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Homenaje teatral a las Hermanas Mirabal

“Necesitaba visibilizar la historia de Las Mirabal como espejo de lo que aun sigue pasando”

 

Hablamos con Mar Amado, una polifacética creadora que es la autora de Mariposas en el aire, una obra sobre las Hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, tres mujeres que se opusieron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y fueron asesinadas por ello en 1960.

En honor a estas valientes mujeres cada 25 de Noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La obra, protagonizada por Elena Mohedano, Daniel Reyes y la propia Mar Amado podrá verse en la Sala Tarambana los días 3 y 10 de junio.

 

Homenaje a las Hermanas Mirabal

 

Por Sergio Díaz

 

¿Quién es Mar Amado y cuándo nace tu pasión por las Artes Escénicas?

Soy una mujer curiosa, adicta a la intensidad y con muchas ganas de aprender. Me gusta poner a Sherezade en mi árbol genealógico porque así es como era ella, o más bien ellas, porque la leyenda se crea a partir de muchas mujeres reales. Me enamoré del teatro desde mis juegos de pequeña, de los cuentos que nos contaba mi madre, de la literatura, esas ganas de vivir muchas vidas a través de la ventanita de los libros… Semillas que se juntaron con todo lo que aprendía cuando me decidí a empezar a estudiar, mis aprendizajes decisivos fueron en mi tierra, cuando el teatro de grupo, la tribu, bullía en la estela de Grotowsky y la situación política era tremendamente difícil. A través de la escena pude (y puedo) llegar a lugares que no hubiera visto de otra manera, lugares emocionales y físicos en los que el ritual del teatro atravesaba y era atravesado por todo. Entonces supe que eso era lo mío. Intensidad, tribu, compromiso y ritual.

 

 

Has escrito libros, eres dramaturga, directora, actriz… ¿Por propia inquietud o porque para salir adelante hay que ser multitarea?

Creo que por lo mismo que te contaba antes, esto es, por inquietud, curiosidad, impaciencia. Si no existe, lo sueño y si lo sueño intento crearlo. Dicho así suena muy claro y romántico y no es tan sencillo.

Siempre me ha gustado escribir, pero en el teatro, lo mío era la interpretación. Lo demás ha ido creciendo alrededor. Y sí, en las artes escénicas hay que hacer de todo para salir adelante, para llevar adelante proyectos, inquietudes y necesidades. Para indagar en las propias fuerzas, para conocerte, para contar cosas que no ves o de las que quieres averiguar algo.

Claro que el teatro y la mirada abierta al mundo, no entiendo un teatro neutral. Siempre pensé que para mí el teatro es una especie de plataforma de diálogo con el mundo, de ida y vuelta. Por eso creo profundamente en el teatro social, el teatro aplicado…y he acabado escribiendo sobre teatro documental* mientras sigo aprendiendo.

 

También eres narradora oral, donde he podido ver que tienes un enorme prestigio… ¿Sigues trabajando en esa faceta?

Es lo que más he hecho, me ha dado tablas, me ha dado carretera y manta y lecciones de humildad a cada rato. También me ha enseñado a dejar que las cosas ocurran y me sorprendan. Cuando cuentas una historia en los ojos del público pasan cosas que te mueven, que cambian tu forma de contarla y la propia historia, nunca es la misma. Y si bien, ocurre con una función de teatro, es en la narración donde yo lo he visto más claro.

 

En un sector que sufre cualquier tipo de crisis, ¿te ha costado mucho abrirte camino en este mundo de las Artes Escénicas?

Siento que estoy en ello. Formo parte de la gran familia de obreras del teatro. Es una carrera de fondo, de pico y pala, pero como dicen en mi tierra, un oficio en el que “se sufre, pero se goza”, si no lo gozas no tiene sentido. Es difícil, es largo, paradójicamente es las más de las veces invisible, pero nos merece la pena. Es nuestra voz, la búsqueda constante de nuestra voz. Puede ser un balbuceo o un aria, pero es nuestra voz (cuerpo, sueño, realidad, emoción) sea la obra tuya o de otra persona. Y como en todo oficio amado, cuanto más aprendes, más te pides y más lo gozas.

 

He leído que eres “adicta al brillo de la escucha en los ojos del público”. Imagino que como narradora es cuando más puedes ser consciente de lo que provocas. ¿Cómo es esa sensación? Tiene que ser algo mágico, ¿no?

 Absolutamente mágico. A veces dan ganas de detener ese instante para metértelo en el bolso y sacarlo como rescate cuando lo necesites. El público es ‘muy suyo’, como en todas las artes escénicas, pero cuando se entrega de esa forma en la que parece que todas respiramos con el mismo pulmón, es para temblar.

