“La lucha de los familiares de José Couso es admirable. Su voz se ha alzado frente a la barbarie”

 

Llega a Nave 73 El fuego amigo, un texto escrito y dirigido por Juanma Romero Gárriz (autor de obras como Nada que perder, Instrucciones para navegar en el alambre, Prisionero en mayo, La Venus abierta). La pieza de la es un monólogo teatral interpretado por Marta Alonso, acompañada en escena por la música en directo de Beatriz Vaca (Narcoléptica), que se inspira en el asesinato en Irak e el 8 de abril de 2003 del cámara y reportero gráfico español José Couso. Estará en cartel del 3 al 25 de abril.

Hablamos con Juanma y Marta, fundadores de la Compañía Vuelta de Tuerca, sobre esta obra que trata de homenajear también a todas las víctimas inocentes de las guerras.

 

‘El fuego amigo’, obra inspirada en José Couso, en Nave 73

 

 

Por Sergio Díaz

Foto de portada: Marta Alonso y Beatriz Vaca (Narcoléptica)

 

¿Cómo surge la idea de hacer este proyecto? ¿Por qué José Couso?

Juanma Romero: Sin duda, nace de un impulso emocional, y en lo emocional siempre hay algo de identificación. Me siento próximo a José por sus ideales, por su curiosidad y por su ilusión. También porque -como muchos de nosotros- era un gran enamorado del cine, y él -como muchos de nosotros- estudió Comunicación Audiovisual en la Complutense de Madrid. En algún momento, cambió el cine por el periodismo. Pero la ilusión y la curiosidad seguían ahí. Y de esa manera nos hizo llegar imágenes de un conflicto bélico que marca el comienzo de nuestro siglo. Imágenes que bien podría conservar la Filmoteca Española, porque creo que las piezas de José y Jon Sistiaga tienen un inmenso valor documental.

 

 

Han pasado 18 años de su asesinato. ¿Creéis que el tema sobre el que trata la obra sigue de actualidad?

Marta Alonso: Sigue de actualidad porque el caso José Couso sigue sin resolverse y porque, estoy convencida, es una historia que nos contaremos de generación en generación. Para nosotras el asesinato de José supuso un gran impacto personal. Un concepto con el que hemos trabajado mucho es el de ‘herida colectiva’. Fue un crimen que nos hizo temblar, en medio de aquellas movilizaciones por un pueblo al que sentíamos cercano, no tan diferente del Madrid bajo las bombas de nuestros abuelos. Por otro lado, Estados Unidos sigue atacando países de Oriente Próximo en cuanto surge el más mínimo conflicto e Irak sigue siendo un país dañado por aquella guerra.

 

Porque más allá del caso particular de José Couso, la obra trata de que no olvidemos a todas las víctimas inocentes que son asesinadas en las guerras, ¿no?

Marta Alonso: Desde luego. Partimos del asesinato de un reportero de guerra para encontrarnos de bruces con la masacre que supuso la invasión para el pueblo iraquí. Es algo en lo que insisten todos los periodistas que fueron testigos de aquella guerra. Lo más conmovedor, de todo lo que cuentan, es la solidaridad con la que este pueblo trató a los periodistas que viajaron a Bagdad.

Juanma Romero: Por poner un ejemplo, un conductor arriesgó su vida por llevar a José en su coche, para que le atendieran en algún hospital. La atención con que los médicos le atendieron, a pesar de los civiles que necesitaban todo tipo de cuidados…

Marta Alonso: David Couso también nos ha contado cómo un bagdadí se cruzaba la ciudad asediada todos los días para llevar gasolina a la morgue donde estaba el cadáver de José, porque no quería que la familia de aquel español viera el cuerpo en mal estado. Por todos estos motivos, la obra ha terminado siendo un homenaje no sólo a José Couso sino también a la ciudad de Bagdad y a los civiles y periodistas que Estados Unidos asesinó a partir de aquel abril de 2003. Estamos hablando de cientos de periodistas asesinados. Un ataque intolerable a la libertad de información.

 

Y en cierta forma, ¿La obra es también un homenaje a todos los hombres y mujeres, reporteros/as de guerra, que se dejan la piel para que seamos conscientes de los crímenes que se cometen a lo largo y ancho del mundo? (recordemos que 50 periodistas fueron asesinados el pasado 2020 según Reporteros sin Fronteras).

Marta Alonso: Sí, es increíble que esto aún suceda. Hace poco vimos el documental sobre Robert Fisk (This is not a movie), y se nos ponían los pelos de punta. Hace poco asistí a una Mastercllas que dio Olga Rodríguez (Periodista especializada en información internacional y Derechos Humanos) en el CDN y todos allí terminamos tocados por su apabullante experiencia y por la manera de contar que tiene. La gran pregunta -ha dicho- es el por qué; buscando ese por qué en las situaciones, de la noticia o el caso, es cuando realmente puedes entender y trasmitir. Son personas con una pasión por su profesión, a las que les debemos agradecer su valentía y coraje por empatizar con el otro.

