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El experimento teatral de Luis Sorolla

«El guión implica una sorpresa constante. Es una cosa maravillosa»

 

Por Sergio Díaz

Fotos: Luz Soria

 

Luis Sorolla es el intérprete de Un roble, un interesante experimento teatral dirigido por Carlos Tuñón, que es una pieza original de Tim Crouch. Tras haber agotado entradas en todas las representaciones que han hecho hasta el momento en El Pavón Kamikaze y en el Teatro del Barrio ahora llegan al Teatro de la Abadía. Sorolla es el actor-maestro de ceremonias que en cada función se hace acompañar por un invitado sorpresa que no sabe nada de lo que tendrá que hacer sobre el escenario.

 

¿Cómo llegas a la pieza de Tim Crouch? ¿Fue Carlos Tuñón quien te propuso entrar en este juego o fue cosa tuya?

Carlos Tuñón y yo llevábamos unos años con muchas ganas de hacer un texto unipersonal juntos, él me animaba a que encontráramos algo de dramaturgia contemporánea que nos enganchara. Desde hace unos 5 años, tengo por costumbre leer mucha dramaturgia británica contemporánea, tanto en español como en inglés y en alemán. Y, a base de investigar autores, programaciones en diversos espacios, colaboraciones etc., voy haciéndome una lista de textos o autores que me van llamando. En el caso de Tim Crouch, hace años hice un viaje a Londres y, dos semanas antes de llegar el National Theatre, había reprogramado Un Roble por el décimo aniversario. Yo no llegué a ver la obra porque ya habían terminado las funciones pero el texto estaba a la venta, me lo apunté y empecé a descubrir a este maravilloso hombre. Y unos años después le hablé a Carlos Tuñón de este texto que me había dejado fascinado y que tenía mucho que ver con mecanismos y relaciones con el espectador que él venía investigando. Luego liamos a Nacho Aldeguer para que produjera la obra con su productora Bella Batalla; es una co-producción con Esto Podría Ser que es la línea de trabajo que he fundado centrada en traducción y difusión de nuevas dramaturgias y en la investigación de nuevos lenguajes y mecanismos teatrales. Una vez Nacho dijo que sí, se echó el proyecto a hombros y es la verdadera razón de que esto haya salido adelante y aquí estamos.

 

¿Viste algo de cómo hacía el papel Tim Crouch para llevarlo a cabo?

El texto de Tim Crouch tal cual está editado y tal cual nos llega expone de manera muy concreta el montaje y el planteamiento suyo, así que ya solo con eso nos hacíamos una idea bastante clara de por dónde lo estaba llevando él. Así que decidimos partir de ahí y esperar, si acaso a más adelante, para buscar algún vídeo de él haciéndola. Leí y vi muchas entrevistas y charlas suyas, también las notas que fue recogiendo sobre el proceso de creación y de ensayos… Intenté empaparme de todas las ideas y materiales que rodearon al proceso de creación de Tim porque en realidad son estas cuestiones que él plantea con respecto al hecho teatral, la imaginación y a la relación del teatro con el espectador, las que son esenciales para la obra. Y ya cerca del estreno, vimos un fragmento del inicio de la obra que está colgado en YouTube y descubrimos qué estábamos haciendo diferente y qué decisiones había tomado él.

 

¿Qué pautas o premisas te ha dado Carlos Tuñón a la hora de meterte a interpretar esta obra?

Casi todas han tenido que ver con el mecanismo que plantea la obra: aprender a estar con un pie dentro y un pie fuera, no dejarme arrastrar completamente por lo que esté pasando, no imponer mis ideas de la obra o querer hacer la función que yo imagino… en definitiva, aprender a ocupar un rol a medio camino entre el actor y un director dentro de escena ya que yo estoy guiando al actor invitado o a la actriz invitada. Y también Carlos ha insistido y me ha ayudado mucho a empoderarme y a estar seguro y tranquilo en la incertidumbre que es cada día la obra.

 

En cualquier caso es mucho atreverse a llevar a cabo un experimento teatral así, ¿no? ¿Lo tuviste claro desde el principio?

Bueno… el mecanismo es algo novedoso pero quizás más dentro de España, fuera de España no lo es tanto y Tim Crouch lleva haciéndolo más de 10 años y en más de 360 funciones. Para nosotros era muy interesante poder ver cómo funcionaba aquí.

