SUSCRÍBETE
Una_mujer_inconveniente_Godot_04

Roxi Katcheroff, derribando prejuicios

«¿Cuánta gente adulta , sin hijos, se plantea ver un espectáculo de una payasa?»

 

Nacida en Argentina, Roxi Katcheroff se ha criado prácticamente en una colchoneta, ya que proviene de familia de deportistas. Con 19 años la vida le dio el gran regalo de conocer el circo desde dentro y comienza a formar parte como acróbata del Circo de la Costa, en Buenos Aires.

Después de hacer dos temporadas de circo en la calle, viaja a España a estudiar circo en la escuela de Madrid Carampa. Ha formado parte del elenco del Teatro de la Zarzuela y ha viajado por el mundo como acróbata y payasa con la Compañía Albadulake.

Ahora está presentando en Madrid su primer espectáculo unipersonal, Una Mujer Inconveniente, que hemos podido ver recientemente en el OFF Latina y que el 13 de abril se muestra en el Teatro Circo Price. En esta charla nos habla de este montaje, de sus inicios y de cómo ha conseguido convertirse en lo que siempre soñó: Una gran payasa.

 

Roxi Katcheroff en el Teatro Circo Price

 

Por Sergio Díaz

 

¿Qué es ser una clown?

Me considero Payasa, que es clown en castellano. Para mí las Payasas somos las artistas de las emociones. Podemos hacer reír, llorar, desesperar…

 

 

Entonces, ¿crees que es muy necesario resignificar y reivindicar la palabra payasa?

Muchas veces escucho la palabra payaso/a de forma despectiva, en política, en las noticias o en una conversación de vecinos cuando queremos desmerecer a esa persona. Para mí es un honor ser payasa. En el circo la payasa/o es muy respetada/o. Tenemos pocas referentes mujeres payasas, pero somos más de las que te imaginas. A veces simplemente necesitamos que se nos dé el lugar necesario para poder mostrar nuestro trabajo.

Uno de mis primeros trabajos fue en el circo, a los 19 años. Entré como acróbata. Pero veía a los payasos con admiración y me decía para mis adentros: Yo quiero llegar a ser payasa.

 

¿Ahí fue cuando comprendiste que el clown iba a ser tu forma de vida o la forma artística en la que querías expresarte?

Eso fue antes, ya desde pequeña lo tenía claro. Recuerdo una cena familiar en la que mi tío Chiche nos preguntó a tod@s l@s peques de la familia qué queríamos ser de mayores, a lo que mis prim@s contestaron: veterinaria, arquitecto, médico y fue una aceptación general en aquella cena. Hasta que yo dije que quería ser actriz cómica (no sabía ponerle la palabra Payasa). Se escuchó silencio en la mesa y luego risas… Mi tío me contestó que de eso no se podía vivir. Que solo llegaban a ser humoristas unas pocas y que eran mujeres verdaderamente guapas y que no era mi caso. Era los años 80 y en Argentina había mucho teatro de revista, la mayoría de los humoristas eran hombres y las mujeres que les acompañaban eran vedettes (mucho, mucho no ha cambiado).

Al pasar los años (muchos), ya vivía en Madrid y trabajaba con la Compañía Albadulake y fuimos de gira con el espectáculo Malaje a Buenos Aires, mi ciudad. Al terminar una de las funciones, se acercó mi tío Chiche y me dijo que lo había conseguido, que yo había conseguido vivir de lo que me gustaba y eso es el mejor triunfo de la vida. Recién ahí me di cuenta de que había cumplido aquel sueño de niña. Hacer reír y emocionar era mi camino.

 

¿Quiénes fueron tus referentes?

La verdad que se me vienen a la cabeza muchos, de pequeña, tuve la suerte que mis padres me llevaban mucho al teatro y al circo. Voy a nombrar solo algunos porque la lista es interminable: Les Luthiers, Enrique Pinti, El Circo de Orlando Orfei y Las aguas danzantes. De la televisión recuerdo a Gasalla, Olmedo, Tato Bores, los Tres chiflados, el Chapulín Colorado… También me llevaban mucho a Plaza Francia (Buenos Aires, Argentina) a ver al Payaso Chacovachi. La mayoría de los referentes que recuerdo son hombres, y algunos muy machistas.

