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El percebeiro

Estreno: 2019-05-03
Última función: 2019-05-19
Género:
Duración: 60 mins.

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    No me interesan una mierda los superhéroes. El único superhéroe que me interesa es aquel que tiene algún síntoma de ‘tullido’. Porque el humano en cuanto que ser humano es un tullido.

    Y dentro de las especies animales el homo sapiens es la especie de los tullidos. Y por lo tanto la historia de la humanidad es la historia de la gran ‘tullida’. Flaqueamos por todas partes desde el principio de los tiempos. Y allá voy, eso es lo que me interesa: lo que no es perfecto, lo que cojea, lo que se cae.

    El humano como el ‘tullido’. El humano como el caído. La caída cómo el lugar común de todos los humanos. La caída cómo síntoma de humanidad. Y de esto os quiero hablar en realidad. Por eso he venido aquí. La filosofía del no me voy a caer es la mejor excusa para hablaros de la caída.

    La filosofía del no me voy a caer es un movimiento filosófico-espiritual que estudia la capacidad del ser humano de resistir a su caída. Es un pensamiento contracultural que se opone a la de la ley de la gravedad. Es una decisión vital, un acto político que determina que la no caída es posible. Ellos ya han tomado la decisión: «No me voy a caer».

    Teniendo en cuenta que la posibilidad de la caída es inminente, siempre, en cualquier situación, aquellos que creen en esta filosofía buscan todas las maneras posibles para no acabar cediendo a lo inevitable, para conseguir mantenerse en pie. Aquél que no se cae es aquel que nunca contempla la posibilidad de caerse.

    «La muerte nunca está en mis planes. Yo sigo con mi movida. Son ellos los que creen que me voy a caer». Son sabedores de que la cultura del miedo es algo que les han inculcado desde pequeños. Pero ahora ellos, despojados de ese temor, se lanzan al vacío convencidos. Desplegando así las alas del hombre que se sabe capaz de volar.

    Aquí, la madre juega un papel diferencial. Ella también trabaja en la filosofía del no le voy a caer. Podríamos decir que ella, siendo lo primero de todo, madre de todas las cosas, condición indispensable para un hijo, está conectada con una fuerza ancestral que le impide la posibilidad de caerse. «Si ella cae, caemos todos». Mas no así el hombre que sin nacer con esta fuerza antigua, busca fuera de sí todo aquello que le conecta directamente con ese poder.

    El percebeiro, cuyo trabajo se rige por esta filosofía, necesita buscar siempre fuera de él la adrenalina que le conecta directamente con esta vibración. Nadie le ha pedido que vaya al mar, es su decisión, su compromiso vital con él mismo. Aquel que trabaja para la filosofía del no me voy a caer no es aquél que no cae o que nunca muere sino aquel que ha hecho todo lo que está en sus manos antes de caer, antes de morir.

     

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