La versión teatral del clásico Días de vino y rosas de J.P. Miller vuelve a nuestros escenarios con una adaptación firmada por David Serrano. Una propuesta que podremos ver en el Teatro Infanta Isabel, a partir del día 28 de septiembre, con dirección de José Luis Sáiz y protagonizada por Cristina Charro y Federico Aguado.

 

Contigo hasta el infierno

 

Por Redacción

 

Parece que el final de septiembre en el Teatro Infanta Isabel estará dedicado a recuperar grandes clásicos contemporáneos americanos. En estos días llegan a su escenario dos títulos icónicos de la cultura estadounidense, por un lado Muerte de un viajante, a partir del día 30, y por otro Días de vino y rosas que se estrena el día 28, un título que si bien es un clásico cinematográfico, ha gozado también de su versión teatral; de hecho, esta misma producción que ahora podremos ver en el escenario de la Calle Barquillo, ya ha pisado otros escenarios de nuestra ciudad con anterioridad, contando con Marcial Álvarez en el papel que ahora retoma Federico Aguado  junto a Cristina Charro, quien continúa en este rol que le ha valido el Premio Garnacha a la Mejor Actriz en el Festival de Teatro de Haro de La Rioja, y que dirige José Luis Sáiz.

 

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Cristina Charro y Ferderico Aguado en una escena de ‘Días de vino y rosas’

 

De clásico del cine al teatro

La primera versión de Días de vino y rosas nació a finales de los cincuenta para la televisión estadounidense. Escrita por J.P. Miller, pronto tuvo su versión cinematográfica dirigida por Blake Edwards con unos inolvidables e impactantes Jack Lemmon y Lee Remick interpretando a esta pareja que se embarca en un viaje de caída libre hacia el alcoholismo, desatando una espiral de dolor y autodestrucción de desenlace fatal que quedó clavada en la retina del espectador y en la historia del cine. Un acercamiento lleno de crudeza sobre la adicción al alcohol que incluso se ha llegado a utilizar como ejemplo en las reuniones de Alcohólicos Anónimos por el realismo con el que se muestra.

La producción que ahora veremos está inspirada en la versión teatral creada por Owen McCafferty en el 2005 y que, además de explorar las adicciones y la decadencia, ahonda en la historia de amor fallida. Una versión que ha sido representada en escenarios de todo el mundo y que aquí, en España, ya pudimos ver en el 2009 dirigida por Tamzin Townsend con Silvia Abascal y Carmelo Gómez en escena en una adaptación de David Serrano.

 

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En versión española

En esta ocasión se ha vuelto sobre esta misma adaptación del prolífico David Serrano que, para fortuna de los amantes al teatro, ha volcado su carrera en las Artes Escénicas para acercarnos títulos tan estimulantes como Elling, Lluvia Constante, El hombre almohada o Los asquerosos, o pariendo musicales como Hoy no me puedo levantar, y las adaptaciones de Billy Elliot o el próximo estreno del 50 aniversario de Grease.

Centrándonos en Días de vino y rosas, para quienes vayan esperando encontrar una réplica del clásico dirigido por Edwars, conviene explicar que en esta ocasión la acción se sitúa en nuestro país, sustituyendo la fiesta de empresa en la que se conocen los protagonistas por un aeropuerto al que ambos acuden para viajar a Nueva York en busca de sus sueños, un punto de partida, de metáfora amarga, que habla de la fuerza del destino y el juego al que nos somete. Y donde los personajes pasan de llamarse Joe y Kirsten a ser Sandra y Luis. Pequeñas pinceladas que sirven para aproximar esta historia a nuestro entorno más personal y hacer de su dolor algo más cotidiano y cercano, rasgando esa capa de cine clásico que quizá nos distancie de la verdadera realidad del alcoholismo y su efecto destructor.