Además, el texto que ha escrito es una auténtica maravilla y ya leyéndolo lo visualizas e imaginas todo. Dramatúrgicamente funciona muy bien, hay que confiar en el texto y hacer lo que te pide, poco más. Aparte que nos fascinaba tanto la historia que cuenta; un padre que ha perdido a su la mayor de sus dos hijas pequeñas recientemente, que está completamente perdido y en crisis y que busca encontrar significados y formas de enfrentar la pérdida a través de la imaginación. A Tim Crouch, después de haber escrito la historia, se le ocurre el mecanismo de tener a un segundo actor o a una segunda actriz que no sabe nada de la obra haciendo el papel del padre, es decir que el desconcierto que siente el invitado o la invitada haciendo la obra es el desconcierto que siente el padre enfrentado al duelo. El mecanismo aparece después, lo importante es la historia y el juego que plantea Tim está para apoyar y contar la historia: en ese sentido, hemos puesto mucha atención en la historia y en que ese “experimento teatral” no devorara la función. El mecanismo (el segundo actor o actriz que viene a hacer la obra sin conocer nada de la misma) no es gratuito, tiene sentido para contar esta historia en particular y además explora las ideas que nos interesan con respecto al hecho teatral. Un Roble se sustenta tanto por la historia que se cuenta como por cómo está contada, y desde ahí, sí, teníamos una intuición muy fuerte y unas ganas muy honestas de lanzarnos a ello desde la primera lectura.

 

¿Cómo estás viviendo el proceso? Porque la obra empezó con unas fechas determinadas allá por otoño y habéis ido prorrogando y llenando las funciones…

Muy contento al ir descubriendo las diferentes reacciones y las devoluciones del público. Es muy emocionante ver cómo, después de la función, casi todo el mundo se queda al encuentro con el público a preguntar y a hablar de la obra, es bonito ver cómo, con una misma obra, suceden experiencias tan distintas en unos y en otros… y la recepción, en general, está siendo muy buena y se generan unos debates muy interesantes, tanto con la historia de estos dos personajes como con la reflexión acerca del papel del espectador en el hecho teatral y el poder de la imaginación.

 

Háblanos un poco de la obra, lo que se pueda. ¿En qué consiste?

La obra cuenta la historia de un padre llamado Andy que ha perdido recientemente a la mayor de sus dos hijas pequeñas. Este padre, a raíz de este suceso, está perdido y siente que nada es como debiera ser, no sabe cómo actuar, qué hacer… Y este padre va a ver un espectáculo de hipnosis buscando respuestas a algunas preguntas que se está haciendo. Yo interpreto cada noche a ese hipnotizador y el padre es interpretado cada día por un actor o una actriz diferente que no ha visto ni ha leído la obra, de tal forma que ese padre perdido es interpretado por alguien que está igual de perdido en escena.

 

¿Es un poco la metateatralidad llevada al extremo?

Sí y no. Es cierto que los mecanismos están siempre a la vista y que la obra contiene una cantidad de referencias a sí misma y hacia lo que está sucediendo en el plano de la representación (el/la invitado/a y yo). En ese sentido la meta-teatralidad está muy presente. Pero también es cierto que Un Roble busca explicitar y poner a la vista los mismos mecanismos y las mismas convenciones que nos encontramos en cualquier obra de teatro; siempre imaginamos que una persona (un actor) es otra (el personaje), que estamos en un sitio que no es Teatro del Barrio o el Pavón Teatro Kamikaze o Teatro de la Abadía, imaginamos que esas palabras que se están diciendo son genuinas de esa persona y que no vienen dadas por un texto escrito por un dramaturgo. En Un Roble, todo esto se hace a la vista, especialmente porque, como espectador, estás construyendo a la vez que la persona que interpreta al personaje principal. Y lo sorprendente es que, precisamente por poner el foco sobre el propio artificio de la obra, esta se convierte en tremendamente honesta y real y viva y pone de manifiesto la maravillosa experiencia de comunidad que es la relación entre la obra y el público; una relación que no va en una sola dirección sino que va en ambas direcciones.

 

¿La función es improvisada? aunque el texto no lo sea…

Sí. Todo el texto está escrito y le llega al actor invitado o a la actriz invitada a través de instrucciones a viva voz, con textos que lee a primera vista o gracias a un pinganillo. Ahora bien, cómo le da sentido a esas palabras, a esas indicaciones, si lo dice honestamente o no, si se toma uno o treinta segundos… todo eso le pertenece a él o a ella. La función siempre es la que proponga quien viene, la que le nazca a partir de la intuición. De ahí que las indicaciones nunca tengan que ver con cómo hacer o decir las cosas («estás enfadado» o «dilo triste») sino con cuestiones mecánicas («siéntate en esta silla y di ¿Quiénes son ellos?»).

 

El experimento teatral de Luis Sorolla en Madrid

 

Siempre, en cada obra, es necesaria una complicidad con el espectador para que todo fluya, pero aquí, el esfuerzo que los espectadores tenemos que hacer es mucho mayor, para creer lo que estamos viendo, para ver de verdad ‘un roble’.

