SUSCRÍBETE
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Carmen Maura y la importancia de un ‘te quiero’ a tiempo

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

 

Premio de Honor de la Academia del Cine Europeo en 2018, más de 100 películas, 4 Premios Goya, Premio Donostia, Mejor Actriz en Cannes… lo de grande se le queda pequeño, es historia viva del cine español. Y ahora, Carmen Maura vuelve al teatro cuatro años después de vérselas con Mihura en Carlota, para interpretar ahora a Amelia, una madre con mucho reprimido, en La Golondrina, de Guillem Clua. Josep Maria Mestres ha sido el encargado de la puesta en escena en este tour de force entre la actriz y Félix Gómez. El texto está inspirado en el ataque terrorista a la discoteca gay Pulse de Orlando, en Estados Unidos. Pero al final es una obra que habla del amor, de cómo lo sentimos y cómo lo comunicamos.

 

¿Qué tiene que tener una obra para decidirte a hacer teatro durante una temporadita y qué tenía en concreto La Golondrina para conquistarte?

Casi te diría que qué tiene que tener cualquier cosa para que yo me decida a hacerlo, son muy variados los motivos que puedo tener. Leo muchas obras, incluso leo obras en francés también, y esta obra, La Golondrina, la leí y sentí que es una obra que había que hacer, me dio muy buen rollo y estoy feliz porque la gente la recibe muy bien, lo estoy pasando fenomenal, la verdad. A ver ahora qué tal llevo esto de hacerla todos los días en Madrid, pero lo de la gira me encanta. Lo que yo quería realmente era hacer una gira, pero luego me dijeron que Madrid era prácticamente obligatorio, así que…

 

Bueno, un tiempo aquí está muy bien, que luego a saber cuándo te volvemos a ver en el teatro…

Dos meses. Pero las giras… hace tanto tiempo que no iba de gira. Hace 4 años hice Carlota en el Centro Dramático Nacional, pero no salimos de gira. La última gira que recuerdo era de llevar nosotros la maleta y llegar al sitio y buscarte el alojamiento, ir en autobuses… tenían otro color muy distinto. Muchas veces, hablando con Lola Herrera, que es amiga, me cuenta cómo es la gira ahora y me apetecía mucho. Y hacía, ya te digo, mucho tiempo que no me recorría yo tantos sitios por ahí por España. La gente nos recibe con mucha alegría, es muy simpática, y como no hay tanta oferta teatral como en Madrid, van con mucha ilusión. Da mucho gusto.

 

Así que la obra llega rodada a Madrid. Este contacto con el público en gira, ¿ha ido cambiando en algo a Amelia, tu personaje, tu forma de afrontarlo y de hacerlo?

Lo que ha cambiado es que al principio estaba con más susto y ahora ya no tengo ningún susto. Somos dos solo en escena y nunca salimos y fue duro aprenderse el texto, los primeros días me ponía nerviosa, pero ahora ya salgo muy feliz a escena. Además, me encanta lo de no tener que madrugar. Llevaba una racha de muchas películas unas pegadas a otras y viajes y mucho movimiento, y esto me viene muy bien ahora. Aprovecho y te cuento, que se acaba de estrenar una de esas películas, que se llama Gente que viene y bah, que es bien bonita. Y luego tengo dos para estrenar en breve, una francesa (Mi familia y el lobo, una película preciosa dirigida por un catalán, Adrián García, que ha hecho mucha animación y la peli tiene partes con dibujos animados) y otra brasileña (Veneza, de Miguel Falabella), que espero que se puedan ver aquí también. Así que, con todo esto, creo que me puedo dedicar al teatro durante una temporadita tranquilamente.

 

¿Qué ha sido o qué está siendo lo más gozoso y lo más doloroso de La Golondrina?

