El inglés Ivor Bolton y el alemán Claus Guth lideran una producción que podremos ver en el Teatro Real del 18 de diciembre al 10 de enero, que recupera todo el esplendor de este drama jocoso escrito por Lorenzo Da Ponte y con música de Wolfgang Amadeus Mozart.

 

Una oscuridad que lo inunda todo

 

 

Por Miguel Pérez Valiente

Foto portada Monika Rittershaus

 

Calificada por el libretista Lorenzo da Ponte como “Dramma giocoso” –lo que viene a ser hoy en día una dramedia, es decir, una pieza dramática en la que no faltan elementos cómicos–, el Don Giovanni de Mozart es una de las vértebras que sustentan la espina dorsal del repertorio operístico clásico. A diferencia de Le Nozze di Figaro y Così fan tutte, las otras dos obras maestras fruto de la feliz colaboración entre Da Ponte y el de genio de Salzburgo, cuyas tramas se ajustan a las convenciones de la comedia de costumbres y la sátira social, Don Giovanni se aventura en las turbiedades de la psique de sus personajes.

Es precisamente de esta oscuridad latente de donde el director de escena Claus Guth tomó inspiración para pergeñar una producción que sin duda subraya los acentos más trágicos del drama. Una propuesta en la que la luz, siempre un bien escaso, retrocede ante una oscuridad que lo va inundando todo. En esta versión, en vez de la habitual jornada de descontrol e irresponsable desenfreno del más famoso womanizer de la literatura española, la tragedia está presente desde el minuto uno como lo atestigua la herida sangrante que Don Giovanni recibe en la primera escena de la obra.

Don_Giovanni_Real_Godot
Claus Guth (director de escena de Don Giovanni), en un ensayo de escena de Don Giovanni. Foto de Javier del Real

Esta veterana producción vio la luz en el 2008 en el Festival de Salzburgo y, a tenor del gran número de teatros que la han montado y de haber sido inmortalizada en una grabación en DVD, se puede considerar una producción de éxito aunque, quizá, ya no resulte tan sorprendente como en el momento de su estreno. La escenografía es de Christian Schmidt con quien Guth también colaboró en el Parsifal y en la Rodelinda que pudimos ver en sucesivas temporadas en el Teatro Real. Y como en estos otros dos montajes el director de escena también apostará por un escenario giratorio. Otra «marca de la casa» de Guth es su facilidad para equilibrar su creación escénica con el necesario respeto por la gloriosa música de Mozart.

En el foso el maestro Ivor Bolton, director musical titular del Teatro Real y, en el primer reparto el rol protagonista, el barítono Christopher Maltman uno de los mejores Don Juanes del siglo XXI.