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‘Las cosas extraordinarias’ de Pau Roca

Por Sergio Díaz

 

Si a alguien le debemos poder disfrutar de Las cosas extraordinarias es a Pau Roca. Él, junto a los miembros de su productora, Sixto Paz, nos ofrecen esta propuesta escénica sobre el texto original del dramaturgo británico Duncan Macmillan. Pau Roca es el director del montaje, ha protagonizado la obra en Barcelona y ahora sustituye a Brays Efe (quien ha estado defendiéndola durante varios meses) en las nuevas funciones que tienen lugar -con gran éxito- en el Teatro Lara. Es una propuesta original, diferente y luminosa que nos invita a reflexionar sobre cómo abordar los problemas que nos suceden en la vida.

 

¿Cómo llegas al texto de Duncan MacMillan?

Mi productora Sixto Paz fue fundada hace 7 años, en los cuales hemos producido 12 espectáculos. El tercero fue Pulmons, del mismo autor que Las cosas extraordinarias, Duncan Macmillan. A partir de ese primer contacto, leímos gran parte de su obra hasta llegar a este texto.

 

Brays Efe nos dijo que este texto le hacía sentir menos solo, que sentía que la obra le hablaba directamente a él… ¿Qué sentiste tú al leerlo?

Yo sentí algo parecido íntimamente. Pero por otro lado, no pude evitar fijarme en los detalles de dramaturgia que hacen de este texto algo realmente único.

 

¿Y cómo se te ocurre la puesta en escena? Porque es una obra sin apenas escenografía, pero en la que todos los elementos que la forman: luces, música… empastan a la perfección y ayudan enormemente al desarrollo.

Es de los textos más dirigidos a través de la escritura que yo haya leído. El 70% de la puesta en escena está propuesta por el mismo autor y es bastante infalible además. El trabajo del director se centra pues, más en el tono que en la forma.

 

Tú las ha protagonizado ya en Barcelona, luego has dirigido a Brays en Madrid, has protagonizado también algunas de las funciones en el Lara y ahora coges el relevo y te pones al frente de todas las funciones de Madrid… ¿Te ha sabido a poco tu experiencia con el público de Madrid?

Tan sólo llevo unas 8 o 9 funciones en la capital. ¡Por supuesto que quiero más!

 

Brays y tú sois personas distintas. Aunque estéis trabajando sobre el mismo texto, ¿Qué matices diferentes podemos apreciar en las obras que ha protagonizado él y en las que lo haces tú?

Precisamente acabo de dirigir a Leticia Dolera para el mismo texto ya que me sustituye dos semanas en el Capitol de Barcelona. Las diferencias son las sensibilidades de cada uno, la experiencia personal de cada persona. Pero todos contamos lo mismo y partimos de la misma vulnerabilidad y vitalismo.

 

Sí, Leticia Dolera es la protagonista de la obra en Barcelona. Habéis elegido bien a quién pasar el testigo ¿no?

Sin duda sopesamos muy mucho a quien ofrecerle este salto mortal. Y ella lo ha asumido con todo su ser, talento, humor, profesionalidad.

 

La sala pequeña del Teatro Lara parece un espacio ideal para la representación de la obra. ¿Funciona igual de bien en otros espacios más grandes?

La verdad es que igual no es, pero sí funciona en cualquier espacio. La he llegado a hacer a la italiana para 400 personas en un escenario de 20 metros, como también para 30 en un círculo íntimo, en Colombia.

 

Habéis llevado la obra a Barcelona, Madrid, Bilbao…. Al ser un montaje en el que el público tiene que interaccionar. ¿Habéis notado diferencias en las ciudades donde se representa por el público que va? ¿O ya de por sí es diferente cada función?

Sobre todo lo noté mucho en Colombia donde la gente está relacionada con el psicodrama (que ayuda a solucionar problemas a través del teatro) e interactúan con mucha naturalidad e imaginación.

 

¿El éxito de este montaje es tratar temas tan duros como trata de una manera diferente a como se hace habitualmente?

Supongo que sí. Eso y encontrar un dispositivo muy genuino, y un sentido del humor y dominio del medio muy particulares.

 

En la obra habláis del efecto Werther, algo que se ha seguido a rajatabla durante mucho tiempo. Pero últimamente se están levantado voces que opinan que hay que hablar sobre el suicidio, que es un tema que hay que tratar como cualquier otro. ¿Tú qué opinas?

Supongo que el hecho de que lleve más de un año y más de 100 funciones hablando de ello, responde a tu pregunta.

 

¿En las crisis personales es donde mejor somos capaces de conocernos y crecer como personas?

Con toda seguridad. Conocernos a nosotros y a los otros.

 

La propuesta comienza explicando cómo fue el momento en el que el padre del protagonista fue a recogerle del colegio cuando solamente tenía siete años, porque su madre estaba hospitalizada después de hacer ‘una estupidez’. ¿Piensas que el suicidio es una ‘estupidez’?

Nunca me atrevería a decir semejante barbaridad. Es una opción totalmente válida y respetable. Incluso admirable dependiendo desde el prisma en el que uno lo quiera ver. Yo, ahora mismo, prefiero no hacerlo. Prefiero responder tus preguntas, por ejemplo.

 

Al salir de ver la obra te sientes como más humano. Se genera una comunión muy especial con todos los que han compartido contigo ese momento teatral. ¿Cómo te sientes tú? Porque hacerlo cada día debe ser un chute de humanidad brutal. Aunque estés actuando, ¿sientes que te has vuelto más luminoso?

He aprendido (y sigo) tanto en esta obra… más luminoso no lo sé, pero he aceptado más las imperfecciones, las funciones menos redondas que pueden ser mágicas, he adorado al ser humano mucho más que lo he odiado, y me conmueve mucho generar esta catarsis en comunidad tan bonita. Siempre siento que cuando terminamos los 70 minutos de función, los 150 espectadores que hemos estado hermanados, parece como su hubiéramos pasado una VIDA juntos. De algún modo nos conocemos.

 

¿Cuáles son las cosas extraordinarias para Pau Roca?

Mis tres hijos: Ian, Sixto Paz produccions y Lluritu, y las familias que cada una de esas ramas desprende. Son mi casa.

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