8 de marzo. Qué celebramos y qué reclamamos

 

 

REFLEXIONAR

 

Las cosas, evidentemente, han cambiado para la mujer desde la época de nuestras abuelas y madres (¡faltaría!), pero el 8 de marzo no creo que sea un día para celebrar nada sino para seguir reivindicando porque queda muchísimo trabajo por hacer y muchas (demasiadas) conciencias por abrir para conseguir una igualdad real. Dicen que 2017 ha sido el año de las mujeres, que se ha despertado y nos hemos unido. Y es cierto, pero no olvidemos que también ha sido el año de La Manada o el Chicle, por citar los dos casos más mediáticos; el año en el que 48 mujeres y ocho niños han sido asesinadas a manos de sus parejas o ex; el año en el que hemos conocido decenas de casos de abusos de poder, laborales y sexuales sufridos por mujeres o el año en el que las tozudas estadísticas nos siguen escupiendo que nos pasamos 54 días al año trabajando gratis respecto a nuestros colegas varones, es decir, cobramos un 14% menos a la hora que un hombre. En tres escasos días celebramos en grandes titulares las proezas del mega avance tecnológico del Falcon Heavy de Elon Musk y a la vez contamos que por primera vez dos mujeres ganan los dos Goya a mejor dirección. Año 2018. Creo que este ejemplo habla por sí mismo sobre dónde estamos y cuánto queda por delante.

 

Es cierto que en 2017 nos hemos unido y hemos levantado la voz. Somos un poquito menos invisibles, pero todo sigue ahí prácticamente igual. Sin resolver. Hay que seguir denunciando los micromachismos que sufrimos día a día las mujeres (y erradicar esos que social y culturalmente muchas tenemos -quien esté libre de pecado…- incorporados desde la cuna). Hay que ser inflexibles contra el acoso laboral, de poder y sexual y, sobre todo, contra la violencia de género. No podemos tolerar que la sociedad y los gobiernos no sean radicales de verdad con esta lacra. Y hay que seguir denunciando y reclamando igualdad salarial y de oportunidades, romper con el techo de cristal. Son intolerables declaraciones como las del presidente de Gobierno diciendo «no nos metamos en eso ahora» en una entrevista con Alsina. Esas actitudes son las que hay que denunciar cada día y no se pueden tolerar de ninguna manera. Además, tenemos que seguir haciéndonos visibles. Todas. Y si hablamos de nuestro sector muchísimo más. Hay que dar espacio a las directoras, las dramaturgas, las figurinistas, a las críticas de teatro… Acabar con el campo de nabos (Leticia Dolera sic). Si 2017 ha sido el año de las mujeres, ahora debería comenzar el año en el que mujeres y hombres exigimos juntos y en serio igualdad. Así que, el 8 de marzo es definitivamente un día para seguir pidiendo y denunciando, para unirnos más todavía y para ir a la huelga y salir a la calle.

 

 

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