Mujeres con las que he jugado con sus personajes de la televisión han sido Marta Acher, Juana Molina, y los personajes que hacía Antonio Gasalla vestido de mujer.

 

Una_mujer_inconveniente_Godot_01
Roxi Katcheroff es ‘Una Mujer Inconveniente’

 

El clown ha sido una disciplina mayoritariamente masculina históricamente. Ahora las cosas van cambiando y hay mujeres payasas, claro que sí, pero aún hoy se hace necesario visibilizarlas, como comentabas antes. ¿Crees que las mujeres lo seguís teniendo más complicado para encontrar vuestro hueco? ¿Qué conquistas por la igualdad en tu oficio hacen falta a día de hoy?

Sí, el humor es masculino, venimos mamando eso durante muchos años. Llevamos mucho tiempo viendo a hombres disfrazados de mujeres que se ríen de los ‘defectos’ de las mujeres. Las cosas están cambiando, muy poco a poco, pero están cambiando. Igualmente lo seguimos teniendo más difícil para entrar en ciertos circuitos, siento que se nos exige más. Y se nos dan menos oportunidades para mostrar nuestro trabajo.

Creo que hace diez años se consiguió hacer el primer festival de Payasas, con el correr de los años se consiguieron hacer más festivales y encuentros, que son verdaderamente necesarios para conocernos y darnos a conocer. Estaría muy bien conseguir la paridad en las programaciones. No solo de las personas que nos subimos al escenario, sino también del personal técnico, de las direcciones de espectáculos, dramaturgias, escenografía…

 

¿Ser clown o payasa puede ser una de las formas más libres de expresión que haya?

Para mí sí, es libertad plena y espontánea. Me hace sentir viva. Reírme de mis fracasos, de mis problemas o defectos, es conseguir una aceptación personal y eso es libertad. Poder decir con humor muchas cosas que la gente piensa, pero no se anima a decir por miedo o vergüenza. O simplemente porque no está bien visto. Creo que el arte es libertad. La música, la pintura, la escritura, la danza, el teatro, el circo, nos permiten expresarnos con nuestras habilidades. Con el arte queremos contar cosas o hacer sentir y nuestro arte es nuestra herramienta.

 

Háblanos un poco de Una Mujer Inconveniente, tu último espectáculo. ¿Qué quieres transmitir con él?

Una Mujer Inconveniente es mi primer espectáculo unipersonal, es mi historia, la de mi madre y mis abuelos. Contada en primera persona. Pero al comenzar los ensayos con público (fue una creación en plena pandemia y los ensayos con público eran de uno a uno) nos dimos cuenta con Walter Velázquez (el director) que todas las personas se sentían identificadas en algún momento de la obra. No solo mujeres, no solo madres, no solo trabajadoras, no solo artistas.

Yo hablo de la maternidad, de la vida laboral, de mis kilos de más, de la soledad, la culpa, los miedos, las fiestas, las resacas, el éxito, la separación, la depresión. Muestro mis distintas facetas de la vida. Creo que soy muchos personajes a la vez y te los muestro todos en clave de humor y rompiendo constantemente la cuarta pared. Con este espectáculo quiero transmitir liberación, quiero invitar al público a quitarse la mochila que llevamos cargando años llena culpa, dolor y miedo. Y mostrar que nos podemos reír de ello. ¡Si vienes a ver el espectáculo te vas más liviano!

 

Tanto los clowns como su dramaturgia nacen de una parte muy íntima de los intérpretes. ¿Cuáles de esas emociones internas has trasladado a tu alter ego escénico?

La verdad que el espectáculo es muy autobiográfico, como comentaba antes la frustración, los cambios corporales, mis kilitos de más, la maternidad: he elegido dejar las giras fuera de España para poder estar con mi hijo. Y a la vez sentir culpa de ‘mala madre’ cada vez que tenía un bolo y no podía ayudar a mi hijo con los deberes… todo esto y mucho más es lo que cuento, ¡pero con mucho humor!