Mi sistema de trabajo es bastante simple. Para mí lo más importante es aprenderse muy bien el texto, que no significa solo memorizarlo, sino saber lo que estás diciendo. Lo más doloroso fue ir a ensayar todos los días de diez de la mañana a tres de la tarde con Josep Maria Mestres, que es un maravilloso director, pero muy exigente y muy insistente y nos hizo trabajar mucho, además en verano, con el calorazo, y además solo dos que nunca nos íbamos… eso fue duro, un hartazgo. Pero luego, una vez que te la sabes, que la montas y que empiezas a hacerla, empecé a pasármelo muy bien.

 

Carmen Maura y la importancia de un 'te quiero' a tiempo en Madrid
Carmen Maura y Félix Gómez

 

¿Podría resumirse la obra como un combate entre el amor y el dolor?

No exactamente un combate. Pasa una cosa, no te sabría decir cuál de los dos personajes representa qué, porque es una cosa muy especial, porque el público pasa de estar de acuerdo con uno a estar de acuerdo con el otro. Al final, lo que da más gusto de esta función es que la gente sale tocada, lloran mucho, tocada pero bien, es muy emocionante. Aborda muchos temas, sobre todo el de la comunicación entre las personas, el decirte las cosas o callártelas… es muy fuerte el efecto que produce en el público. El otro día se lo dije a Guillem Clua, el autor: chico, es que es una cajita de sorpresas la obra, está tan bien escrita… y cuando la gente sale tan emocionada, el teatro es una gozada.

El teatro tiene sus cosas buenas y sus cosas menos buenas. Yo recuerdo cuando empecé a hacer teatro… viví momentos duros, cuando venía muy poca gente… y yo hacía todo tipo de teatro, estuve 10 años haciendo teatro de todo tipo.

 

De todo tipo… ¿a qué te refieres exactamente?

Funciones malísimas, comedias, cabaret, café teatro cuando empezaba el café teatro, en condiciones lamentables…

 

¿Cuál ha sido tu principal inspiración para construir el personaje?

No, yo no me inspiro en nadie. No trabajo así. En general, yo recibo inspiración de la calle cada vez que salgo, cada vez que voy al gimnasio, cada vez que hablo con una persona. Me encanta escuchar a gente diferente hablando de cosas diferentes, porque es un aprendizaje para luego tú montarte tus personajes. Pero sobre todo a mí las claves de los personajes me las da el texto, que es la parte más dolorosa, lo de aprenderte bien bien la letra, para saber lo que dices, y una vez que te lo sabes muy bien, la inspiración viene sola. Lo de creerte el personaje nunca me ha costado excesivo trabajo, sobre todo si tengo un buen director y me ayuda cuando tengo dudas. Y en este caso, el director me ha gustado mucho, porque era muy insistente pero teníamos una cosa en común maravillosa: que también le da una importancia enorme al texto. Ahí Félix sufrió más, porque tiene otro sistema de trabajo: primero piensa y luego se lo aprende. Pero con tal de llegar a emocionar al público, el sistema que uses da igual. Yo lo que siempre digo es que lo que hay que hacer es disfrutar, lo de sufrir por interpretar yo no lo veo.

 

En este caso, que es un drama tan intenso, una conversación de dos de principio a fin, la complicidad con el compañero es importantísima.

Sí, sí, es fuerte, pero yo lo hago como si fuera ella y cuando acaba la función me quedo tan ancha. Y una de las cosas que más me gusta de esta función es que teníamos dos papeles igual de bonitos, yo no quería una función en la que mi papel fuera de prima donna exclusiva, y por eso me atrajo mucho esta función, porque los dos papeles son igual de gordos y de bonitos. Él habla más que yo, incluso, cosa que también me gusta, porque cuando le toca a él digo para mí: ¡bien!

 

En estas salidas por España, en la gira, ¿se te ha acercado alguna ‘Amelia’, alguna mamá que se haya sentido especialmente identificada?

Sí, sí, un montón, además que a la gente le hace mucha ilusión verte en persona. Cuando supe que iba a hacer esta función, de hecho, pensé: con que haya tres mamás que de repente se decidan a arreglar una situación de esas que están estancadas, me vale. Y no sabes la cantidad de gente que se nos acerca a la salida, madres, hijas, hijos, maridos… o sea, que funciona fenomenal.