El caso de José además supuso un cambio de paradigma en el periodismo de guerra. Las redes de corresponsales se redujeron a la mínima expresión y desde entonces la información que nos llega del exterior está unificada por las agencias y no tenemos acceso a los grandes reportajes que analizan con más detalle los problemas. Se nos impone el enfoque, la mirada.

 

Ya me habéis dicho que estáis en contacto con la familia de José Couso. ¿Cómo siguen viviendo, 18 años después, el asesinato de José y que no haya pagado nadie por ello?

Marta Alonso: Sí, estamos en contacto con sus hermanos David y Bárbara. Ellos están muy orgullosos de que José inspire a todo tipo de creadores y se han sentido muy emocionados al ver la obra. Lo más bonito que nos han podido decir sobre el espectáculo lo dijo la madre de José: “he visto a mi hijo en el escenario”. Sin embargo, la lucha decisiva está en manos de la justicia, en concreto en el Tribunal Constitucional, que ha de resolver el recurso de amparo que la familia presentó, después de que el Tribunal Supremo cerrara la investigación.

Juanma Romero: La lucha de los familiares y amigos de José es una de las cosas más admirables que hemos tenido ocasión de presenciar de cerca. Todos los 8 de abril se reúnen ante la Embajada de los Estados Unidos en Madrid, una cita que ya es ineludible para muchos de nosotros.

 

Juanma, ¿Cómo te has documentado para elaborar el texto?

Juanma Romero: Afortunadamente, los testigos de aquella experiencia la han compartido de forma exhaustiva. Le debo mucho a los libros de Jon Sistiaga, Olga Rodríguez y al volumen publicado por la Asociación Hermanos, amigos y compañeros de José Couso (La mirada incómoda). Por otro lado, en internet puedes encontrar documentales y grabaciones de conferencias, material muy valioso. Recomiendo especialmente la charla que David Couso ofreció en Alicante, organizada por Alicante Toma la Plaza (15M), el 8 de abril de 2012, en el noveno aniversario del asesinato de José.

 

 

¿Cómo es la puesta en escena que habéis elaborado?

Juanma Romero: Muy limpia, muy sencilla. Partimos de la premisa de poner en escena un texto muy lírico a pesar de su origen documental; un texto que bien podría ser encarnado por un coro o por un narrador oral. Nuestra apuesta fue la segunda, un personaje que interpreta Marta, acompañada por la música en directo de Beatriz Vaca (Narcoléptica).

Marta Alonso: Lo más curioso del proceso ha sido que decidimos no remitirnos a ciertos elementos literales (por ejemplo, la cámara de José Couso) para que, poco a poco, encontrara su espacio. De tal modo que el tercer ingrediente fundamental de la puesta son las tomas de vídeo que hacemos Bea y yo en directo. El cine no podía desaparecer del todo (ni en las grabaciones de José, ni en nuestro montaje).

 

Háblanos un poco del papel que interpretas, Marta.

Marta Alonso: Dedicamos mucho tiempo en el proceso de ensayos a investigar sobre este rol. ¿Es un chamán, un médium, un mensajero? ¿Quién cuenta esta historia? ¿Con cuánta emoción? ¿Con cuánta distancia? Y al final la duda se resuelve gracias a la ayuda de los colaboradores artísticos. El diseño de vestuario de Elda Noriega, por ejemplo, fue importantísimo para imaginar no tanto quién es el personaje sino de dónde viene.

Juanma Romero: Habitamos un lugar muy particular con esta obra, entre el mito y la reivindicación. Y creo que Marta ha encontrado la manera de fluir en ese espacio, en un viaje que le lleva del enigma del oráculo a la más pura indignación.

 

¿Cómo surge la idea de colaborar en escena con Beatriz Vaca?

Juanma Romero: Admiro profundamente a Bea desde que asistí a un concierto suyo, como Narcoléptica, en La Faena II. Su capacidad de sugerir espacios y sensaciones me la han transmitido pocos músicos de este país. Tiene, además, una sensibilidad única, que le permite transitar con naturalidad de una atmósfera hipnótica a la distorsión y el grito. Cuando empecé a imaginar la obra para una sola actriz, inmediatamente después apareció el recuerdo de aquel concierto de Bea.

 

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Beatriz Vaca (sentada) y Marta Alonso, protagonistas de ‘El fuego amigo’

 

La música de Beatriz -Narcoléptica- sirve para crear un ambiente muy asfixiante, que es quizá lo que pretendéis. Su música es casi como un personaje más, ¿no?

Marta Alonso: Absolutamente. Suponía un gran riesgo, pero ahora no nos podemos imaginar cómo sería El fuego amigo sin ella. Hemos creado juntas la pieza y existe un diálogo en la escena, entre la música y la palabra, que es de las cosas más bonitas que me han ocurrido. Dos lenguajes comunicándose en su estado más puro.

 

La obra es de 2019. ¿Ha cambiado algo con respecto a lo que vimos en aquella edición del Surge?