 

Eres la autora de Mariposas en al aire. Hay dos fechas claves en el movimiento feminista, el 8 de marzo y el 25 de noviembre. Lo que es menos conocido es el por qué se han elegido precisamente esos días. En el caso de tu obra la fecha de noviembre. ¿Es por esa razón por la que decidiste llevarla a cabo?

La obra surgió de que esa historia se quedó a vivir en mí cuando la conocí. Sabía que quería hacer algo con ella. Y mucho tiempo después hablando con otras mujeres de teatro me di con la sorpresa de que la mayoría no sabía quiénes eran las hermanas Mirabal, cuyo asesinato motivó el establecimiento del 25N como el Día Internacional contra la Violencia machista. En ese momento quise contarla, podía haber sido un espectáculo de narración, pero me salió una obra muy cortita primero, trabajando en colaboración con Elena Gómez Trigo, una estupenda música y cantante.

Fue para un 25N en el Teatro de La Puerta Estrecha (tristemente ya cerrado), poco a poco la hicimos crecer, nosotras dos y otras personas conmigo más adelante. Y sí es una obra que habla de la violencia hacia las mujeres en todos los aspectos de la vida y de cómo las mujeres se desenvuelven en ella, en muy clara desventaja. Necesitaba visibilizar su historia como parte de la genealogía femenina y como espejo de todo lo que aún sigue pasando.

 

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Mar Amado

 

Muchas mujeres han sido tristemente asesinadas a lo largo de la historia. ¿Por qué el caso de las Hermanas Mirabal se ha convertido en un referente?

Porque es en honor a ellas que se declara el Día contra la Violencia de género en el Primer Congreso Feminista de Latinoamérica y el Caribe, en 1981. El congreso denunció la violencia de género como una realidad sistemática, incluyendo la tortura sexual y la violencia de estado. Pero además porque eran mujeres con una vida muy ‘normal’ para su época y que sin embargo precipitaron la caída de una tiranía (la dictadura del sanguinario Rafael Leónidas Trujillo Molina). En 1999 la ONU internacionalizó el 25N.

Y sí es precisamente por eso primero que dices, que quise visibilizarlas, porque no son solamente ellas, y las violencias machistas tienen muchas caras o máscaras, incluida la que mira para otro lado.

 

Pero la obra no es una biografía de las tres hermanas. Háblanos un poco de cómo has elaborado la dramaturgia…

Quise a través de ellas, hablar de todas, de las que ya no pueden hablar, de las silenciadas de las que callan. Intenté identificar qué podía ser ficción y qué realidad de lo que se cuenta sobre ellas, y trabajé con ambas. Investigué sobre la dictadura trujillista y la faceta de depredador sexual del ‘Chivo’ Trujillo. Hice entrevistas a personas dominicanas para ver qué me contaban de lo que les habían contado en casa, en el colegio… Me ayudó mucho ver y leer a Dedé Mirabal, una mujer poderosa y la única hermana que sobrevivió. E imaginé una entrevista imposible.

Por otro lado, ha sido un proceso muy abierto, cada actriz y actor, cada colaborador y colaboradora que han pasado por la obra y por supuesto mi compañera en dirección, Beatriz Santiago, han dejado su huella. Es una sorpresa que no me esperaba y que enriquece mucho la obra.

 

¿Es más fácil entender las cosas si los referentes son cercanos? ¿Por eso trasladas momentos de la obra a nuestro país?

Fue una de mis primeras imágenes de la obra, a partir de ahí fue expandiéndose. Minerva hablando en primera persona sobre su historia, buscando oídos que la escuchen y acusen recibo y ver qué podía ocurrir en ese contexto. Las ondas de la radio abarcando mundos imposibles. Siempre me ha cautivado la radio. Ese juego de espejos me resultó interesante histórica y teatralmente y es fundamental en la España de la época. Y en el mundo.

 

¿Qué respuesta obtienes del público cuando representas la obra? ¿Sientes que sigue siendo necesaria?

La respuesta es muy buena, hay mucha emoción y también sorpresa por estas mujeres que aún son desconocidas para muchas personas. Sí que la siento necesaria, es parte de nuestra historia, y son un referente positivo de resistencia, de coherencia y de alegría. Al igual que es necesario visibilizar a otras mujeres y sus luchas, su camino hacia la libertad y la igualdad.

Además de todo esto, es una obra que está viva, y va cambiando cada vez, aunque lo esencial quede. Eso es muy interesante para nosotras.

