confiar mucho en la opinión artística y estética de Encarna cuando cambiaron de escenógrafo tras rechazar La Argentinita los diseños de Barradas, para encargárselos después a Mignoni. Tanto Lorca como Argentinita tenían 22 años entonces. A partir de ahí fueron amigos íntimos, se llamaban compadre y comadre. Era habitual que Federico pasara por la casa de las hermanas López Júlvez en Madrid, donde se conserva aún el piano en el que ensayaron las canciones populares y que aparece en alguna de sus fotografías juntos. Federico, antes de irse a Granada en el año 1936, pasó por su casa y les leyó su última obra La casa de Bernarda Alba. Ellas le instaron a quedarse en Madrid en su casa, pero, como bien sabemos, Federico marchó a Granada.

Candelaria de la Serena: Fue una de las más íntimas y bellas relaciones de amistad. Esa forma de llamarse compadre y comadre, como bien indica Badia, es como si se trataran de arquetipos de la raza humana unidos a través de la poesía y la música. No obstante, el respeto que se tenían el uno al otro les hizo tratarse siempre de usted. Poseían un lenguaje común, una comprensión innata, libre y pura entre ambos. En el texto de Hugo ese lenguaje se eleva a su máxima potencia, recogiendo el poso poético de los versos de Lorca al hablar de forma alegórica y velada de la muerte del poeta. Hugo no solo presenta al poeta: Hugo rescata a Lorca en tanto que persona. Puede que La Argentinita fuera de las pocas personas que conoció al Lorca hombre, al Lorca que llora y proclama: “también soy una persona, Encarnación. Y por debajo de mis afeites y ropajes, tengo miedo”. Esa es la verdadera amistad, la amistad desnuda de parafernalia, la amistad de la comprensión, la piedad y la responsabilidad artística.

 

¿Cómo de importante fue su relación con su hermana Pilar? Algo que también abordáis en la obra.

Badia Albayati: Argentinita era 10 años mayor que Pilar y para, cuando Pilar empezaba a bailar, Argentinita ya había hecho carrera. Trabajaban de manera independiente hasta que en 1933 Argentinita creó su Compañía de Bailes Españoles. El primer espectáculo que hicieron juntas, tras el que también estaban Federico e Ignacio, fue Las calles de Cádiz, que coreografió de arriba a abajo Argentinita. La orquesta que iba con ellos la formó Manuel de Falla.

Candelaria de la Serena: He mencionado antes que Pilar fue el pilar de la vida de Encarna, pero más bien fue al revés, Encarna fue el pilar de Pilar y Pilar fue la encarnación clave dancística de la vida de Encarna tras su muerte. En la obra soñamos con la promesa que Pilar le hizo a su hermana de continuar su carrera artística por ella y también para sí misma. El baile era algo que las conectaba en vida y que las siguió conectando más allá, porque el baile las trascendía, estaba por encima de ellas mismas y de su propia voluntad.

Una vez escuché a alguien decir que amaba a su hermano porque estaba hecho de la misma materia que ella, de un material genético similar. Parece una pura cuestión azarosa, pero se trata de un hecho poético de la propia naturaleza juguetona. La unión de los hermanos evoca un estado de trascendencia pura, pues está más allá del tiempo y del espacio. Estas dos hermanas sobrevivieron y vivieron en un mundo cambiante, asediado por las guerras y las dificultades para los artistas, y aun mas en el caso de las mujeres. El vínculo que crearon se puede ver plasmado en sus bailes, desde los peinecillos y la raya partida en medio de sus cabezas hasta la punta de sus zapatos y algo más. Eso es lo que intentamos transmitir.

 

Yo, al fin y al cabo, lo único que hago es perder. Soy la que más ha perdido”, dice con amargura Pilar. ¿Qué fue todo eso que perdió?

Badia Albayati: Perdió a su hermana, perdió a su mentora, perdió un entorno de protección quizá… pero se encontró a sí misma y nos supo trasmitir una escuela de la danza española que merece ser cuidada como oro en paño. Bailarinas y bailaoras, ¡bailad por todas!

Candelaria de la Serena: Estos versos son de los más emocionantes para mí. Pilar los pronuncia con desgarradora amargura en el momento en el que se hace consciente del cruento asesinato de Federico, que se representa muy poética y honradamente en la función. Pilar perdió a la hermana capataz que la había instruido en la vida y en el baile. También perdió a su querido amigo Lorca, cuya presencia en casa de las hermanas siempre fue familiar. Pero sobre todo perdió su fe en la humanidad, en una época asediada por el belicismo y la ignorancia. No obstante, fue fiel a su promesa de continuar bailando, y fue esta la que le devolvió la fe en el mundo. En ocasiones es preciso perder y reconocer que una no puede sola. Esto le hizo poder continuar y dejarse ayudar por aquellos que se le aparecen para guiarla cuando los precisa, aun estando más allá de la muerte, incluso dentro de ella misma.