Marta Alonso: El teatro está en continuo cambio, como todos nosotros. Los mimbres ya estaban hechos, claro, sin embargo ha habido una pandemia entre medias y creo que eso ha hecho que se refuerce el valor moral de la reivindicación y la lucha contra las injusticias, además de una mayor conciencia del respeto al planeta en el que vivimos.

 

Habéis podido llevar la obra -aunque sea en formato online por la situación que estamos viviendo- a países que conocen bien los conflictos armados como Colombia, Ecuador o El Salvador. ¿Qué feedback habéis recibido allí?

Juanma Romero: Lo más sorprendente es que la mayoría no conocía esta historia. América Latina tiene su propia tradición de ataques e intromisiones por parte del gobierno estadounidense. Y de asesinatos de civiles y periodistas. ¿Para qué irse Oriente Próximo? Sin embargo, enseguida reconocen los mismos pasos en la escalada de violencia e injusticia. Desgraciadamente, les resulta todo muy familiar.

 

Han pasado muchos años, varios gobiernos de distinto color pero ninguno ha hecho nada por ayudar de verdad en este tema. ¿Es porque el enemigo -EE.UU.- es demasiado poderoso?

Marta Alonso: Sin duda. Acordémonos de cuándo salieron las conversaciones filtradas por Wikileaks. A través de ellas se supo que EE.UU. contó con la colaboración de autoridades del gobierno socialista para seguir silenciando el caso, con información sobre la marcha de las causas judiciales abiertas en la Audiencia Nacional sobre la muerte de José.

 

Ni siquiera hemos avanzado con la Ley de Justicia Universal que cercenó el PP en 2014 y que Gobierno actual de PSOE-Podemos tampoco se ha atrevido a reformar pese a que estaba en su pacto de Gobierno. ¿Por qué creéis que hay este miedo a reformar algo en lo que fuimos pioneros?

Juanma Romero: Es imprescindible la reforma de la Justicia Universal. La revisión que impulsó el PP en 2014 es la que permitió archivar el caso Couso y varios procesos más por genocidio, asesinato o torturas. Siento una gran vergüenza por mi país cuando es un abogado argentino el que viene a España a tratar de esclarecer nuestro pasado. A defender a la víctima de un torturador.

 

A los políticos se les llena la boca con la palabra terrorismo. ¿El asesinato de Couso fue terrorismo en vuestra opinión?

Marta Alonso: Fue un crimen de estado, sin lugar a dudas. Un crimen orquestado. Así lo falló la Audiencia Nacional, el año pasado, cuando condenó al estado español a compensar a la mujer e hijos de José por no haber emprendido “acciones ante otro Estado que ha incurrido en un ilícito internacional”.

 

¿Y si en lugar de haberle asesinado militares estadounidenses hubieran sido Iraquíes o ETA o ISIS esto se hubiera solucionado de otra forma y más rápido?

Juanma Romero: Puede que sí. Aunque lo triste es que la libertad de información está en peligro mires donde mires. Ya no sólo por todos estos asesinatos, sino también por el ruido que generan los nuevos populismos y el uso de las ‘fake news’. Por no hablar de la realidad virtual. Alguien como José, con su cámara al hombro, grabando in situ, es el mejor antídoto para un mundo plagado de simulacros. Hay que reivindicar a esa figura que acude al lugar para recabar información, y no sólo para los periodistas, sino también para los dramaturgos.

 

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Juanma Romero Gárriz, autor y director de ‘El fuego amigo’

 

Siempre nos hacen creer que sí, pero los hechos nos hacen pensar lo contrario. ¿La Justicia es igual para todos?

Marta Alonso: Hay que pensar que sí. Aunque cuantos más poderes financieros están involucrados la cosa se pondrá más difícil. Ellos tienen muchas herramientas para hacerte desfallecer y desistir.

 

El caso de José Couso sigue en los Tribunales. La Audiencia Nacional condenó al Estado español a indemnizar a los familiares por no haberles prestado el apoyo necesario en el momento del asesinato, pero en 2020 el Gobierno recurrió esta sentencia… ¿Creéis que algún día veremos a los culpables sentados en un banquillo?

Juanma Romero: Para qué engañarnos, es muy difícil. Pero la familia de José no se engaña al respecto. Son muy conscientes de que el objetivo ese ése, pero el ejemplo es otro. No se cumplirá el objetivo, pero el ejemplo dará la vuelta al mundo. Por eso toman como modelo las Madres de Plaza de Mayo. Da igual lo que consigan: su voz se ha alzado frente a la barbarie, y así lo recordará la Historia.

 

¿Qué queréis provocar en los espectadores con este montaje?

Juanma Romero: Para mí las obras de teatro son viajes. El fuego amigo te lleva de viaje a una época y a un lugar. Pero también te conduce al centro de una conciencia herida por este asesinato. Ahí surgen todo tipo de sensaciones asociadas al duelo: negación, desconcierto, rabia.

Marta Alonso: Y del fuego de esa rabia, muchas ganas de luchar. Queremos que el público salga tocado y que se despierte en él esa llamita que todos debemos tener prendida siempre.