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Una actriz, dos actores, un creativo audiovisual y un director deciden crear desde el confinamiento de sus residencias.
L i m b o: una pieza teatral, perfomática y audiovisual en la que el espectador es invitado a seguir el proceso creativo desde adentro y ser testigo de la intimidad de los artistas. Todo lo que suceda se transformará en material posible para el proyecto que se sumergirá en la investigación de ¿mi cuerpo, mi frontera?
L i m b o nos coloca en el borde entre el mundo real y el mundo fantástico. Ficción y realidad conviven en un espacio nebuloso, extraño. Pero en tiempos de pandemia y confinamiento, ¿qué es ‘lo real’? ¿Cuáles son los nuevos muros que se están construyendo? ¿Estamos dispuestos a implosionar lo establecido, a mutar de forma deliberada y ‘revelarnos’ desde la creatividad?
Como explica el propio colectivo:
“Con la llegada de la covid-19, como todos los grupos de trabajo, quedamos desterrados de nuestro espacio de ensayo, donde trabajábamos en una nueva creación, LA ESPERA, un proyecto que centra su narrativa en la promesa de ese futuro que está por llegar. Con el confinamiento, lo primero que hicimos fue reencontrarnos a través de Hangouts para vernos, hablarnos, escucharnos y saber que estábamos bien. A partir de ahí, tomamos la decisión de mantener nuestra residencia artística. De repente, nuestra casa se había convertido en nuestro espacio de creación. La temática que veníamos trabajando se resignificaba. El trabajo de mesa estaba más presente que nunca. Intercambiamos y debatimos artículos, ensayos, películas, poemas, música. Compartimos anécdotas, sueños, miedos, deseos. Redescubrimos los primeros textos que surgieron antes de la pandemia. En definitiva, mantuvimos el fuego y, al cierre de cada sesión, hacíamos un brindis. Dramaturgia confinada.
Con la apertura de la iniciativa Confín del 38º Festival de Otoño, surgió de forma natural una propuesta que, sin ser del todo conscientes, se había ido macerando desde el principio del confinamiento. Una propuesta que encajaba con nuestra línea de trabajo y que, a la vez, movilizaba la idea convencional de producción creativa.
Hemos querido compartir nuestro proceso creativo, no como un archivo documental, sino sumergiéndonos en un proceso que cuestiona los límites de la realidad y la ficción, donde cuesta diferenciar qué forma parte de nuestras vidas y qué de la experiencia artística. Nos permitimos ser ambiguos, lúdicos, flexibles, honestos, infieles.
Mentir en las verdades absolutas, pecar de sinceridad brutal con las mentiras descaradas. ¿Quién puede distinguir lo que es real o no? Desde este prisma, queremos contar la historia de una creación: la creación de una pieza sobre lo que han vivido nuestros cuerpos enclaustrados. Nos preguntábamos, ¿cómo se están materializando y encarnando las políticas de confinamiento en los cuerpos, los espacios y los tiempos? Con este punto de partida, Trigo, Rafuska y Manu han desarrollado sus propuestas”.
