Acaba una temporada histórica para el teatro madrileño y en Godot hemos querido hacer balance, mientras aprovechamos para avanzar algunos platos fuertes del próximo curso escénico, que también viene muy potente

 

Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer

 

Con la presentación -ésta por mail, sin sarao- de la programación del Teatro de La Abadía para la próxima temporada el 5 de julio, se cierra el ciclo de presentaciones que clausura a su vez una temporada, la 2017/18, de la que podemos afirmar con rotundidad que va a pasar a la Historia. Mientras ya han echado a andar los festivales veraniegos, vamos a intentar dilucidar si realmente este curso que acaba ha significado un antes y un después en la escena madrileña.

 

Podríamos afirmarlo, primero, porque se ha abierto no un hueco, sino un ventanal a eso que llamamos creación escénica contemporánea, esa que trasciende los límites tradicionales de los géneros y las convenciones. Su presencia hasta ahora en la cartelera madrileña era periférica o meramente festivalera. La temporada de los Teatros del Canal, con su muestrario de experiencias teatrales y dancísticas traídas de medio mundo y su apoyo a los artistas españoles que encontraron fortuna al otro lado de los Pirineos, ha contribuido a desatar la pasión y el debate. Por su parte, las iniciativas de Naves Matadero, con su forma revolucionaria de sacar el teatro del teatro, conceptual y espacialmente, y con su compromiso con la comunidad que le rodea y con los jóvenes, ha establecido un trabajo más centrado en generar reflexión y público formado y crítico, que en el modelo puro de producción y exhibición. En este modelo, las cifras de asistencia no son tan importantes, aunque se han elevado voces críticas por el hecho de que las Naves Matadero no hayan tenido una gran ocupación a lo largo del año. Igualmente, aunque las cifras de Canal son envidiables, se ha hecho notar no pocas veces el carácter endogámico de estas programaciones, pues la mayoría de quienes las disfrutan son los propios profesionales del sector y allegados.

 

Pero quizás, pensamos en Godot, este hecho entra dentro de un camino lógico hacia la normalización. Era necesario este cambio que ahora hay que consolidar temporada tras temporada, para conseguir que los públicos sean numerosos y variados y que tengan un compromiso real con estos espacios más allá de sus vinculaciones personales. También para que los creadores de nuestra ciudad y, por extensión, los españoles, tengan referencias constantes de lo que se hace en otros lugares y sepan por dónde van las tendencias. Porque el teatro no es ajeno al mercado y, por tanto, no es ajeno a las tendencias. Cierto que, si hablamos de mercado, los productos que más favor obtienen del público “general” siguen siendo los llamados «comerciales». Al margen de Canal y Matadero, el resto de espacios públicos de nuestra ciudad (Español, Comedia, La Abadía, Fernán Gómez, Centro Dramático Nacional, Price…) ha hecho concesiones a esta “comercialidad” pasada por el filtro del gran repertorio teatral universal o con producciones propias que cuentan con intérpretes mediáticos. Quizás el debate sobre la comercialidad sea ya un debate en retirada, porque la taquilla es un valor importante para cualquier institución escénica, aunque no por ello vamos a dejar de poner el foco en la brecha existente entre teatros como La Latina, el Alcázar, el Reina Victoria o el Infanta Isabel y los que dependen de las tres administraciones públicas.

 

En medio quedan los escenarios consagrados a los musicales, que viven una edad de oro en nuestro país (se ha demostrado en la temporada que acaba y se verá con mayor contundencia en la siguiente), y en los márgenes los espacios de pequeño formato, el llamado Off, un ecosistema que en el último año se ha ido ajustando tras el pinchazo de la burbuja que sobrevino en los peores años de la crisis. Con todo, la sensación general -volviendo a la terminología mercadotécnica- es que la oferta escénica es mucho mayor que la demanda en Madrid y que hay muchos proyectos que, como las moscas, nacen y mueren con celeridad en un entorno que no termina de sacudirse el fantasma de la precariedad pese a los esfuerzos por ganar suficiencia gestora de sus responsables y los apoyos recibidos -siempre escasos- por parte de las administraciones. Ah, la danza y el circo siguen siendo las hermanas pobres, por mucho que su presencia en la cartelera haya aumentado. El mundo lírico ha estado marcado claramente por el intento de fusión del Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela, que parece que va a ser revocado por el nuevo ministro de cultura.

 

El caso Pavón Kamikaze

Cuando decimos que esta temporada que acaba va a ser histórica lo decimos también porque se ha consolidado el proyecto de la compañía Kamikaze en el Teatro Pavón, un proyecto privado con vocación de servicio público que pone en el centro de su gestión a los públicos y a los autores contemporáneos de Madrid, España y Europa, sostenido por una compañía de repertorio. Caso único que, sin embargo, se ha revelado insostenible económicamente (por diversos motivos), por lo que la próxima será su última temporada tal y como lo conocemos. En la rueda de prensa de presentación de esta nueva temporada, sus impulsores, con Miguel del Arco a la cabeza, anunciaban que Kamikaze dejará el Pavón en junio de 2019 si nada lo remedia, y lanzan un órdago en forma de idea: sería idóneo que el proyecto se convirtiera en una fundación participada por las tres administraciones, por la propia compañía y por entidades privadas en calidad de mecenas, un poco al estilo del Teatro de La Abadía o del Teatre Lliure de Barcelona. Y además contando con la cesión de un espacio público en el que poder seguir desarrollando el proyecto. No hay duda de que lo merece, a juzgar por la incidencia e impacto que el Pavón Kamikaze ha tenido en el sector, en el público y en la zona en la que está ubicado, por su programación arriesgada y de gran calidad, pero la situación que plantean genera forzosamente la preocupante sensación de que el teatro, ese teatro, nunca va a poder subsistir sin el apoyo de las administraciones. ¿Es posible este modelo en esta España sin peajes políticos y sin despertar envidias entre otros gestores que también sufren para sacar adelante sus proyectos? Ahí queda la cuestión.

