Debido a los últimos cambios en los protocolos establecidos por la Comunidad de Madrid, las compañías y los teatros se están viendo obligados a improvisar sus ruedas de prensa y lo que hoy es una convocatoria presencial, al día siguiente es una presentación en streaming. Así ha sucedido con la presentación de la nueva temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a la que estábamos invitados y, finalmente, hemos tenido que asistir a través de las pantallas.

 

ENTRE LOS ORÍGENES Y LAS CONSECUENCIAS DEL SIGLO DE ORO

 

Por José Antonio Alba

 

La llegada de Lluís Homar a la dirección de la CNTC viene con aires de cambio, como hemos podido ver a través de la retransmisión, que ha comenzado mostrándonos el vestíbulo del Teatro de la Comedia completamente remodelado, una imagen con lo que podemos interpretar una clara intención por parte de su director, recientemente galardonado con el Max a mejor intérprete masculino, de abrir puertas y ventanas para airear, en todos los sentidos, su nueva “casa”. Con serenidad, sin aspavientos, apoyándose en su equipo, al que ha tenido presente en todo momento “Tenemos que ser claros con esto” decía “el reto es demasiado grande para hacérselo uno solo”, ha querido mostrar una imagen renovada de la compañía, dándole aires “entre lo clásico y lo contemporáneo” y con un claro mensaje en defensa del Siglo de Oro, llegando a declarar que más que un bien cultural “tiene que ser una cuestión de estado” para añadir que “Es poner en valor algo que solo nosotros tenemos. Es un orgullo, pero también un deber darlo a conocer”. Unas palabras que, después de echar un vistazo a la programación, van a producir revuelo entre los puristas.

Serán 12 títulos los que compondrán la nueva temporada, los tres primeros serán títulos recuperados tras las suspensiones por la COVID-19, permitiéndonos ver El vergonzoso en Palacio, el Tirso dirigido por Natalia Menéndez; la versión firmada por Carolina África del Sueño de una noche de verano como último trabajo de la 5ª promoción de La Joven del CNTC; y El enfermo imaginario que tenía preparado Josep María Flotats.

Pero a partir de ese momento el viaje propuesto por Homar, y su equipo, nos lanzará a explorar los orígenes y las consecuencias del teatro del Siglo de Oro, que irá desde los clásicos grecolatinos con Las Troyanas de Séneca, “Ese drama que no cesa”, debut en la dirección de Adriana Ozores, hasta llegar al siglo XVIII con La comedia de las maravillas, una recopilación de textos de Ramón de la Cruz entretejidos por Lluïsa Cunillé, a los que Homar, encargado de la dirección, le ha querido aportar aromas zarzueleros “En lugar de recurrir a la música del momento, nos hemos ido a Chueca. La zarzuela es hija de este tipo de teatro”, decía el director sobre este espectáculo que debía haber inaugurado la edición de este año del Festival de Almagro.

Por supuesto en la casa del Siglo de Oro no faltarán ni Calderón ni Lope; el primero vendrá con El príncipe constante, texto por excelencia, calificado por un emocionado Homar como “Inconmensurable” que añadía orgulloso“Es algo de nuestro patrimonio que ha sido constituyente del imaginario europeo”; el segundo llegará con Castelvines y Monteses, coproducción de la CNTC junto a Barco Pirata, dirigida por Sergio Peris-Mencheta, que cuenta “otra” versión, esta vez en clave de comedia, sobre la historia de Romeo y Julieta nunca antes representada en el Teatro de la Comedia.

Esta temporada, dentro de ese ánimo por encontrar diálogos entre lo clásico y lo contemporáneo, se ha tendido la mano a dramaturgos como Alberto Conejero o Sergio Blanco, invitados a explorar y crear textos propios, inspirándose de manera libre en los clásicos. Así, el jienense, presentará Primavera Fugitiva, a propósito de El príncipe constante, contando con Susi Sánchez y José Troncoso; y Divina Invención o la celebración del amor en la que el autor franco-uruguayo utilizará la pintura universal para llevarnos de nuevo al terreno de la autoficción, firma de la casa.

Lluís Homar presenta su primera temporada al frente de la CNTC en Madrid

La compañía invitada de este año será The Llanarth Group bajo la dirección de Kaite O’Reilly y Phillip Zarrilli que nos traerá su particular versión de Ricardo III, Richard III Redux, una versión interpretada por la actriz Sara Beer, enferma de esclerosis, la misma con la que Shakespeare retrató a este personaje, adaptación que llega con el propósito de ofrecer un mensaje de inclusión sobre los escenarios.

La música y la danza tendrán un protagonismo espacial gracias a la colaboración entre la CNTC y la CND con Fandangos y Tonadillas, donde el protagonismo lo tendrán las composiciones de autores como Domenico Scarlatti, el Padre Soler, Luigi Boccherini o Blas de Laserna en un intento por hermanar las distintas unidades englobadas dentro del INAEM, teatro, danza y música.

Este año echaremos en falta las giras, que escasearán debido a la situación actual, y la presencia de una nueva promoción de La Joven Compañía, en su lugar se ha querido recuperar a aquellos actores y actrices que formaron parte de anteriores promociones para realizar una “repesca”, ofreciéndoles una nueva oportunidad participando en las producciones de la compañía, ya como artistas plenamente profesionales.

Las novedades de la temporada se completarán con la publicación de los textos representados, pudiéndose adquirir en el propio teatro; un nuevo diseño gráfico, exposiciones en el vestíbulo reformado, además de programas de mano más completos y un claro sentido didáctico para lograr captar la atención de nuevos públicos con propuestas como Arte nuevo de hacer teatro para los jóvenes de nuestro tiempo, propuesta de Mariano Estudillo, con la que se recorrerán los centros escolares.

Homar cerraba la presentación con una frase “Sigo estando aquí para aprender” que remataba añadiendo que “El director en esta etapa es un actor”, excusa para para lanzar un mensaje a sus compañeros y compañeras de profesión “Tenemos que estar en un escenario como personas no como buenos actores o actrices. Tenemos que ser ciudadanos en un escenario. Tomemos conciencia y, desde allí, sumar y añadir. Hay que arremangarse. Quizá haya que remirarse y ver qué sucede alrededor”. El guante está lanzado, tanto a artistas como a público.