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El perro del hortelano

Estreno: 2018-01-13
Última función: 2018-02-18
Género:
Duración: 110 mins.

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    Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

     

     

    Es la tercera vez que la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en sus 30 años de vida, monta El perro del hortelano, tras las puestas en escena que dirigieran en 2011 Eduardo Vasco y en 1989 José Luis Sáiz. Para Helena Pimenta, que se hace cargo esta vez de la dirección, «es una de las comedias que más personalidad tienen de todo el teatro áureo, tiene una serie de peculiaridades que la hacen única. Es una comedia tierna pero también rigurosa y dura; es tan alegre y luminosa como oscura y triste; es aristocrática y popular». Lope de Vega llevó al título el refrán popular -que disemina en no pocos versos-, que habla de ese perro que, como animal carnívoro, ni comía las berzas ni las dejaba comer a otros animales que pudieran acercarse al huerto que cuidaba. Esta cualidad se ‘humaniza’ en el personaje de Diana, que tantas veces ha sido objeto del tópico, fijado en la idiosincrasia popular, de la mujer histérica que ni se decide a ofrecerse al hombre que ama (ella aristócrata, él, su secretario Teodoro, de extracción humilde) ni deja que él ame a otra mujer (Marcela). Pero en este montaje, y así lo indica el autor de la versión, el ‘ronlalero’ Álvaro Tato, «nosotros preferimos indagar en los conflictos de una mujer en el poder, atrapada entre las inmensas presiones y prejuicios de su estatus social y los arrebatos de su amor y su deseo; un volcán encendido en esa Nápoles palaciega y caliente».

     

     

    Maestría cómica

    Dice Tato que si Wilder y Lubitsch hubiesen vivido en el Siglo de Oro serían discípulos de Lope, y lo dice porque los resortes de esta comedia la convierten en una obra maestra imperecedera: «justeza rítimica, situaciones desopilantes, desvarío coral al servicio de conflictos hondos, con liviandad pero sin ligereza. Los grandes cómicos, como Lope, como Aristófanes o como Chaplin, como Molière o como Cervantes, convierten la risa en un camino al corazón humano”. En este caso al corazón de Diana. Y en este montaje con un camino adornado de musicalidad, la que pone al piano durante la función Olesya Totova, que interpreta la selección de Ignacio García, que ha buceado en repertorios barrocos, románticos y contemporáneos. Eso y el verso de Lope. Delicia total.