Entre el 7 y el 16 de mayo se celebra, en la aldea global internaútica, la edición especial de este año del BE Festival de Birmingham, en este caso BE At Home Festival, del que se han vuelto a hacer cargo Miguel Oyarzun e Isla Aguilar después de su controvertida salida de la dirección del Centro Cultural Conde Duque de Madrid.

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

 

Estaba previsto que se celebrara durante la última semana de junio, la programación estaba ya cerrada incluso, pero como en tantos otros casos, el coronavirus ha obligado a los responsables del BE Festival a alterar los planes iniciales y buscar la mejor forma de mantener el espíritu de esta cita anual con las artes escénicas contemporáneas que se creó hace 10 años en Birmingham. «Los cambios a los que nos enfrentamos todos en todas partes durante las últimas semanas -señalan sus directores, Miguel Oyarzun e Isla Aguilar- nos han impulsado a considerar el papel que todos jugamos en nuestra comunidad. Para nosotros en BE Festival, esa comunidad la conforman nuestro público, nuestros artistas, nuestro equipo, nuestros socios y el sector cultural en general. Mientras navegamos por esta situación en constante evolución, en lugar de apresurar nuestra respuesta, nos tomamos el tiempo para discutir a fondo la posición que queríamos tomar como organización. Nuestras prioridades están claras: primero, mantener a todos a salvo; después, en línea con las medidas anunciadas por Arts Council England, proteger a los trabajadores autónomos y a los artistas, las personas más vulnerables en el sector cultural; y finalmente, en diálogo con los artistas, proporcionar a nuestro público una respuesta artística coherente con nuestro espíritu y con estas circunstancias sin precedentes».

 

Los comparaciones son odiosas y, pese a que el Reino Unido ha respondido a la emergencia sanitaria de una forma muy distinta a como lo ha hecho el gobierno español, en cuanto a protección pública de la cultura nos siguen dando mil vueltas. La reacción del Arts Council, entidad que va íntimamente unida a toda actividad artística en las islas británicas, ha sido rápida y contundente. Una semana después de que aparecieran los primeros casos en Reino Unido, ya se habían lanzado 50 millones de libras en becas para apoyar al sector en proyectos de nuevo cuño teniendo ya en cuenta la nueva realidad, imaginando ya nuevos formatos, estimulando la imaginación de cara al futuro. Invirtiendo. Una reacción proactiva frente a la reactiva del ejecutivo español y otras instituciones autonómicas, que solo han puesto medidas sobre la mesa por la exigencia desesperada del sector.

 

«Allí respondieron inmediatamente -nos cuenta Oyarzun-, tienen un sistema muy férreo de cercanía y cuidado con las organizaciones y con los artistas a través de lo que llaman el relationship management, que consiste en que si tú recibes una subvención de cualquier tipo, ya sea por proyectos o a largo plazo como es nuestro caso, tienes un contacto directo en el ministerio y, ante la situación de la pandemia, nos pusimos rápidamente en contacto con nuestra relationship manager, le explicamos nuestros planes, lo que queríamos hacer, nos lo pidió por escrito y poco después nos mostraron el apoyo absoluto a nuestros planes. Básicamente nos han mantenido la subvención íntegra, pese a no celebrar el festival físicamente. Ante nuestra propuesta, el Arts Council nos comentó que en línea con lo que proponíamos invitaban a las organizaciones a crear contenido online en la medida de lo posible. Además, de alguna forma, nos recomiendan que intentemos proteger a las personas más vulnerables del sector, autónomos y artistas».

 

 

Oyarzun y Aguilar, junto con el equipo del festival, se pusieron a trabajar en una edición especial que se va a celebrar durante diez días, del 7 a al 16 de mayo, con un compendio de actividades diversas donde habrá teatro, circo, performances, películas, talleres, debates, comida y hasta una fiesta con DJ, todo esto cuando seguimos confinados. Por eso esta edición se llama BE At Home Festival. Entre los trabajos programados hay presencia española, como siempre, y no solo porque los directores del festival lo sean, sino porque hay una serie de creadores y creadoras en nuestro panorama que cada vez encuentran más eco en el entorno creativo europeo. Ahí estarán David Espinosa, Edurne Rubio, María Jerez y Francesc Serra Vila, junto a los irlandeses Squarehead Productions, a los belgas Silke Huysmans y Hannes Dereere, o Selina Losa (en la foto de arriba) y Yassine Hawawi desde el propio Reino Unido. Todas las actividades se pueden consultar en la web del festival y todas son de acceso libre, aunque hay que reservar plazas en algunas de aforo limitado.

