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©Luz Soria

Esther Ortega y Carolina Yuste protagonizan ‘Suaves’, de Gon Ramos

“Las relaciones entre padres e hijos al final son algo donde hay que soltar, confiar y amar”

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

Fotos: Luz Soria

 

Suaves, lo nuevo de Gon Ramos, tiene un alto componente simbólico. Es la historia de una madre y una hija, pero la madre es un perro que se come a su marido, que es de azúcar. Un cuento de apegos y desapegos, de protecciones y sobreprotecciones. Un drama del aislamiento familiar. Hablamos con sus protagonistas, dos actrices que generan algo muy fuerte sobre el escenario… y fuera de él: Esther Ortega y la reciente ganadora del Goya como Mejor Actriz de Reparto por su papel en la película Carmen y Lola, Carolina Yuste. ¿Pondrá el cabezón en alguna repisa de la escenografía?

 

¿Qué es esto? ¿Me explicáis por favor cómo es esto de que la obra va de una madre y una hija, que la madre es un perro, que el padre es de azúcar y se lo come la madre? ¿Qué os sugería esta historia a vosotras cuando Gon os la dio a leer?

ESTHER ORTEGA: La afectación cuando uno se enfrenta a un texto o cuando ve un cuadro, una película… o cuando escucha una canción, no necesariamente llega siempre por las vías que uno esperaba y conocía. El otro día viendo unos dibujos animados con mi hijo, había una abuela que de repente traía una fruta del mercado que nadie conocía, y no sabían qué hacer para comerla, no sabían si pinchaba, si hacía falta un cuchillo… y había gente que prefería no comérsela y había otra gente que decidía comérsela y flipaba, iba descubriendo en el proceso de qué se trataba. Cuando yo me leí Suaves entendí y al mismo tiempo no paraba de decir en voz alta: esta obra es muy rara, esto qué es… y quien estaba diciendo eso era la persona que estaba ya preocupándose de cómo cojones iba a enfrentarse a la acción de interpretar eso que había entendido.

CAROLINA YUSTE: A mí me pasó un poco lo mismo. Yo cuando la leí por primera vez no pude parar de llorar y tiene que ver con eso, con que el lugar al que me llegó no era un lugar racional, no era de analizar y emocionarte después con lo que resulta del análisis, el viaje era al revés, te lleva directa a un lugar muy profundo, porque las relaciones, lo que pasa entre una madre y una hija es así, pero con otro tipo de lenguaje y otro tipo de símbolo a la hora de comunicarse, pero en realidad lo que está pasando, el sufrimiento, el dolor, el amor que hay en la función, lo hemos vivido todos. Si me pongo a analizarla racionalmente, empiezo a hacerme preguntas y ser consciente de mi propia perplejidad.

 

O sea, hay que descodificarla porque hay que hacerla, pero en realidad, al público no es necesario darle más información que la que contiene el texto y que cada cual se pegue su viaje.

ESTHER ORTEGA: Efectivamente, no es una obra literal, el padre es de azúcar… Vale. Yo me puse a ensayar y los primeros días le dije a Gon: esto de que el padre sea de azúcar y tal… y él, Gon, que es un tipo encantador, da gusto hablar con él, me siguió la corriente hasta que llega un momento en el que se paró y me dijo: Esther, el padre es de azúcar, sin más, y te lo comes.

 

¿Pero es un símbolo?

ESTHER ORTEGA: Sí, claro, y Darth Vader es negro y es el lado oscuro, pero lo que es es un señor que es malo, el jefe del Imperio, punto. Y luego sí, tú sabes que es la oscuridad, la rabia y tal, pero es un tipo malo con un casco negro. Hay muchas capas en la lasaña, pero tú al final tienes que hacer que eres un perro y tu marido es de azúcar y te lo comes.

 

Sí, pero me encanta porque el símbolo tiene un recorrido, que tú te comes a tu marido que es de azúcar y te quedas ciega porque los perros se quedan ciegos si comen azúcar.

CAROLINA YUSTE: Es que Gon lo tiene todo muy pensado y el símbolo no se queda colgado.

ESTHER ORTEGA: Yo hay veces que me pongo a pensar en qué pasaría si yo viera esta función y seguro fliparía. Es un tipo de viaje que a mí como espectadora me gusta, porque estoy pudiendo entretenerme con muchas cosas diferentes, hay cosas que me pasan, algunas que me sorprenden, otras que no entiendo, otras que escucho y digo aaah… en este tipo de espectáculo al espectador se le deja estar ahí y que se entretenga en muchos planos, que se transiten muchos planos. No es fácil, pero tampoco es expeditivo.

CAROLINA YUSTE: Yo honestamente creo que no es tan difícil, creo que todo el rato se entiende súper bien.

ESTHER ORTEGA: Ya, pero todo el rato decimos esa frase, lo cual es sospechoso.