 

En este papel que desempeñáis la palabra tiene más peso si cabe que en otras propuestas más musicales. ¿Hay muchas diferencias a la hora de trabajar una obra de estas características que otra en la que también tenéis que cantar o bailar?

Candelaria de la Serena: Sin duda es un espectáculo que pretende encarnar la palabra, hacerla carne, pero carne sutil, carne de danza. Es evidente que el tratamiento dramatúrgico es distinto al de otros montajes pretéritos de Hugo, como Alarde de tonadilla o Por los ojos de Raquel Meller, donde se sucedían los números de baile desde el comienzo hasta el final. Cuando comenzamos los ensayos pretendíamos meter muchos más números musicales de canto y otros tantos de danza, pero lo que Hugo buscaba era algo más intangible, más sutil, más complejo y pequeño. Hugo buscaba la palabra, sus palabras puestas en nuestra boca. En ese momento, los intérpretes nos convertimos en bailarines y vectores de las emociones que queríamos rescatar de todos los personajes y pusimos nuestro trabajo al servicio de un ejercicio pasional mucho más fuerte y sutil.

Decía el griego Sócrates que filosofar es aprender a morir. Pues bien, bailar era para Encarna esa filosofía, por lo que bailar era para ella aprender a morir. Y en ese instante la palabra se convierte en baile y el baile en poesía. Hugo no ha hecho más que traducir su baile y su vida en palabras bellamente expresadas que se elevan por encima de la puesta en escena.

Badia Albayati: Yo creo que la palabra tiene un valor distinto, quizá está más en primer plano que cuando se canta. Pero la palabra, ya sea recitada o cantada, siempre tiene peso. Muchas veces se habla de que la palabra nunca alcanza a expresar esa esencia profunda de las ‘cosas’ a las que hace referencia; pero, sin embargo, en ese no alcanzar nos descubre tantos matices; la combinación de dos o más palabras puede abrir un universo… ¿qué seríamos sin poesía para percibir lo escondido del mundo?  Y qué te voy a decir yo, que soy una actriz de texto… y si es de Hugo Pérez pues ya me dirás… ¡que es casi un Súper-Lorca! Creo que si se hubieran conocido se habrían querido hasta el mordisco. Quien sabe… a mí me da que se conocen muy bien.

 

 

Además de ser un homenaje a una de nuestras artistas más importantes, ¿esta obra es también el retrato de una época?

Badia Albayati: Absolutamente, condensado en poco más de una hora podemos entender, o seguir sin entender, cómo un pueblo tan rico como España se auto-boicotea desde la ignorancia de no cuidar, sobre todo, desde mi punto de vista, su cultura y a quienes saben trasmitirla. Una cultura, no lo olvidemos, que surge de la mezcla, del encuentro racial, del intercambio. Como se dijeron una vez Hugo e Irina Kouberskaya, directora también de la Cía. Tribueñe “en el alma no hay fronteras”. Todos podemos y debemos acceder a la cultura, al cultivo de nuestra sensibilidad e inteligencia. Pero la sociedad debe cuidar a aquellos que dedican su vida a desarrollarla en profundidad: sus artistas, sus poetas, sus pensadores, sus científicos…

Candelaria de la Serena: Por supuesto, se trata de la mirada íntima de las relaciones humanas y artísticas de dos hermanas a lo largo de sus vicisitudes en la vida. Todo ello se plasma con sutileza y entereza dramática y poética, sin recalcar cuestiones evidentes. Se trata más bien del retrato de la psicología de un personaje, Encarna, y de cómo ella vive el mundo. Pero al mismo tiempo configura el retrato de una época, de una España que ha de ser rescatada, de una España añorada desde una habitación de hospital de Nueva York.

 

Aunque nunca se ha cerrado el socavón que divide a España en dos mitades, ¿en estos momentos es quizás aún más importante seguir mirando hacia atrás, esa época de los años 30, para ver si somos capaces de aprender algo y tratar de cerrar heridas de una vez por todas?

