La Comunidad de Madrid sale al paso de la presión del sector cultural con la Línea COVID-19 Liquidez Cultural, su medida más contundente desde que se decretó el Estado de Alarma.

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

 

“Uno pide ayudas cuando tiene problemas, pero aquí el problema lo tenemos todos, por lo que exigimos medidas de co-responsabilidad. Es una situación excepcional que requiere incluso modificar el lenguaje”. Esto lo dice Emilio del Valle, uno de los miembros de la junta directiva de ARTEMAD (Asociación de Empresas Productoras de Artes Escénicas de la Comunidad de Madrid). Irene Poveda, de MADPAC (Asociación de Profesionales, Artistas y Creadores de Circo de Madrid), lo formula de una forma más poética: “Ahora mismo la institución y el sector somos como una pareja acrobática, un portor y un ágil. El sector somos el ágil y la institución es el portor, nos tiene que recoger, y para saber cómo recogernos nos tiene que conocer, es lo básico, tenemos que trabajar juntos y establecer una relación de confianza, porque si no, no me voy a dejar en sus manos así como así”.

 

ARTEMAD Y MADPAC son dos de las cinco asociaciones que conforman la Mesa Sectorial de Artes Escénicas de la Comunidad de Madrid. Las otras tres son APTEM (Asociación de Productores y Teatros de Madrid), EMPRENDO DANZA (Asociación de Compañías de Danza de Madrid) y MACOMAD (Coordinadora Madrileña de Salas Alternativas). Estos y otros colectivos profesionales, también vinculados al medio audiovisual y cinematográfico, además de la oposición en la Asamblea de Madrid, venían denunciando en los últimos días la tibieza de las primeras medidas y la inacción posterior por parte de la Consejería de Cultura ante la grave situación que padecemos, siendo la autonomía la principal garante por tener transferidas las competencias culturales. Tras varias reuniones, mantenidas desde finales del mes de marzo, y la entrega de informes de impacto económico y medidas de urgencia, decidieron lanzar un grito público de auxilio.

 

El lunes 20 de abril se empezó a divulgar el Comunicado firmado por nueve asociaciones culturales madrileñas dirigido expresamente a Marta Rivera de la Cruz, Consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid (se puede leer aquí), una carta abierta que refleja la desesperación del sector pero que, ante todo, quería ser proactiva y tendía la mano a la institución: “su Consejería puede y debe liderar el apoyo a la Cultura en la Comunidad de Madrid, convirtiéndose en el modelo a seguir por el resto de las comunidades autónomas. Juntos, saldremos adelante de esta enorme crisis que estamos padeciendo”. Marta Rivera hizo acuse de recibo pocas horas después. Consultada por esta revista, nos dijo: “respeto profundamente todo lo que se haga, pero esta carta la envía parte del sector, no todo el sector. Nos hemos reunido con ellos varias veces, hemos mantenido un contacto constante, les hemos dicho que estamos trabajando en varias cosas, pero esto es la administración. Desde el primer momento se ha dicho que estábamos trabajando porque es así, estábamos trabajando, buscando la forma de hacer las cosas y el dinero para ejecutarlas. No voy a hablar de nada hasta que no lo tenga atado, no puedo prometer un dinero si no sé si lo tengo. Estoy tranquila en ese sentido porque nadie puede decirme que los hemos engañado”.

 

El miércoles 22 de abril, la Consejería de Cultura anunciaba que se iban a destinar 1,6 millones de euros en ayudas al sector audiovisual. Al día siguiente se anunciaba el incremento de 1,15 millones de euros para comprar en librerías madrileñas libros para las Bibliotecas Públicas de la región. Finalmente, el 24 de abril se lanza la Línea COVID-19 Liquidez Cultural con el que se habilitan avales para financiar hasta 40 millones de euros a los sectores escénico y audiovisual. Es, sin duda, la medida más contundente que ha lanzado hasta ahora la Consejería. Lo más interesante de la medida, según indica la propia Marta Rivera de la Cruz, es que se plantea con una carencia de hasta 18 meses y los créditos se pueden devolver hasta en 4 años. El mínimo que puede pedirse son 20.000 euros y el máximo 100.000. Para Jazmín Beirak, portavoz de Cultura de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, “es algo que propusimos al inicio de la crisis, hemos estado en diálogo permanente con las consejerías de Cultura y Economía para intentar aliviar un poco la situación del sector, por lo que nos parece una buena noticia. No resuelve todas las situaciones pero sí es un apoyo real. Ha llegado tarde, después de haber generado mucha desesperanza en el sector, y no era necesario, pero bienvenidas las rectificaciones y soluciones”.

