Medea nos agita, nos señala y nos lleva a la calle a quemar contenedores… Pero sobre todo, pregunta cómo quiere hacer prender la revolución nuestra Medea propia.
Medea camina entre nosotras, vive aquí, hoy, dentro de todas. Viene a reclamar la justicia que el peso de los siglos y la moral establecida le fueron arrebatando. Señala al espectador y le invita a revisar su sentencia, en un acto liberador de asunción de privilegios y al grito de anarquía y libertad.