Badia Albayati: Sería importante, desde luego. Creo que hay mucho afán por ganar no sé bien qué, y poca reflexión sobre hacia dónde caminamos como sociedad. Ahora cito a Ivan Viripàev, una frase de otra de las obras que tenemos ahora en cartel, Borrachos, que dice: “hemos perdido la belleza, ya no hay hambre por la verdad…” .

Candelaria de la Serena: Estoy de acuerdo en que España se define a partir de dualidades. El pensamiento humano en sí está escindido dualmente. La Argentinita fue una pionera del monismo, de integrar a las dos Españas en un solo alma que bailara a través de siglos de tradición popular. Ella siempre se manifestó “hermana de todos los españoles”, como dice en un momento de la representación tras enterarse de que Lorca ha sido asesinado brutalmente por los nacionales. Es el gesto de mayor entereza y madurez que se puede esperar. Debemos aprender de su actitud ante la brutalidad de las circunstancias que vivió. Ella encontraba en España la pervivencia de un alma común que se elevaba por encima de todos los conflictos y disputas.

 

¿Creéis que la escena teatral de Madrid (medios/crítica/público…) reconoce la labor que Hugo y vuestra compañía está haciendo por dar a conocer géneros como la copla o el flamenco que habíamos dejado olvidados?

Badia Albayati: Sinceramente creo que Hugo ha sido un pionero en el arte de recuperar tantos valores intrínsecos en la cultura popular del flamenco y de la copla que ahora también defienden muchas intelectuales y feministas y artistas, cantando y versionando, con más o menos buen gusto para mí, clásicos de Lola o de Concha o de Rocío… Pero Hugo empezó con su Raquel Meller en los 2000, había empezado ya antes, pero esa obra, que hemos representado hasta el 2022, fue un antes y un después sin duda.

Y sí, creo que no tiene entre la profesión y la crítica el lugar que merece. Está claro que la publicidad ayuda mucho y que Tribueñe cuenta con los medios que cuenta, que son escasos; pero también creo que el crítico debe ser intrépido y salir a buscar los tesoros escondidos de cada ciudad. No ir siempre a lo seguro. Sostengo con total convicción que Hugo es un creador, por así decirlo, neo-vanguardista de nuestra contemporaneidad teatral, con un lenguaje propio no convencional y de difícil categorización, un bombón para un crítico de arte escénico. Y que, desde luego, toda la profesión debería conocer, al menos una vez en su vida haber visto alguna de sus obras.

Candelaria de la Serena: Actualmente, en la era de la información que vivimos, todo se encuentra muy sesgado y confuso, precisamente porque es la era de la in-formación (no formación). La compañía Tribueñe, auspiciada bajo la dirección de Hugo Pérez e Irina Kouberskaya, lleva años realizando una compleja labor cultural para rescatar el folclore español y rendirme homenaje, especialmente en el caso de Hugo. Cuando uno se mete en internet accede fácilmente a todas las críticas y reseñas que se han realizado de nuestros espectáculos, siempre llenas de piropos, congratulaciones y alabanzas. El público que suele venir a vernos nos dice que nuestros espectáculos son dignos de estar en las grandes salas…

 

Tribueñe es un lugar especial, que hace un teatro único que no se puede ver en ningún otro lugar. ¿Cómo os hace sentir formar parte de una compañía así?

Badia Albayati: A veces bien, a veces mejor, a veces el alma se te sale del pecho… somos intensas (risas). Hablando en serio, es un privilegio por muchas razones; la primera, ver colmada una vocación artística apoyando y asumiendo, desde el papel que nos toca, la idea estética, conceptual y emotiva de dos creadores como Hugo Pérez e Irina Kouberskaya. En segundo lugar, la posibilidad de crecer en ‘compañía’ durante 20 años en un entorno familiar, de respeto profundo y de afecto sincero. Una gran familia del arte.

Candelaria de la Serena: Yo siempre he sentido que interpretar es como vivir dentro de una sinfonía. El teatro es el punto neurálgico del que surge todo, del que emana un vector de comunicación entre uno mismo, todas sus posibilidades de desarrollo y el público. Entrar en la compañía Tribueñe es entrar en una familia. Nuestra compañía está impulsada por la búsqueda de un nuevo lenguaje que se acerque al teatro desde múltiples puntos de vista. Lo importante del teatro es que se produzca una transformación en el actor y el espectador, que no salgas de la misma manera en la que has entrado a la sala, que no te bajes de las tablas en el mismo estado en el que te subiste. Eso es lo que tratamos de conseguir, lo que pretendemos conseguir. Una siente que de esta manera está formando parte de un acto mágico, un hecho artístico transformador.

 

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