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Los límites del humor

“Estamos un poco hartos de que la gente imponga sus límites

a los demás coartando así la libertad de expresión”

 

Por David Hinarejos

Fotos: Mar Simó

 

La Bendita Compañía y El Terrat aterrizan en el Teatro Lara desde el 15 de enero al 27 de febrero con una comedia que invita al espectador a reflexionar sobre si deben existir límites para el humor. Entrevistamos a sus directores, Oriol Pérez y Serapi Soler, que también son autores del texto junto a Dani Amor y Cristian Valencia. La obra está protagonizada por Cristian Valencia, Dani Amor, Artur Busquets y Betsy Túrnez.

 

Muchos monologuistas y directores y autores de comedias ya empiezan a estar hartos de la preguntita sobre los límites del humor y vais vosotros y dirigís y escribís, junto a Dani Amor y Cristian Valencia, una obra sobre el tema. ¿Supongo que estáis preparados para el tipo de preguntas que conlleva?

Por supuesto. Con la obra queremos generar debate pero también responder a muchas de esas preguntas. Nuestra intención también es la de acercar el conflicto a todas esas personas que no se dedican al mundo de la comedia y que seguramente no tienen una opinión clara sobre los límites del humor.

 

Los límites del humor en Madrid
Los directores de la obra Oriol Pérez y Serapi Soler.

 

¿El texto viene a raíz de una experiencia personal o cercana de alguno de vosotros? Como vuestra obra, otras producciones de El Terrat albergan a cómicos que siempre se mueven en los llamados ‘límites del humor’. ¿También han sido referencia o fuente?

La obra no está basada en ninguna experiencia personal concreta pero los límites del humor están muy presentes en nuestras vidas. Para nosotros la comedia lo es todo, nos obsesiona hacer reír y eso implica estar todo el día reflexionando sobre ello. Estamos un poco hartos de que la gente imponga sus límites a los demás coartando así la libertad de expresión. Por eso y por un contexto en el que los cómicos están en el punto de mira por sus chistes, decidimos dar una respuesta en forma de obra de teatro.

 

¿La obra misma creéis que se mueve en esos ‘límites del humor’?

No del todo. Al principio sí que juega un poco con los límites pero poco a poco se va blanqueando. Es una obra sobre los límites del humor pero para todos los públicos. ‘La Gran Ofensa’ es una historia de amistad con los límites del humor como telón de fondo. Nuestra intención siempre ha sido la de hablar del tema de forma ligera y cercana, nunca sin perder comedia. Y además, así evitamos que la gente se vaya del teatro.

 

¿Al escribir o llevar a escena un texto cómico existe una ‘autocensura’, unos límites que cada uno tiene o debe tener?

Sí. Mientras escribíamos nos dábamos cuenta de que cada uno tenía sus propios límites, a cada uno le afectaban más unos temas que otros. Uno de los trabajos más complejos fue el de acercar posiciones entre nosotros, entre nuestros límites. También éramos conscientes de que para que el conflicto fuera fácil de entender siempre deberíamos trabajar con extremos, tanto en la posición de los cómicos como en la del ‘ofendidito’.

 

Los límites del humor en Madrid

 

¿Las innumerables denuncias contra humoristas y cómicos nos llevan a un escenario en que el derecho a la libertad de expresión quede demasiado acotado?

Absolutamente. Vivimos en una sociedad cada vez más egocéntrica e individualista en el que todos nos pensamos que somos en centro del mundo y que nuestras reglas son las de los demás. Con el humor pasa un poco eso, está bien que tengas tu opinión y tus límites pero no puedes imponerlo a al resto.

 

Estamos en un momento en que todo se politiza y polariza rápidamente y más con las redes sociales, ¿lo que está pasando respecto al humor también es resultado de esta dinámica?

Creemos que sí. Antes te ofendías y ya está. Ahora te ofendes, lo escribes en Twitter y todo coge mucha importancia. Todo el mundo tiene derecho a ofenderse, pero no se puede pretender censurar todo lo que te molesta. Si todo el mundo censurara el humor que le ofende a él, no quedaría humor.

 

El humor aparte de provocar la risa puede tener múltiples utilidades como la crítica, antídoto contra el drama, provocar la reflexión sobre ciertos temas… ¿El humor puede ser más efectivo que otros géneros u otros medios de comunicación?

Sí, el humor es una gran herramienta de comunicación. De hecho esa es nuestra intención con la obra, hablar de los límites del humor desde la comedia para hacerle llegar nuestra opinión al espectador de forma distendida. Muchas veces estos debates tienen un enfoque muy denso o extremo que no consigue acercar posiciones y solo genera más conflicto. Además, como bien dices, queremos reivindicar el humor como el mejor antídoto para el dolor. La mejor forma de superar las adversidades es con humor.

