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Grumelot y ‘La lámpara maravillosa’ en el Festival de Otoño

«La realidad solo se puede abarcar desde el amor»

No miento a nadie si digo que soy una amante del circuito teatral alternativo de Madrid. Hay muchas compañías a las que vengo siguiendo desde tiempos inmemoriales a las que amo. Grumelot es una de las que está en mi top. Es una compañía que bucea textos clásicos como nadie, los adapta a un lenguaje contemporáneo con un trabajo de documentación exhaustivo para adaptarlos a montajes inmersivos. A mi modo de ver, se han convertido en los «fucking» creadores de este tipo de formato teatral.

Este mes, regresan por todo lo alto, programados en el Festival de Otoño, (¡Gracias Alberto Conejero!), con un road trip espiritual que viene a desmontarnos La lámpara maravillosa de Valle Inclán. Carlota Gaviño e Íñigo Rodríguez-Claro me cuentan todos los detalles de esta nueva aventura a través de una reunión por zoom, no podía ser de otra forma.

 

Por Ka Penichet

Foto portada [la dalia negra]

 

Bueno, bueno, primer Festival de Otoño de Grumelot…

Carlota: Sí señora, es la primera vez que estamos en el Festival, es como una fiesta.

Íñigo: Este es un proyecto que comenzó siendo muy pequeñito, después del Tiestes que fue una superproducción aunque no contaba con el presupuesto de una superproducción. Pensamos hacer una cosa pequeña, íntima…yo estaba muy enamorado desde hacía mucho tiempo de La lámpara maravillosa y entonces le propuse a músico José Pablo Polo (músico) hacer una pieza entre él y yo.

Carlota: De hecho la idea original en nuestra cabeza era presentarlo al #Surge porque las fechas se movieron al otoño. Realmente empezamos a pensar en esto en el confinamiento, aunque la idea original se gestaba desde principios del año pasado. Durante el confinamiento empezó a crecer en nuestra cabeza y apareció la idea del viaje en coche. Lorenzo Pappagallo, que es nuestro productor, del que nos hemos enamorado y con el que estamos teniendo idilio fantástico, de pronto habló con Alberto Conejero y a Alberto le encantó. Cuando nos contó que había una pequeña posibilidad de que lo podríamos hacer en el Festival de Otoño fue “¿Cómo? , ¿qué..?” Para nosotros fue una cosa súper excitante.

¿Cómo es el espectáculo?

Carlota: Pues el montaje ofrece tres tipos de experiencias para tres tipos de espectadores. Un coche en el que va un actor con 5 espectadores, perfectamente separados como si estuvieran en un teatro con una butaca de por medio #covidfree. Ese coche se va encontrando con cosas, sorpresas, lugares, gente… y luego hay otro coche que va generando una experiencia digital para la gente que está en su casa y a su vez, puede participar de dos maneras; hemos llamado místicos a los que pueden interactuar con el espectáculo, porque no sólo están viendo la cosa a través del ordenador, sino que, de repente, a través de su teléfono está recibiendo otro tipo de informaciones u otro tipo de pistas, guías o interacciones. Por último, los testigos que simplemente pueden sentarse en su casa con una copa de vino y ver la cosa.

La temporada pasada montasteis en Nave 73 Sin título, una pieza también inmersiva que sacasteis a la calle…

Carlota: Este espectáculo es una consecuencia lógica de las cosas que hemos hecho últimamente . Sin título fue una experimentación hacia Tiestes sobre la cosa de la inmersión y también, porque partía  de la propuesta de Lorca de dinamitar el teatro, de romper los límites, de explorar en otros lugares y de ver cómo la realidad podía entrar.

Presupongo, entonces, que Sin título y Tiestes han sido un campo de pruebas que ha hecho ganar experiencia para La lámpara maravillosa…

Carlota: Claro, toda la experimentación que vamos haciendo va como sumando de un espectáculo a otro. Para nosotros es muy importante toda la experimentación que podemos hacer gracias a nuestro trabajo en la en la escuela. El trabajo con alumnos es un campo de pruebas fundamental para nuestro trabajo como compañía porque nos permite trabajar con mucho tiempo sobre dispositivos completamente desconocidos y lanzarnos a la investigación. También, ahora para esto ha sido muy importante el taller que hicimos en La Abadía sobre teatro digital, Game Over. Ha sido súper importante para saber qué queríamos hacer. Fue un campo de pruebas sobre las posibilidades que nos ofrecía lo digital. Y si estamos pensando en teatro digital, no estamos hablando solamente de la retransmisión de otra cosa, sino que estamos hablando de la creación de la pieza que tiene sentido en si misma en ese formato.