 

Estos artistas, y otros que finalmente no han podido participar por diversas razones, fueron los primeros en conocer el plan de los directores del festival. «Lo primero era comprometernos a reprogramar la pieza en 2021, pero si no iban a poder mostrar su pieza en la próxima edición de 2021, nosotros les pagaríamos ahora, cuanto antes, porque parte de la subvención la recibimos ahora y al acabar esta edición especial vamos a pagar el caché completo de la obra que había sido programada en junio. En el caso de que sí fueran a poder presentar la pieza el próximo año, nos comprometimos a pagarles caché y medio, de forma que pudiéramos pagar a todos por igual. Y si estaban en condiciones de presentar algo este año en esta edición especial digital, les pagábamos dos cachés, uno correspondiente a lo que sería una presentación normal en vivo, que no se ha podido realizar, y otro caché que corresponde a la pieza que presentan digitalmente. Y este último caché es igual que si se presentara en vivo, no es menor por ser una presentación digital. El Arts Council y el patronato del festival nos aprobó este sistema y los artistas lo han tomado con mucha ilusión y muy agradecidos. Con ellos ha sido todo muy dialogado, nada impuesto, no queríamos forzar a nadie a hacer algo que, por lo que fuera, no estuvieran en condiciones de hacer. De hecho, ha habido artistas como Úrsula Martínez que nos dijo que no se veía haciendo nada en formato digital y ha declinado la opción, y volverá el año que viene si puede ser a hacer su espectáculo en vivo», nos explica Oyarzun.

 

La circunstancia extraordinaria de la pandemia y el confinamiento sin duda ha atravesado como hilo temático todo lo programado en esta edición At Home del BE Festival, no siempre porque sea la idea central de la creación, sino porque como está ocurriendo y ocurrirá, este paréntesis, que es también un punto de inflexión histórico, impregna y resignifica lo ya creado y lo por crear. El ejemplo más claro es el de la película de Edurne Rubio, Ojo Guareña, una cinta documental inspirada en la pieza escénica anterior sobre espeleólogos, que habla de un espacio cerrado, una especie de confinamiento, en el que encuentras libertad. Rubio junto a María Jerez presentan también una performance –Shan Shui– que es la adaptación de la pieza en la que estaban trabajando como ganadoras el año pasado del certamen del BE Festival, premio que les otorga la posibilidad de generar una nueva creación apoyada por el festival. Esta pieza trabaja sobre la forma de llevar a un teatro condiciones climáticas de la propia Naturaleza exterior, que se convierte ahora en todo un reto material y simbólico en una situación en la que, hasta hace bien poco, casi no podíamos tener contacto con la Naturaleza, aunque fuera a través de la artificialidad de un parque urbano.

 

Esta edición At Home del festival no renuncia a pensar sobre el presente y precisamente se abre con lo que llaman un panel de discusión, una charla que quiere explorar el impacto de la pandemia sobre el sector cultural y el rol que se puede asumir desde lo artístico en el tiempo que vendrá después. «Se está discutiendo mucho -comenta Oyarzun- sobre el valor que le damos a las cosas que hacemos, sobre cómo vamos a hacer para que el público le dé valor también, y sobre cómo apoyarnos entre organizaciones y artistas para que la situación se fortalezca o no se destruya del todo». Mientras se reabren los teatros, hablamos, discutimos, pensamos juntas, reflexionamos. «Yo prefiero no especular -continúa Miguel. Creo que lo mejor es lo que dijo un compañero hace poco, que estaba disfrutando mucho de las conversaciones en sí. Yo estoy disfrutando de poder conectar, dentro de la situación, en la medida que puedo, con los artistas y la gente del sector y compartir lo que hacemos, pero más allá de eso, me parece difícil ver lo que va a pasar. Creo que la hostia va a ser muy gorda, eso está claro, y en todo, no solo en la Cultura. Pero el sector de la Cultura en España es particularmente frágil, con lo que la hostia va a ser enorme. Pero no podemos estar parados, si los que esperamos que hagan algo no hacen nada, tendremos que hacer algo nosotros. Los demás tienen responsabilidad, pero no se puede dejar todo en manos de los demás. Los gobernantes tienen su responsabilidad, pero nosotros les votamos también, somos responsables de quién está ahí y tenemos que convencer a la gente que tenemos cerca y generar otro tipo de influencia alrededor. Por eso para nosotros era muy importante hacer con el festival una muestra de lo que queremos y sabemos hacer, bajo estas circunstancias especiales, sí, pero sin dejar de actuar. Actos. Y eso es lo que tendría que hacer todo el mundo, mirarse a sí mismos y preguntarse: ante esta situación qué puedo hacer yo con lo que yo tengo… Más allá de eso, poco se puede hacer, porque el panorama es muy dramático».

 

Cuando escampe veremos realmente la dimensión del desastre. Mientras tanto, además de seguir pensando y conversando, nos queda la posibilidad de ver, pantalla mediante, algo de lo que los artistas y sus inquietudes generan en estas condiciones adversas. Y, bueno, seguramente no todos podríamos haber ido a Birmingham en junio, así que mirémoslo por el lado bueno. Y si os apetece jugar, no dejéis de ver el reto que nos propone en el vídeo de aquí abajo el BE Festival. ¡Larga vida!