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Nacho Redondo y los peligros de la verdad

Por Irene L. Navarro

 

El dramaturgo y director Nacho Redondo (autor de Una noche como aquella y Fin), nos lleva de la mano hasta la casa de Raúl donde se produce un reencuentro entre amigos. Un juego que pondrá a prueba la amistad y los límites de la sinceridad en nuestras relaciones. Una obra sobre la amistad que incorpora un concepto muy novedoso: Compra Escena. El espectador podrá comprar cualquier mobiliario de la escenografía, transformando la función cada día.

 

Estrenas nueva obra, A mesa puesta. ¿De qué nos hablas esta vez?

Es una obra sobre la amistad, la verdad, los miedos… El punto de partida es: ¿qué pasaría si dijéramos la verdad todo el rato? Los seres humanos, por norma general, nos caracterizamos por escurrir el bulto, por no sentarnos y decir lo que pensamos cara a cara. Lo que pensamos no es exactamente LA VERDAD, es una verdad a medias; es nuestra verdad, subjetiva, como todo lo que sale de uno. Y lo que plantea la obra es un temazo: ¿es bueno eso de decir siempre la verdad? Bueno, no sé. Yo tengo mi propia opinión, mi propia verdad.

 

Tras el éxito de Una noche como aquella, ¿qué esperas de esta nueva función?

El que espera desespera. Sinceramente no espero nada, sólo que los actores se lo pasen bien, que cada función sea un viaje a no se sabe dónde y que vivan el aquí y el ahora, que no paren de sorprenderse cada viernes. Y que el público viva ese viaje con ellos, no hay nada más reconfortante para alguien que escribe o dirige que el público empatice con los personajes, con lo que están viviendo, que salgan con preguntas en la cabeza del tipo ¿qué hubiera hecho yo en esa situación?

 

¿Dónde está el origen de esta historia?

A mesa puesta surge tras una llamada de Irene Carnero, una de las productoras y protagonistas de la obra, que me propuso una reunión con el resto de equipo. Me ofrecían la dramaturgia y dirección de la obra. Era la primera vez que, gracias a mi situación personal, podía aceptar una obra de “encargo”. Les escuché atentamente y les pregunté que como equipo de qué querían hablar. Tiempo después les presenté tres sinopsis con diferentes historias, eligieron esta… Luego escaletas, más tarde escenas dialogadas, y casi un año después llegó un texto con el que nos podíamos poner a ensayar y que, a día de hoy, seguiría metiéndole mano, pero soy consciente de que en algún momento tengo que parar, entender que la obra está viva y que ya son los actores sus dueños.

 

¿Es un retrato generacional?

No creo en los retratos generacionales, creo en lo que nos pasa a cada uno como individuo. Los conflictos y los temas centrales no dejan de ser los mismos de una generación a otra: el amor, el desamor, la soledad, la incertidumbre, la felicidad, la muerte… Otra cosa son los vehículos que utilizamos para contarlo. Puede que A mesa puesta utilice vehículos actuales para contar algo que nos pudiera haber afectado siglos atrás: el miedo a la verdad, la verdad de uno mismo y la verdad del que mira.

 

Últimamente asistimos a un repunte de funciones en las que la amistad y los miedos son líneas maestras. ¿A qué crees que se debe?

¡Claro! Es que hablar de los miedos reconforta, y más si son miedos ajenos. Ver el miedo en otras personas nos hace trivializarlos, que los nuestros no lo sean tanto. Y si además vemos cómo los personajes se desenvuelve ante ellos, los solucionan… mejor. Nos dan pistas.

 

Nacho Redondo y los peligros de la verdad en Madrid

 

A Mesa puesta cuenta con un elemento novedoso para el público. ¿Qué es esto de Compra Escena?

Fue idea de los productores. Se les ocurrió un mecanismo por el cual tú como público puedes comprar cualquier mobiliario de la escenografía si te gusta. Me lo propusieron y no voy a ser yo quien les diga que no, me pareció una idea innovadora, divertida y curiosa.

 

¿Cómo influye esta decisión a la escenografía?

La escenografía está extremadamente cuidada, por el hecho de estar a la venta. La escenógrafa, Laura Martí, de Nave 13 Interiorismo, ha cuidado cada uno de los detalles, tanto que yo me llevaría a casa cada una de las piezas que hay en escena. Lo único que temo es que alguien del público compre una de las piezas y haya que sustituirla con rapidez, de un día para otro. Aunque en el fondo deseo que pase para ver cómo lo solucionamos en tan poco tiempo.

 

Eres director y actor, ¿eres capaz de elegir entre ambos o son dos partes de un todo?

Me ha costado mucho tiempo y mucha “terapia”, con amigos y no tanto, amigarme con este combo. En este país, desde hace mucho, o eres actor o eres director. Yo mismo pensaba eso, de ahí mi complejo con ser un “dos en uno”. Hasta que he sentido, sinceramente y con honestidad, que una cosa complementa a la otra, y a día de hoy no entendería mi yo actor sin mi yo director y viceversa.

 

¿Cómo ves el momento actual del teatro independiente en España?

Terrible, en crisis perpetua. Aunque bien es cierto que vuelven a abrirse salas y que cada mes hay más oferta teatral, pero no se puede vivir de hacer una función a la semana. Mientras que las administraciones y sindicatos sigan metiendo en el mismo saco a compañías o productoras con subvenciones bienales que actúan frente a 400 personas 6 veces en semana, con compañías que actúan frente a 90 personas una vez a la semana… no hay salida ni solución posible. Y sinceramente creo que las hay, me fastidia que siempre salgamos perdiendo los mismos. Pero esto es otro tema y mucho más extenso. Otro día 😉

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