 

ENDEUDARSE O MORIR

La de los avales es una medida que la Mesa Sectorial madrileña y otros agentes del sector audiovisual habían solicitado en reuniones mantenidas con la Consejería desde finales de marzo. En algunos casos, la medida alivia y da esperanzas. Mario Madueño, de AMA (Asociación Madrileña Audiovisual) señala que “no puede alegrarnos más ver que la Comunidad de Madrid recoge las peticiones que venimos haciendo en las últimas semanas y que se ha puesto en marcha. CREA SGR (entidad sin ánimo de lucro a través de la que se materializarán los avales) es una estructura financiera pensada y diseñada para el sector cultural, lo cual facilitará enormemente la liquidez y los créditos”.

 

En lo que a las artes escénicas se refiere, se acoge la medida con algo más de cautela. Para Álvaro Moreno, de MACOMAD, “estas líneas de avales nos van a permitir mantenernos vivas mientras llegan las ayudas directas. A los créditos ICO no podíamos optar por tener impuesto de sociedades negativo y ahora si entras en impagos la SGR te cubre. Es una línea de financiación similar a la que lanzó Cataluña hace dos semanas. De todas formas, habrá que leer la letra pequeña y luego es una medida que incide especialmente en el valor social de generar puestos de trabajo y no en el valor artístico de la renovación escénica. Ese discurso se nos queda un poco alejado del tercer sector”.

 

En el caso de la danza y el circo, la cuestión de los avales se mira con mayor desconfianza. “En el mundo del circo las estructuras son muy pequeñas”, comenta Irene Poveda, “no conozco a nadie que pueda pensar en acogerse a un aval, quizás una o dos compañías o productoras grandes. La mayoría vivimos en una enorme precariedad y pensar en avales no está en nuestras posibilidades. Si hay gente que pueda acogerse a esta medida nos alegra, pero a nosotros nadie nos asegura que dentro de 3 años podamos existir. Los avales de primeras no nos solucionan nada a nosotros, pero bueno, es un avance”. Tampoco Gonzalo Díaz, de EMPRENDO DANZA, ve una solución en esta propuesta de la Consejería de Cultura: “en el mundo de la danza ya hay muchas compañías que están endeudadas y no pueden endeudarse más, pero a parte de eso es que no tenemos previsión alguna de que, cuando esto acabe, vayamos a ingresar el doble, y si no ingresamos todo lo que hemos perdido, cómo vamos a pagar créditos asumidos ahora. Ojalá tengamos el doble de funciones cuando se recupere la actividad, pero mucho me temo que tendremos incluso menos de las que tendríamos en situación normal. Lo que necesitamos ahora es una inyección de dinero a fondo perdido”.

 

Hasta ahora, la única medida en este sentido –dinero directo- lanzada por la Comunidad de Madrid fue el plan anunciado el 2 de abril, que prevé un estímulo en forma de patrocinios de 2 millones de euros para espacios de exhibición de artes escénicas y de música. No parece haberse entendido muy bien esta medida, o no se juzga útil de momento por parte del sector, porque todas las personas consultadas para este reportaje se preguntan por qué no se ha ejecutado esta medida todavía. Marta Rivera responde: “ese dinero es para patrocinios cuando se reabran las salas, no se va a ejecutar hasta entonces”. En un informe que la Mesa Sectorial hizo llegar a la consejera, señalan que esta medida es insuficiente: “sólo en espacios de exhibición de Artes Escénicas, la Comunidad de Madrid cuenta con más de 100. Si añadimos las salas de música en vivo sobrepasamos los 200 espacios. Eso implica una media aritmética burda de menos de 10.000€ por espacio para pagar todos los gastos derivados de la existencia de esos espacios sin programación (…) Fuera quedan las 1200 compañías de Teatro, Danza y Circo en la Comunidad que están pendientes de medidas ajustadas a sus necesidades”.

 

Desde la oposición, Jazmín Beirak no entiende cómo es posible que, frente a los 31 millones dispuestos en ayudas por la Generalitat de Catalunya para su sector cultural, Madrid, con el 55% del movimiento escénico español, sólo pueda aportar estos 2 millones. “El País Vasco, Navarra y hasta Canarias superan esa cifra con sus medidas de urgencia. Hasta ahora hemos estado mirando sobre todo al Ministerio de Cultura y tiene sentido, hay que interpelar al Ministerio pero no hay que dejar de interpelar a las autonomías, que tienen las máximas competencias en cultura, por eso la carta que el sector ha hecho pública es tan útil”.