 

Y han pasado 60 años desde los hechos que se cuentan en la obra. Estamos avanzando como sociedad gracias al empuje de las mujeres, pero aún queda mucho por hacer. ¿Llegaremos a ver una verdadera igualdad? ¿Llegará un momento en el que una mujer no tema por su vida o por sus derechos?

Creo que aún queda un largo camino. Se ha avanzado mucho en algunas sociedades, pero nunca es suficiente porque parece que estamos siempre al borde del abismo, ‘molestando’ y las amenazas están siempre acechando para destejer lo conseguido y hoy son más que amenazas. Ahora mismo asistimos a todo un aparataje de desprestigio y criminalización hasta por la pandemia; se abandonan cuando no se atacan los espacios de igualdad, los logros y derechos ya conseguidos… y volvemos a escuchar declaraciones de reivindicación del machismo en cualquier telediario. Hasta que no se entienda que es una lucha contra un sistema que oprime a hombres y mujeres, y que favorece la discriminación del 50% de la humanidad, la igualdad seguirá quedando ‘un poco más allá’. Esto por hablar solo de España.

 

Tú eres de Perú. Las mariposas están volando por todo el planeta y las mujeres sufren en cualquier lugar, pero en el continente americano sigue habiendo zonas muy complicadas para la mujer, como bien comentabas. ¿Están las mujeres Latinoamericanas batiendo sus alas aún más fuertes tras haber sufrido tanto?

Hace mucho tiempo ya. Y aunque de manera desigual, la fuerza, la resistencia y la conciencia comunitaria han primado en ese batir de alas, siempre defendiendo la alegría y los cuidados mutuos. Sin embargo, en Latinoamérica como en España, están peligrando los logros y derechos alcanzados por el avance de la ultraderecha que ve al feminismo como un peligro, lo sataniza e intenta aplastarlo, baste con ver lo que ha ocurrido alrededor del 8M 2020 y 2021 en España. La pandemia ha favorecido la indefensión de mujeres y niñas durante los períodos de confinamiento, que allá están siendo más largos, ante la que las autoridades hacen poco o nada. Aún así las alas no dejan de batir.

 

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Elena Mohedano y Daniel Reyes son, junto a Mar Amado, los protagonistas de ‘Mariposas en el aire’

 

¿Por qué los hombres seguimos sin dar verdaderamente ese giro necesario para una sociedad igualitaria? ¿Por qué sigue habiendo violencia machista? ¿Es cultural? ¿Es por miedo?

Hay violencia machista porque se sigue reforzando que los hombres mantengan sus privilegios, desde un sistema dominado por hombres. Un sistema que no solo incluye las estructuras de poder político a gran escala sino a todas las escalas, hasta la pareja. Porque este sistema refuerza la cultura de la violencia y de la violación, porque claro que hay miedo y también impunidad.

 

Tu compañía se llama Teatro de la Memoria. ¿Qué sigue siendo, a día de hoy, imprescindible no olvidar en aras de conseguir una sociedad igualitaria?

Que las mujeres somos el cincuenta por ciento de la humanidad (en realidad más) y no se puede aparentar normalidad ante el resultado de veinte siglos de discriminación, invisibilización y violencia. Que la igualdad es fundamental para nuestras niñas y niños, que apoyará el que crezcan más libres y con más herramientas para ser felices y respetuosos en la diferencia.

Tampoco podemos olvidar la historia, toda. Recoger como ya se está haciendo, la herencia de otras mujeres que hace tiempo, tuvieron la lucidez necesaria para ver y denunciar todo esto que ocurría y en gran parte sigue ocurriendo. No podemos olvidar los conflictos, la guerra y su manera de cebarse con las mujeres y la valentía y amor en el sentido más amplio, de esas mujeres en las guerras. Mujeres que aman una cultura de paz. La memoria histórica, la inmigración de ida y vuelta…hay muchas cosas que no queremos olvidar. Para aprender, celebrar, no repetir…

 

¿La aspiración es dejar de celebrar días como el 8 de marzo? ¿O es necesario seguir reivindicando siempre, aunque se alcance el objetivo, para no retroceder?

Creo que todavía no puedo ni imaginarme (ojalá) un mundo sin machismo y abusos contra las mujeres, el mundo es muy grande y los abusos manifiestos y ocultos también, me refiero a que pasará mucho tiempo antes de que las personas que creemos en la igualdad podamos bajar la guardia. Lo bueno es que ya hay muchas mujeres conscientes, empoderadas y con una postura no victimista sino reivindicativa, vitalista; y también hay muchos hombres conscientes de los privilegios que les da el patriarcado y al precio que se los da. Creo que eso es muy esperanzador.

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