 

Tu trabajo surge de la vida de las mujeres, de mostrar alguno de sus miedos en el escenario. ¿Te consideras doblemente valiente por ser mujer y clown, por hacer visible tu vulnerabilidad?

Me considero valiente por ser madre y artista, me considero valiente por trabajar de lo que me gusta. Es una profesión muy inestable económicamente. No hay un sueldo a fin de mes. Si hay funciones entra dinero, si no, no. Me considero valiente y agradecida por poder subirme a un escenario. Me considero valiente y espero llenar de valentía y fuerza a las personas que se sientan identificadas cuando vean el espectáculo.

 

¿El fracaso es el éxito del payaso/a?

El éxito… Creo que es saber salir de esos fracasos. Muchos años trabajé en la calle haciendo espectáculos a la gorra. Y creo que fue mi mejor escuela. Ahí pasan muchas cosas que no tienes previsto, un perro se cuela en tu función, o un borracho, o pasa una ambulancia, un niño llora o un padre no encuentra a su hijo… mil cosas te pueden pasar. El éxito es saber salir de esas situaciones con humor. Introducir esos ‘fracasos o situaciones inesperadas’ en tu espectáculo, darles la vuelta y terminar riéndote con el público de lo que ha pasado. ¡Conseguir la empatía del público es el éxito! Cuando siento que ya están conmigo es un placer tan grande que con solo mirarnos nos entendemos.

 

Una_mujer_inconveniente_Godot_02

 

¿Cómo reacciona el público masculino frente al cambio del código tradicional? ¿O ya se ha asumido con naturalidad a las clowns?

Te voy a contar una anécdota. Al terminar una función de Una Mujer Inconveniente se me acercó un señor a decirme que le había gustado mucho el espectáculo, que estaba muy sorprendido como «yo solita» le había hecho reír y emocionarse. Y que al comienzo del espectáculo estaba «acojonado». ¿Y yo le pregunté sorprendida por qué? Y él me contestó: «Sales con tanta fuerza, tanto poderío, que me daba mucho miedo». Eso me dejó pensando mucho… ¿hay miedo al empoderamiento? Pero repito, las cosas están cambiando poco a poco, nos queda mucho camino todavía… pero veo la luz al final del túnel (risas).

 

¿Echas en falta un circuito más amplio para tu disciplina artística en el que poder mostrar tu trabajo?

Sí, lamentablemente creo que está considerado como un arte menor. No está tan valorado socialmente como el teatro o la danza. Muchas veces se reduce, sin desmerecer, a espectáculos infantiles o familiares. ¿Cuánta gente adulta , sin hijos, se plantea ver un espectáculo de una payasa?

Y aún así, sigo viendo muchas programaciones con mayorías abrumadoras de hombres artistas. Por eso son fundamentales las programaciones específicas de humor femenino, porque en las programaciones regulares, la paridad suele brillar por su ausencia. Me gustaría ver más programaciones de humor femenino, para poder mostrar nuestro trabajo. Las compañeras que han conseguido mostrar su trabajo tienen muy buena aceptación. Solo es necesaria mayor visibilidad. Poco a poco se va consiguiendo, hay que seguir trabajando.

 

Vivimos en un mundo desigual, individualista, alejado de las emociones… ¿Ser payasa hoy día se hace más necesario si cabe precisamente por eso?

Creo que estamos deseando ver, compartir, sentir, disfrutar y sobre todo reír. La gente está deseando echar unas risas. La situación actual a nivel mundial es bastante jodida y monotemática. La pandemia, los políticos, la contaminación, la economía, la represión… Es necesario reír y hacer reír, es necesario y sanador. Os recomiendo salir a ver espectáculos, cambiar la rutina. La cultura es segura y necesaria. En Madrid hay una oferta cultural inmensa y de mucha calidad.

Comparte este post