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Carlota Gaviño. Foto [la dalia negra]
Qué vigencia tiene Valle Inclán hoy en día…

Íñigo: Por un lado, como el texto no es dramático, hay toda una parte de investigar de qué manera hacer, no escénico, pero si presente el texto, los actores y todo el dispositivo sonoro. Porque más que una obra es un dispositivo sonoro donde los textos suenan de muchas maneras distintas, en espacios muy distintos. Hay mucho site-specific, hay actores que dicen textos, hay textos grabados, hay un esfuerzo y hay una investigación sobre de cuántas maneras distintas pueden sonar los textos de Valle y, también es un reto que no sean textos dramáticos. A veces son como ensayos, otras son teóricos, otras biográficos…

Carlota: El formato de La lámpara es muy particular. Es una especie de libro secreto, de código, un poco también cabalístico que muestra a un Valle Inclán modernista fascinado por lo esotérico, por lo oculto, la masonería… El libro se supone que es una especie de puzzle que te lleva hasta la iluminación. Este material en concreto es muy singular y nosotros lo que estamos intentando es cómo traducir eso y podamos hacer ese viaje espiritual juntos.  La mirada de Valle es tan lúcida que, de verdad, es atemporal. Te encuentras cosas que él que te habla del presente radicalmente, como si fuera un médium o una pitonisa.

La obra contempla la realidad a través del recuerdo, ¿cómo creéis que vamos a recordar en un futuro esta realidad?

Íñigo: Hay una cosa muy bonita que pasa con la obra respecto a la realidad de Valle, que a mi es una de las cosas que más me interesa y no es de la obra en sí sino de cuándo la escribió. Él escribió el texto en un momento de crisis personal brutal. Acababa de ser la I Guerra Mundial en un contexto socioeconómico muy complejo. Escribió como en dos impulsos, uno es más modernista y el otro es más quietista. Lo que sucede en medio es que fracasa en Madrid con el teatro, nadie quiere trabajar su obras, siente que no es dramaturgo, se le muere un hijo y entonces se va a Galicia a ver qué pasa con la vida… A mi me parece que el libro le sirvió para entender qué le estaba pasando vitalmente en ese momento. Por el año en que está escrita la obra y por el año en el que estamos que es primer cuarto de siglo, por lo que estaba pasando entonces en España y por lo que está pasando ahora, si ya tenía vigencia antes de marzo, ahora mismo esta idea de parar, de pensar las cosas, de pasar un tiempo sin constantes impulsos…toma más relevancia. Nuestra idea es irnos a la sierra en un viaje de 7 horas con espectadores con los que pactaremos que no tengan estímulos con su móvil, y ver cómo salen escuchando de Madrid. Han cogido el metro, han llevado al niño al colegio, han cogido el coche… y cómo llegan cuando vuelvan del viaje. Nos interesa ese experimento, qué le puede hacer a un espectador 7 horas de escucha, es un ejercicio espiritual que, además, nos llevamos fuera de la ciudad.

Carlota: Por lo que comentas de cómo ver la realidad a través del recuerdo, Valle habla todo el rato que, de lo que se trataría, sería comprender que pasado, presente y futuro son la misma cosa. Esa mirada hacia la realidad a través del recuerdo tiene que ver con poder filtrar que el presente es lo mismo que el pasado, que el tiempo no se mueve y que estamos todo el rato experimentando el instante eterno. A mi me parece conmovedor si piensas en época de mucha crisis en donde preferirías no estar viviendo lo que vives, sino como que necesitarías agarrarte a algo anterior que te resulte más feliz o incluso la felicidad venidera. A mi me hace bien escuchar y decir estos textos. El presente es un engaño de los sentidos. La realidad es más grande y más inabarcable desde lo racional y sólo se puede abarcar desde el amor. En un futuro, yo espero, y voy a decir una cursilada pero es que de verdad lo espero, que recordemos todo el amor que hemos sentido por la gente con la que no estábamos o por la que temíamos. Además de que recordemos que fue una mierda no poder quedar con la gente, tocar a la gente, estar con ellos…