 

¿Eso dice algo de lo difícil que es entender la identidad de los hijos o la de los padres?

Sí, sobre todo que pocas veces es una madre la que cuenta esto, pocas veces se escucha el problema de la madre cuando se tocan según qué temas, y aquí queda muy claro y se le entiende muy bien, yo la defiendo, cada una defiende lo suyo.

 

Con la perspectiva que te da la experiencia, la edad, ¿sientes que hubieras hecho más teatro de no haber tenido la carrera cinematográfica que has tenido?

Quién sabe, sí, podría haber sido una actriz de teatro importante, depende de las personas con las que me hubiera cruzado en ese momento. Yo nunca he programado para nada mi carrera, porque cuando yo empecé, a mí esto me hacía feliz y no tenía demasiadas ambiciones de llegar a ningún lado, hacía lo que me pedía el cuerpo y nunca programé nada. Para mí lo del cine fue un descubrimiento, en cuanto empecé a hacer cortos me pareció súper divertido lo de la cámara y la técnica y todo eso, me encantaba. Si no me hubiera cruzado con los chicos de las películas y hubiera seguido, no sé… en ese momento además cuando empiezo a conocer el cine, los trabajos que me ofrecían en cine me gustaban más que el teatro, la verdad, y luego que el mundo del cine, al menos el que yo empecé a tratar, era más libre, más abierto.

 

Carmen Maura y la importancia de un 'te quiero' a tiempo en Madrid
Fotos: Javier Naval

 

Sí, el teatro, de 30-40 años a esta parte, en España ha ganado mucho en apertura, claro, nada que ver con los 70 y los 80.

Sí, entonces se marcaba mucho quiénes eran los importantes y los no importantes, esas cosas… en el cine, además, es que me metí en unos grupos humanos que eran francamente divertidos, y no me planteaba si mi carrera iba por aquí o por allá, nunca me preocupó. Las carreras en esto son muy difíciles de controlar, y más vale no intentarlo controlar, porque si no te pueden dar unos bajones que te cagas. Yo siempre recomiendo tranquilidad, buenas vibraciones y no preocuparse demasiado, porque no podemos hacer nada. Para que tú llegues a tener un Goya o una manzanita, tienen que darte un papel cojonudo, la gente tiene que ir a verlo… muchas cosas. No quiere decir que seas la reina. Al final, depende muchísimo de la suerte, que es una de las cosas más desesperantes de esta profesión, cuántas veces ves actores y actrices buenísimas que nunca les han dado un protagonista, y mientras no te lo den, no te ven, y no depende de ser más alta ni más baja ni nada, depende mucho de la suerte. Yo confío mucho en mi ángel de la guarda que, la verdad, ha tenido una trabajera… no en lo de actriz, que en esto ha sido todo sorpresa tras sorpresa.

 

¿No sientes que te hayas perdido nada, en lo teatral?

No, no, si yo he trabajado como una mula, bastantes cosas he hecho. Y como nunca he tenido esa cosa de me gustaría hacer tal papel dificilísimo… no, no, para mí lo más fácil en lo que ha sido mi vida hasta ahora era el trabajo de actriz, el resto de cosas de la vida se me dan mucho peor. El trabajo para mí ha sido un regalo, porque se me da muy bien, y como tampoco se me dan muy bien tantas cosas, vamos, casi nada, muy bien muy bien casi nada, tan bien como esto nada, y es así desde que era pequeña.

 

¿Qué es, finalmente, lo más importante de La Golondrina?

Pues eso, lo de comunicarse y quererse, las frases que más oigo cuando salgo son: voy a llamar a mi madre para decirle que le quiero, mi hijo me quiere muchísimo y yo a él, ahora mismo voy a arreglar no sé qué cosa que tenemos ahí pendiente… Hay una cosa muy bonita en esto, porque la gente se queda con la sensación de que hay que decirse te quiero si es que es de verdad, porque luego a lo mejor no tienes la oportunidad y te das cuenta cuando ya es tarde.

Comparte este post