El Museo Reina Sofía nos acerca a la artista (Premio Velázquez de artes plásticas 2017) en una muestra que estará hasta el 11 de enero y que tiene como principal eje vertebrador el concepto de la memoria, una cuestión que ha ocupado gran parte de su trayectoria. Con esta temática de fondo, la artista recupera y revisa su trabajo desde los años setenta hasta la actualidad desde una perspectiva en la que se entrecruza su propia memoria personal con la memoria colectiva para abordar de forma crítica asuntos relativos a la represión de la libertad, la censura política y artística o la marginación de determinados colectivos sociales.

 

Por Redacción

 

Concha Jeréz, además de la memoria, aborda otros temas: ambigüedad, cotidianidad, tiempo, utopía…

 

En las obras e instalaciones multimedia (vídeo, audio, fotografía) que pueden verse en la muestra -organizada por el Museo Reina Sofía con la colaboración de la Comunidad de Madrid- aparecen a menudo dos de los elementos utilizados por Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) desde los inicios de su carrera: las noticias de prensa y los escritos autocensurados como caligrafía ilegible. A ellos ha incorporado temas de actualidad, especialmente aquellos relacionados con el feminismo y la inmigración y su olvido o maltrato en los medios y en las políticas oficiales.

Concha Jerez. Que nos roban la memoria

Además de la memoria, en su actual etapa personal de reflexión y síntesis de épocas anteriores, Concha Jerez trata otra serie de temas con los que ha venido trabajando recurrentemente a lo largo de estos últimos cuarenta años, como las ideas de ambigüedad, cotidianidad, medición, tiempo, utopía o la vigilancia electrónica y los límites.

La exposición se despliega por diversos espacios del edificio Sabatini del Museo. En la Sala de Bóvedas -en el sótano- y en la planta tercera se presenta una retrospectiva parcial en la que pueden verse algunas de las primeras obras de la artista sobre papel, que han sido expuestas raras veces desde los años setenta, así como instalaciones realizadas a partir de los años ochenta.

La Sala de Protocolo, en la planta primera, muestra una selección de dibujos originales de proyectos de Concha Jerez, un enlace virtual a la Base de Datos Ideas Instaladas y a la Base de Datos de Jerez y el músico José Iges Expanded Radio, bocetos de experimentaciones con diversas materias (1972-73), bocetos y obras minimalistas (1972-75), obras originales de Mail Art, objetos intervenidos y publicaciones de la autora.

Concha Jerez. Que nos roban la memoria

Por último, Concha Jerez ha tomado las cuatro escaleras de piedra como soporte para crear para esta ocasión cuatro nuevas intervenciones específicas como espacios de memoria: la Memoria olvidada, la Memoria autocensurada, la Memoria escrita y oralizada, y la Memoria silenciada.

Esta es la primera vez que una exposición utiliza estos cuatro lugares singulares a la vez, que para la artista definen el tránsito por ellos de los diversos tiempos de memoria de los que ha sido testigo el edificio, de antiguo hospital de la beneficencia al museo de hoy.

 

Intervenciones específicas en las escaleras de Sabatini

Para esta exposición, Concha Jerez ha creado cuatro espacios de memoria en las escaleras de piedra del edificio Sabatini, siendo tratada cada una como una sola obra en su totalidad. Así, en una de ellas se desarrolla la instalación Xm3 de Memoria Escrita y Oralizada, y pone en escena una especie de laberinto sonoro creado a partir de composiciones nuevas, surgidas del conjunto de un gran número de grabaciones de poetas internacionales -muchos de ellos ya desaparecidos-, leyendo su propia poesía. Las fuentes de sonido parten de tiestos ubicados en cuatro sillas distribuidas por los rellanos con acetatos transparentes intervenidos con escritos ilegibles autocensurados. Como acompañamiento visual, en el hueco central de la escalera se muestran cuatro escaleras de aluminio intervenidas con acetatos transparentes, procedentes de la instalación de la autora Jardín de Palabras Escritas (2001).

Concha Jerez. Que nos roban la memoriaOtra escalera la ocupa la instalación Xm3 de Memoria Autocensurada donde, además de intervenir las ventanas, se han situado unos módulos integrados por una silla y una mesa cubierta totalmente por un poliéster translúcido intervenido con escritos ilegibles autocensurados.

En una tercera, la instalación lleva por título Xm3 de Memoria olvidada, cuyo tema específico se centra en la consideración del edificio de Sabatini como un testigo del olvido generalizado de hechos y realidades importantes acaecidas en el siglo XX. En los primeros tramos de este espacio figura una intervención que parte de la instalación de la artista Que Nos Roban La Memoria (2002-2020) integrada por imágenes paradigmáticas de hechos relevantes del siglo XX aparecidas en la prensa e intervenidas por la autora, mezcladas con imágenes anónimas inexistentes de acontecimientos que pudieron haber ocurrido, pero que no aparecieron fotografiados por los medios. También dialoga con la escalera otra intervención que parte de su obra en proceso Paisaje De Memoria (2006-2020) integrada por necrológicas aparecidas en la prensa a lo largo del tiempo, que presentan personajes relevantes, muchos de ellos olvidados, y recuperada su memoria a través de dicha prensa. También estas necrológicas aparecerán mezcladas con retratos anónimos de personas que nunca aparecieron en las necrológicas.

Xm3 de Memoria Silenciada es la obra creada para la cuarta escalera y su temática se basa en huellas y testimonios de la represión franquista en sus diversos aspectos sucedidos en el período que va desde 1939 a la transición democrática. En ella aparecen una serie de jaulas en cuyo interior un dispositivo reproduce audios de testimonios orales significativos de personas que sufrieron directamente la represión franquista. Además, se muestra un video con imágenes correspondientes a lugares de reclusión y tortura del franquismo, de campos de refugiados, de lugares de ejecuciones y de personas represaliadas, en la intervención también figuran listados de nombres de personas ejecutadas por la dictadura en el período posterior a la guerra civil escritos a mano por la artista.

Por otro lado, aparecen en este espacio, ya en el acceso a la sala de Bóvedas, obras anteriores de Jerez como Límite de la cotidianeidad (1986) o Diario Límite (1996). En Retrato Interior de Rosario (1997), la artista parte de una fotografía – tomada de la prensa inglesa- del rostro de una madre salvadoreña anciana, nacida en 1898, forzada a huir, con los nombres y fechas de nacimiento y muerte de los quince miembros de su familia asesinados a lo largo de su vida, atrapada entre dos parrillas de asar.

Finalmente, para reforzar el aspecto unitario de la obra realizada en cada escalera, en todas ellas se ha realizado una intervención mediante vinilos que desarrolla como tema la dicotomía entre los conceptos de Paisaje Interior y Paisaje Exterior de Memoria.

 

Imagen de portada: Concha Jeréz, Que nos roban la memoria julio 2020. Vista de sala (Sala de Bóvedas de Edificio Sabatini). Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés / Roman Lores. Archivo fotográfico Reina Sofía.