 

La consejera Marta Rivera se excusa en las dificultades burocráticas y en los férreos controles presupuestarios a los que están sometidos. Lo ejemplifica a raíz de otra de las medidas sugeridas por la Mesa Sectorial, la del pago de cachés a las compañías ya contratadas por la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid que no han podido llevar a cabo sus representaciones. La Consejería ha prometido hacerse cargo de un 95% del caché en compañías de danza y circo (15% más que lo habitual) y un 80% en compañías de teatro y grupos musicales (un 20% más). Pero la contratación de los espectáculos dependen de los Ayuntamientos y el compromiso de reprogramar lo que quedó suspendido no es firme por su parte, nada obliga a los Ayuntamientos a reubicar fechas. Emilio del Valle, de ARTEMAD, explica que si finalmente “no se reubican las fechas ya no computará como un gasto para la Comunidad, sino que será un ahorro. Desde el sector proponemos que ese dinero ya presupuestado vaya a las compañías. No queremos el 100% de un caché, hablamos del porcentaje real de gasto. No necesito que me pagues el beneficio industrial hipotético que pueda tener esa función, pero ese dinero puede servir para sostener la estructura y pagar a los profesionales durante este periodo en el que se me ha prohibido trabajar debido a una situación que nos sobrepasa a todos”. Marta Rivera promete ese aumento de porcentajes “para hacerlo más atractivo y que los Ayuntamientos se animen a reprogramar”, pero frente a la demanda de cobrar lo que no se termine reprogramando, explica: “la intervención lo va a echar para atrás, aunque yo diga: venga, lo pagamos, damos ese dinero por perdido… no, no se puede, no todo lo que nos gustaría hacer y sería útil, se puede hacer dentro de la administración. Es extraordinariamente restrictiva”.

 

UN FUTURO INCIERTO

Si me permiten una reflexión personal, y un tanto ingenua, me parece que en momentos como este la administración debería quitarse el velo de ente inaccesible y opaco y mostrar que tras sus restrictivos mecanismos hay personas con capacidad de decisión y acción que están sufriendo, como el resto de españoles y españolas, la peor crisis de la Historia reciente. Pero este es otro tema. A corto plazo, el sector escénico madrileño, como el resto de sectores y como el resto de la población, necesita certezas difíciles de vislumbrar. La Consejería de Cultura está, según nos cuenta su titular, trabajando para que se puedan realizar espectáculos al aire libre en verano y con la esperanza de que su gran festival, el Festival de Otoño, pueda celebrarse, en esta ocasión convirtiéndolo en un festival de proximidad, recolocando los trabajos de las compañías madrileñas que se han visto afectadas. Y entre tanto, a la espera de las instrucciones del Ministerio de Sanidad para saber cuándo y en qué condiciones se podrán reabrir los teatros, los cines o las salas de conciertos.

 

“Necesitamos empezar de cero, es nuestra posición desde MACOMAD”, dice Álvaro Moreno. “Ya sabemos lo que queremos todos, hemos sido duros, sí, pero es que la consejera cobra todos los meses y nosotros desde el 14 de marzo no tenemos ingresos”. Desde MADPAC, Irene Poveda recuerda que en el final del comunicado que enviaron a la consejera hay un mensaje de esperanza: “vamos todas a una, vamos a hacerlo, es la única opción posible ahora, estar juntas, no vale pedir cabezas, no es inteligente, no sirve de nada, lo que hay que hacer es ponerse a trabajar”.

 

El futuro también pasa por mirar al pasado. “Cuando todo esto se empiece a recuperar –concluye Emilio del Valle- tenemos que pensar muy seriamente en lo que habíamos construido hasta este momento para que llegados a una situación límite se haya demostrado la deficiencia absoluta del sistema, un sistema ausente que se ha dejado ir en una inercia destructiva. Se han venido repitiendo esquemas nocivos y cualquier tipo de modificación propuesta por el sector siempre ha sido vista como una agresión, como algo difícil de conseguir. Y luego asistimos boquiabiertos en los festivales de otoño, aquí o en Cataluña, a esas producciones foráneas ejemplares. Pero es algo que va mucho más allá del talento hipotético de los creadores y las creadoras. Tiene que ver con la existencia de una infraestructura que se pone al servicio de esos creadores y creadoras”. No lo olvidemos. Hagamos todo lo posible por no volver a aquella “normalidad” anterior, porque, también aquí, la normalidad era el problema.