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Tras una ruptura sentimental el reencuentro con la antigua pareja suele ser un momento complicado. Ha pasado el tiempo y nuestra vida ya no está en el mismo punto que cuando todo se rompió… ¿o sí? ¿a lo lejos vemos aún el espejismo del amor? Tuvimos que recomponer los pedazos de nuestra alma rota y aprender a vivir con los recuerdos. Unos recuerdos que se han desvirtuado tras tanto tiempo dando vueltas a lo que pasó. Y ahora llega el momento de volverse a ver. Dos seres que lo tuvieron todo y de los que ya no que nada de cuando fueron uno solo.
Sara García Pereda ha construido un relato complejo y libre, aunque lleno también de juegos, recovecos y pequeños engaños sobre el reencuentro de dos antiguos amantes, a los que dan vida Violeta Orgaz y Juan Caballero. La partida de ajedrez que acaba de comenzar entre ambos está dirigida por Pablo Canosales. Sergio Díaz
El reencuentro entre dos amantes cuya relación se vio interrumpida por un viaje, y la distancia que este supuso entre ambos, es la escena que abre y cierra esta pieza. Aire siempre de viaje, es el relato de una relación compleja y libre, aunque llena también de juegos, recovecos, y pequeños engaños; pero es, ante todo, una relación sin víctimas ni verdugos. Durante dicho reencuentro, los protagonistas Nadia y Fer remiten a su pasado en un juego de ‘flashbacks’ tanto de un pasado real como a otro muy distinto, sus hechos reconstruidos a través de las heridas de la distancia.
Este texto de Sara García Pereda es una ‘dramaturgia fragmentada’, cercana al lenguaje audiovisual, y es la investigación de su escritura en escena a partir de improvisaciones en ensayos el motivo principal del proyecto.