 

Esther Ortega y Carolina Yuste protagonizan 'Suaves', de Gon Ramos en Madrid
Esther Ortega

 

Lo fácil era hablar de una madre y una hija tal cual, Mariana y su madre, dos mujeres, dos personas, dos seres humanos, que hablan y se cuentan sus movidas, y llegan a un punto clave de sus vidas en el que la hija toma el camino de la autonomía vital y la madre lo sufre. Pero no. En este caso, la decisión ha sido contarlo a través de dos animales…

ESTHER ORTEGA: No. Animal solo soy yo. Es que… ¿sabes qué pasa? Esto es una tragedia, es bien trágica, bien griega la obra. Hay algo donde el símbolo permite lo absoluto. Entonces, mientras vivimos una cotidianidad extraña, por simbólica, estamos manejando absolutos que permiten una identificación desde fuera, porque todo el mundo ama, todo el mundo ha sido hijo o hija, y algunos somos padres o madres, o hemos tenido madres o padres, y la relación al final es el amor, el amor y soltar y confiar, los límites… es bien sencillo el argumento.

 

¿Cómo lo resumirías?

ESTHER ORTEGA: Mariana, no cruces el río.

CAROLINA YUSTE: Y Mariana va y lo cruza.

 

Fantástico.

CAROLINA YUSTE: Al final es un destete, tiene que ver con ese momento en el que una hija conoce a su madre y decide el destete, con todo lo que eso conlleva, con el miedo que supone quedarte sola.

 

¿Qué ha tocado en vosotras como hija y como madre?

CAROLINA YUSTE: Yo lo paso fatal. A ver, lo paso bien en los ensayos, porque Esther y yo nos conocemos mucho y hay algo en la comunicación muy establecido. Por eso hablo de la sencillez de la función, porque a mí me resulta muy fácil trabajar esto con ella, porque al final no sé cómo lo hemos hecho, pero hemos llegado a una gran intimidad y a decirnos con una mirada todo lo que queremos decirnos, a amarnos y odiarnos. Odiarnos aquí, en la función. Pero luego en seguida vuelve el amor. Ha sido la primera vez que yo, esta cosa masoca que tenemos los actores, que estás sufriendo un montón pero en el fondo dices mmmm qué gustito… aquí no, aquí lo sufro mucho, de verdad, pero descubro cosas también, cosas con mi madre, de mi relación como hija, con mi rol de madre a veces con mi propia madre, atávico, atávico, que es la palabra que repetimos todo el rato. Pero es que es así, es la relación más atávica que establecemos en la vida.

ESTHER ORTEGA: A mí esto de la actuación me gusta por muchísimos motivos, pero uno de ellos es porque concibo que lo que ofrezco también lo estoy drenando de mí, con lo que cada trabajo me permite revisarme y revisar la vida, y siempre aprendes cosas, y eso es cojonudo, porque además te lo pasas bien y te pagan. Por un lado me viene muy bien porque tengo un hijo muy pequeño al que no quiero soltar, y va bien, porque soltar siempre es futuro, y por otro lado, sí es verdad que he revisado a mi madre y a mi abuela, a las mujeres antes de mí, y me doy cuenta de cómo han hecho lo que han podido, cómo lo que han podido muchas veces era terrible y aún así no podían hacer otra cosa y con las mismas te ponían una tortilla de patatas para comer. Se trata de ver cómo lo cotidiano se tiene que imponer a la tragedia familiar, es la tragedia familiar cotidiana, lo extremo tocándose por detrás. Es hermoso.

 

Esther Ortega y Carolina Yuste protagonizan 'Suaves', de Gon Ramos en Madrid
Esther Ortega y Carolina Yuste

 

Gon también estará exorcizando algo, entiendo…

ESTHER ORTEGA: Gon es el rey del exorcismo…

 

Pero ha puesto una madre y una hija, no una madre y un hijo, ¿os ha hablado de esto?

ESTHER ORTEGA: De esto no nos ha hablado, pero también te digo que estamos en un momento en el que las mujeres no preguntamos acerca de por qué hay un personaje femenino.

 

Pero no lo digo porque sea un personaje femenino…

ESTHER ORTEGA: Estoy bromeando

 

No sé… me dio por pensar en por qué si quieres exorcizar algo de la relación de tu madre, pones a una niña hija de una perra…

CAROLINA YUSTE: Gon dice que su parte femenina está muy despierta.

ESTHER ORTEGA: Igual que tú, Álvaro Vicente, hay hombres que tenéis lo femenino más integrado, que no sé muy bien qué mierdas significa lo femenino, estamos en un momento raro para este tipo de frases.

CAROLINA YUSTE: Es una relación, más allá del género.

 

Y luego todo esto de la nieve, del frío, del aislamiento…

ESTHER ORTEGA: Ellas están aisladas. Hay un lugar donde la madre ha conseguido algo, alejarla de algo. La sobreprotección se cuenta de esa manera. Estoy haciendo un gran esfuerzo para que lo que yo considero peligroso de fuera no entre.

CAROLINA YUSTE: Es como ese capítulo de Black Mirror donde la hija se pierde y la madre le coloca un chip en los ojos y le borra las cosas feas, que le pueden hacer daño. El lugar en sí donde estén, bosque, casa, campo de tenis, da igual, lo que importa es que la madre no la está dejando comprender el mundo.