Íñigo: Por otra parte, en el libro hay varias partes biográficas que usan sus recuerdos para entender qué significa la experiencia estática, que suena así como muy abstracta. Él básicamente habla recuerdos: uno es una visión de un campo de trigo que de pronto le recuerda su infancia, otro es un momento en el que mira al mar y reconoce a las gaviotas  como seres individuales, otro momento recuerda a su madrina de la que se enamoró… entonces él, a través de los recuerdos, entiende lo que pasa en el presente. Es algo que le calma y es muy balsámico.

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Íñigo Rodríguez Claro. Foto [la dalia negra]
Si tuvieseis que extraer algún momento positivo de esta crisis…

Carlota: Pues tener la conciencia clara de la necesidad de estar juntos los unos con los otros. Y en ese sentido, la necesidad de hacer teatro, que todos estamos sintiendo con tanta potencia. Incluso la necesidad de ir al teatro. Yo veo los teatros llenos con sus aforos reducidos, las localidades agotadas, hay una necesidad enorme de contacto y de comunicación y eso, creo que sucede, porque de pronto nos hemos visto privados de ella. Y, la apertura de formatos digitales ha sido súper interesante. Creo que nunca hubiéramos dado un paso tan grande si no hubiera sido por esa necesidad. ¡Ahora vamos a hacer un espectáculo en Los Ángeles por zoom! Vamos cruzar el charco por primera vez, sin cruzarlo (risas). Se llama L.A. Escena, es un festival de teatro clásico español. También están Los números imaginarios. Estamos felices. Eso nunca nos hubiera pasado si no fuera por esta movida.

¿Cómo habéis logrado rescatar a Pablo Messiez como intérprete?

Íñigo: Con Pablo pasa que como tenemos tanta confianza y trabajamos muy en equipo, sentimos que todos actuamos, todos dirigimos, todos escribimos…Por supuesto él tiene una trayectoria estupenda pero justo lo que él hace, básicamente habla del milagro musical de las palabras. Ha sido casi como una cosa natural. Este texto que habla de la creación del lenguaje, del poner las palabras a las cosas…tenía que ser Pablo       .

Carlota: Hay muchos de los textos de Valle que los podía haber escrito Pablo. Es maravilloso escucharle decir esas cosas con ese nivel de convicción y de comprensión porque claro, Valle Inclán habla de su propia vía estética de la creación del trabajo del poeta, entonces cuando Pablo dice “el poeta debe…” entonces dices, claro, es este ser humano que está ahí. También nos pasó que Pablo nos dijo hace un tiempo que le apetecía volver a actuar.

Cómo estáis viviendo eso generar puentes del off con teatros como Conde Duque y La Abadía…

Íñigo: Para nosotros al final es como el marco de dónde sale tu trabajo. Nosotros no hemos gastado mucha energía en ubicarnos en los sitios. Lo que pasa que sí que es verdad que, desde hace un tiempo, nos dimos cuenta que necesitábamos un productor por lo que los proyectos que se nos ocurren ahora tienen un contexto distinto.

Carlota: Yo creo que lo que intentamos es pensar qué necesita cada proyecto y buscamos la manera de que el proyecto suceda. Es un poco filosofía Messiez que siempre dice “Tú pon el camión en marcha, que los melones se acomodan solos.” Nosotros pensamos el proyecto y de pronto el proyecto se adapta a las circunstancias y muta en función de éstas. Si este proyecto no estuviera dentro de la programación del Festival de Otoño, hubiera sido distinto pero hubiera sucedido, en contextos más del Off. Nave 73 sigue siendo nuestra casa y es el lugar donde desarrollamos la experimentación. El Off permite más niveles de experimentación que los contextos más grandes siguen sin poder permitir del todo.

Reto, deseo o anhelo para el 2021

Íñigo:: Tenemos dos o tres proyectos que necesitan de un apoyo institucional porque son muy grandes pero de momento no podemos adelantar nada más.

Carlota: Yo lo que deseo es estar en un espacio lleno de gente sin mascarilla y sin miedo. Y que no nos quedemos muy tocados. Un amigo me dijo que astrológicamente, en diciembre se acaba todo el follón (risas).

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