 

¿Uno de los problemas para la comedia actualmente es que no puede controlar a qué publico va a terminar llegando? ¿Los límites son más delgados cuando un cómico llega a tener una mayor repercusión o es popular que cuando su trabajo es más minoritario?

Aunque igual no lo parezca, sí que está bastante controlado. Si dependes de una gran cadena que llega a mucha gente no podrás decir según qué cosas. También depende de lo que se espere de ti. Si Ignatius o Jorge Ponce dicen algo ofensivo, no se les juzgará de la misma manera que a Dani Rovira o Leo Harlem, que hacen un humor más blanco y generalista.

 

Los límites del humor en Madrid

 

¿Qué significado tiene para vosotros el enorme éxito de programas como La Resistencia y de su presentador David Broncano que cruzan habitualmente las supuestas líneas rojas del humor? Por cierto, ¿que ‘colaboración especial’ han hecho en la obra sus guionistas?

Para nosotros es una victoria. A pesar de todo, la comedia ahora mismo está en un buen momento, cada vez hay más cómicos y sobretodo más cómicas que encuentran su espacio. En nuestro país tenemos la suerte de tener comedia de todo tipo y para todos los públicos. Nuestro protagonista Sergio, acude a Late Motiv de Andreu Buenafuente para hacer un monólogo por el cual acaban siendo denunciados. Ese monólogo es el motor de la obra así que decidimos acudir a los maestros de los límites del humor para que fuera lo mejor posible. Nosotros escribimos un primer borrador del monólogo y los guionistas de La Resistencia nos propusieron cambios y chistes que añadir. Era una de las partes más difíciles de la obra y estamos muy orgullosos del resultado. Las personas se pueden sentir ofendidos o atacados por el humor por múltiples motivos.

 

¿Cuáles pensáis que son los más habituales y cuáles abordáis en la obra?

Sobretodo nos sentimos atacados por el humor cuando nos toca de cerca. Si mi padre murió de cáncer me ofenderán los chistes sobre cáncer, si mi madre le falta un brazo me ofenderán los chistes de mancos, y así con todo. Con la obra intentamos que el espectador coja un poco de perspectiva y entienda que siempre habrá alguien que se sienta ofendido, que es imposible decidir sobre que temas podemos hacer broma y sobre que temas no. Es una decisión totalmente personal, cada uno establece sus propios límites.

 

La obra es una comedia, pero también esconde muchas preguntas y reflexiones. ¿Ante qué disyuntivas ponéis al espectador durante la obra?

Queremos hacer una reflexión sobre los límites del humor pero también sobre la situación que viven los cómicos en nuestro país. Existe la posibilidad de ir a la cárcel por haber hecho un tweet o por haber contado un chiste. Queremos que el espectador se cuestione si eso debería ser así. Además, también intentamos conseguir que los espectadores se rían de cosas que no se creían capaces, que pongan en duda sus límites del humor.

 

Vuestros dos protagonistas ofenden con sus chistes a una tercera persona. ¿Qué posición toman al respecto? ¿Se arrepienten viendo las consecuencias que puede tener?

Al crear los personajes queríamos representar a todas la sensibilidades. El que no tiene límites en el humor, el que tiene dudas y el ‘ofendidito’ que tiene sus límites. Uno de ellos se arrepiente y quiere pedir perdón para evitarse problemas, el otro prefiere ser fiel a sus principios antes que darle la razón al denunciante. De todos modos, al ser un tema complejo, durante toda la obra los mismos protagonistas tendrán sus propias dudas sobre su posición. ¿Cuál es la línea de defensa que les propone el cuarto personaje de la obra, su abogada? Teniendo en cuenta los antecedentes de otros cómicos en una situación parecida, la abogada cree que deben pedir perdón y mostrarse arrepentidos ante el juez.

 

¿Habéis recibido opiniones de cómicos sobre lo que plantea la obra y cómo lo hace?

A Buenafuente le gustó mucho, y con esa opinión tenemos suficiente.

 

En vuestro caso es el público el que os juzga cada noche, ¿qué juicios sobre la obra os han sorprendido más?

Escuchando la respuesta del público creemos que hemos conseguido poner al espectador en jaque para que tome una posición al respecto, sea cual sea. Cada día después de la función, a la salida puedes oír montones de espectadores debatiendo sobre el tema y eso es maravilloso. En el poco recorrido que llevamos ya hemos visto desde espectadores en silla de ruedas sin límites en el humor hasta parejas que se han acabado discutiendo por su divergencia de opiniones sobre el tema. Así que si hay debate, es que la obra esta viva.

 

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