ESTHER ORTEGA: Hay aislamiento en todos los sentidos, la madre se está encargando de que la hija coma lo que ella quiere, de contarle el mundo tal y como ella cree que es, de no darle a conocer una cantidad enorme de información porque si no lo sabes, no existe.

 

Esto es la educación. Decías antes de nuestras madres y abuelas, que hicieron lo que pudieron, convivían y convivíamos como niños con la tragedia cotidiana, pero en realidad la educación nos amaga cosas interesadamente siempre. Con nuestros hijos ahora tenemos que estar jugando siempre con la distancia, ir soltando cuerda pero poquito a poco, muy pendientes de lo lejos o cerca que está el abismo de lo desconocido, sin dejarles casi lugar a que se topen con ello.

ESTHER ORTEGA: La confianza. Y tú tienes que hacer un enorme esfuerzo por confiar que le estás dando las herramientas suficientes para lo que tú consideras un mundo feroz, bellísimo y feroz, y él pueda ser feliz en él. Bien, pues esta madre no confía en absoluto. De hecho, hay una referencia constante a que ella no quería ser madre.

 

Eso le da una dimensión al personaje muy potente, porque no quieres pero luego sobreproteges…

ESTHER ORTEGA: Bueno, es que hay que preguntarles a todas las mujeres que nos preceden cuántos hijos querían tener de los que tuvieron, cuánto pudieron elegir la manera de educarlos, elegir, de verdad. Tú tienes un hijo que en realidad no quieres tener, no sabes que no lo quieres tener porque en realidad no tienes el permiso para tener ese pensamiento, y aun así luego una vez que lo tienes, cómo coño le educas.

 

¿Y en este razonamiento podría entrar la cuestión de que se coma al padre? ¿Qué viene a decir esto?

ESTHER ORTEGA: Vale. Es que ella no se come al padre, se come a su novio, no la quiero dejar sin padre, pero yo necesito a mi novio, necesito su cuerpo que no está, es de azúcar… qué hago, pues me lo como. ¿No te has sentido comido nunca en una relación?

 

Dicho así…

ESTHER ORTEGA: Esto es lo loco de los textos de este señor llamado Gon Ramos, que lo entiendes, porque alguna vez has necesitado comerte a alguien, porque alguna vez has necesitado que la persona que está enfrente te estuviera comiendo, y eso no tiene que ver con la paternidad o la maternidad, sino que habla de que estoy sola haciendo esta movida, y sola no lo puedo hacer, no puedo vivir esta realidad yo sola y tengo que comerte, estoy enganchada a eso. No te creas que yo esto sé muy bien cómo se actúa, pero estamos en ello.

 

Esther Ortega y Carolina Yuste protagonizan 'Suaves', de Gon Ramos en Madrid
Esther Ortega

 

Y la hija ahí, ¿qué?

CAROLINA YUSTE: Claro, es que para mí no existe una relación entre ellos, no me entra en la cabeza que ellos puedan ser novios, es mi padre y es mi madre, ellos no tienen una relación más allá de mí, para mí es así y creo que para todos los hijos es así hasta una cierta edad. Y lo que le estás haciendo a mi padre me lo estás haciendo a mí y lo que te exijo para con mi padre te lo exijo porque es tu obligación, por cuidarme, para quererme y que yo crezca sin traumitas. Pero también es guay como hijos o hijas darse cuenta que no somos el ombligo del mundo, que hay un punto en el que los padres tienen una relación más allá, lo que pasa es que eso para mí, de momento, no existe.

 

¿Todo hijo tiene una revelación, o contrarrevelación, o castración, no? Ese momento en el que te das cuenta y dices: hostia, estoy solo…

CAROLINA YUSTE: Claro, en un principio nuestros grandes y casi únicos referentes son los padres, y ella quiere parecerse a su madre casi obsesivamente hasta que de pronto… la hostia es grande, porque todo lo que ha hecho la madre en realidad ha sido, sí, por supuesto, lo que ha podido, pero esa es una reflexión a la que llegas más tarde, pero en este momento lo que ha hecho es cercenar cualquier posibilidad de generar una personalidad propia, una emoción natural para con ella y para con el mundo, y cuando eso te pega en la cara y ves a tu madre como realmente es y no con la imagen que tú te has hecho en la cabeza, ahí te las veas, a ver qué haces, porque es tu madre… y lo va a seguir siendo siempre.

ESTHER ORTEGA: Y todo esto te lo cuenta una gente de veinti pocos años, 29 ya en el caso de Gon, pero joder, 29 y esa madurez… lo que a mí me interesa de Gon es que hay una línea editorial clara. Es importante ver una de Gon Ramos lo mismo que vas al cine a ver una de Wes Anderson, es teatro de autor, y a mí esto me parece muy importante.

 

 

SUAVES

El Pavón Teatro Kamikaze

Del 6 de febrero al 2 de marzo

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