Lo que Tim Crouch plantea y nosotros compartimos es que el trabajo del espectador es el mismo. Es exactamente el mismo mecanismo imaginar que Daniel Day-Lewis, hípercaracterizado y con el vestuario perfecto, es Abraham Lincoln que imaginar que Carolina Yuste es Andy, un padre de 46 años que ha perdido recientemente a su hija. Y es un trabajo de la imaginación. De ahí que la idea es que lo pueda hacer cualquier actor o actriz, independientemente de su edad, color, forma, tamaño, etc. La historia sucede igual porque sucede, porque la imagina el espectador. La distancia entre lo que tengo delante y lo que representa eso que tengo delante será mayor o menor, pero en ambos casos si yo como espectador no quiero imaginar, si yo no quiero entrar, no hay nada que hacer. Si el espectador no hace el paso previo que es decir «voy a imaginar esto que me cuentan, voy a jugar», da igual el trabajazo que se marquen Daniel Day-Lewis o Carolina Yuste. El principio activo de la transformación artística reside en el espectador, no en los intérpretes. Y es un trabajo de la imaginación, ya sea pensando que una persona es otra o que un vaso de agua es un roble.

 

Y todo eso, yendo más allá de la magia del teatro, porque aquí el truco está a la vista de todos y aún así, en cada función suceden cosas muy bonitas, ¿no?

Efectivamente. El truco, el mismo que en cualquier obra de teatro, está presente de forma explícita. Eso pone de manifiesto que es el espectador el que hace el trabajo. Una vez entiendes eso, la magia sucede y la historia aparece en toda su plenitud, más aún porque es el espectador el que proyecta sus propias imágenes y significados.

 

Tú haces un doble papel, además del que propone la obra, también haces de guía en el proceso… ¿vas percibiendo, en las diferentes funciones, que la magia se produce, que la gente se sugestiona y acaba aceptando la convención que les proponéis? ¿Puedes percibir eso?

Sí. Tampoco estoy muy pendiente porque tengo la atención puesta en una persona que se está poniendo en mis manos en un gran acto de confianza y generosidad y que necesita que le guíe. Pero, en realidad, el mecanismo es muy simple, es un juego. Cualquier juego al que hemos jugado de niños: «oye, yo voy a ser esto. Tú vas a ser esto. Y este sitio es esto». Y ya está, a jugar. Entonces desde el inicio notas que la gente entiende de qué va esto y se pone a hacer porque en realidad estamos acostumbrados a hacerlo.

 

Y sobre el tema de elegir a los invitados/as, imagino que cada vez será más difícil encontrar a compañeros de escena que no sepan nada del montaje, una de las premisas para que te acompañen en la función…

Jajajajajaja, sí. De todas formas, tenemos una lista de gente a la que le hemos explicado el proyecto y les hemos dicho que nos gustaría poder contar con ellos y con ellas si esto continúa o en gira y que si están dispuestos que, por favor, no la vean.

 

Normalmente serán gente que conoces ¿Te ha sorprendido algunos de ellos? ¿Hay alguno que se haya salido del guión?

No hay nadie que se haya salido del guión puesto que nadie ha desobedecido las instrucciones de la obra y todos han seguido el camino que propone Tim Crouch. Ahora bien, Tim propone un gran campo de juego y de posibilidades que ni él ni yo podemos controlar, por lo tanto el guión implica esa sorpresa, esa incertidumbre constante. Cosa que es maravillosa. Y en ese sentido, incluso a los compañeros y compañeras que conocía mejor o con quienes ya había trabajado me han sorprendido. Y ha habido gente que no conocía, que no sabíamos cómo iba a reaccionar y con la que ha ido muy bien, incluso mejor de lo que podíamos pensar. Ese es el gran regalo que yo recibo cada función; yo también estoy haciendo una función nueva cada vez y, después de 43 pases (entre ensayos y funciones), siguen sucediendo cosas que luego digo «esto no había pasado nunca» o «ni se me había ocurrido que esto era una posibilidad». Y todo sin salirse del texto. Precioso.

 

Conociendo a los invitados (que no sé hasta que punto es así a nivel personal) y aunque el texto sea siempre el mismo, ¿tú guías al invitado/a por caminos mentales distintos sabiendo hasta dónde te puede dar, o hasta dónde puede llegar esa persona o en función de cómo vaya yendo la función?

No, la guía es exactamente igual para todo el mundo y no se adapta a quien viene (más allá de que me relaciono diferente con alguien con quien hay confianza que con alguien a quien he conocido hace dos horas). La guía es de los aspectos prácticos, de los aspectos mecánicos: qué tienes que decir, dónde te tienes que poner (si es que necesito que te pongas en algún sitio concreto, que la mayoría de las veces es libre), etc. No entro a dirigir actoralmente o a empujar la obra en una dirección o en otra. Sería un poco trampa y además es infinitamente menos interesante y divertido. Nuestra idea de cómo es esta historia es una y, gracias a no interferir ni dirigir las decisiones de los segundos actores y segundas actrices, nos hemos encontrado con una enorme variedad de posibilidades. Todas válidas, todas posibles.

 

¿Qué más nombres de invitados nos puedes desvelar de cara a las siguientes funciones?

Aparte de los nombres anunciados para las funciones que ya están a la venta, me temo que de momento no podemos desvelar nada. Solo diré que el nombre de una de las personas que hará la función empieza por J y otro por C. Por ejemplo.

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