 

Nuestro Top 5 de la temporada 2017/18 en El Pavón Teatro Kamikaze:

  1. ENSAYO. Escrita y dirigida por Pascal Rambert. Protagonizada por Israel Elejalde, María Morales, Fernanda Orazi y Jesús Noguero
  2. OSTIA. Escrita, dirigida e interpretada por Sergio Blanco, junto a Roxana Blanco.
  3. IPHIGENIA EN VALLECAS. Escrita por Gary Owen, dirigida por Antonio C. Guijosa y protagonizada por María Hervás
  4. TEBAS LAND. Escrita por Sergio Blanco. Dirigida por Natalia Menéndez. Protagonizada por Israel Elejalde y Pablo Espinosa
  5. UN CUERPO EN ALGÚN LUGAR. Escrita y dirigida por Gon Ramos. Protagonizada por Luis Sorolla y Fran Cantos

 

 

 

Adiós 17/18. Hola 18/19. Balances y Avances en Madrid
The Generosity Of Dorcas. Jan Fabre / Troubleyn ©Marcel Lennartz

 

El temporadón que se avecina

Dejemos atrás el balance y vayamos con el avance. La temporada 2018/19 va a ser la temporada que redondee la iniciativa del Pavón Kamikaze, que se despide del teatro de Embajadores por todo lo alto. En su sala grande, dos reposiciones: Ilusiones, de Ivan Viripaev, dirigida por Miguel del Arco, y Blackbird, de David Harrower, dirigido por Carlota Ferrer. Varias conexiones con Cataluña: Un enemigo del pueblo, de Ibsen, producción de Kamikaze con Àlex Rigola como director; El precio, de Arthur Miller, dirigida por Silvia Munt y coproducida entre Focus y Bitó; y Las chicas de Mossbank Road, de Amelia Bullmore, también producida por Bitó y también dirigida por Silvia Munt. En el apartado internacional, dos pesos pesados: Pascal Rambert, que tras Ensayo dirigirá en Hermanas a Bárbara Lennie y a Irene Escolar, y Jan Fabre, que con su compañía Troubleyn presenta The generosity of Dorcas. Por su parte, Miguel del Arco dirigirá Jauría, de Jordi Casanovas, a partir del juicio a la Manada, y David Serrano hará lo propio con otro texto de Casanovas, Port Arthur. Y José Padilla estrenará El viaje, la segunda parte de Las crónicas de Peter Sanchidrián. Pedazo de programación que se completa con las obras que se verán en El Ambigú: Monta al toro blanco, de Íñigo Guardamino; Un roble, de Tim Crouch, dirigida por Carlos Tuñón; Desde lo invisible, feliz recuperación del montaje de Rolando San Martín con texto de Irma Correa; Zèbre, danza contemporánea con diCaos, la compañía de Manuela Barrero; Una humilde propuesta, de la compañía Micomicón; La otra mujer (un concierto), de Pablo Messiez; Le es fácil flotar, de Eva Redondo y la compañía Nuevenovenos; y Suaves, lo nuevo de Gon Ramos, con protagonismo de María Morales y Carolina Yuste.

 

No cambies de Canal

El complejo teatral dependiente de la Comunidad de Madrid, los Teatros del Canal, continúa las líneas marcadas en la pasada temporada. Primero con un arranque de temporada consagrado a la danza con presencia de Rocío Molina, Antonio Ruz, Raimund Hoghe, Mal pelo, Cuqui Jerez, Kor’sia o La Pharmaco. Habrá mucha más danza a lo largo de la temporada, no obstante, con el Ballet de la Ópera de Lyon, Meg Stuart, Olga Pericet, Choy Ka Fai o la Compañía Nacional de Danza. En lo teatral, las grandes apuestas internacionales se materializan con la primera visita a Madrid de la creadora argentina Lola Arias, que trae Campo minado (encuentro real de soldados argentinos e ingleses que participaron en la Guerra de las Malvinas); la instalación Situation Rooms de los alemanes Rimini Protokoll; Jan Lawers y la Needcompany, que repiten este año, pero con otra obra, War and Turpentine; los griegos Anestis Azas y Prodromos Tsinikoris (Clean City), el portugués Tiago Rodrigues (Sopro) o el argentino Mariano Pensotti (Arde brillante en los bosques de la noche). Y en lo nacional, la nómina es extensa, con especial atención a los artistas asociados al Canal: La Tristura, Rodrigo García, Angélica Liddell, Àlex Rigola, El conde de Torrefiel, Agrupación Señor Serrano o La veronal, y la presencia de otros nombres como los de Rubén Ramos Nogueira, Lucía Carballal, Carlota Ferrer, Gon Ramos y Carlos Tuñón.

 

Nuestro Top 5 de la temporada 2017/18 en los Teatros del Canal:

  1. MOUNT OLYMPUS. Jan Fabre / Troubleyn
  2. E SE ELAS FOSSEM PARA MOSCOU? Basado en Las tres hermanas de Chéjov. Dirección de Christiane Jatahy. Protagonizada por Isabel Teixeira, Julia Bernat y Stella Rabello
  3. TRILOGÍA DEL INFINITO. Angélica Liddell / Atra Bilis
  4. MOVING WITH PINA. Concebida e interpretada por Cristiana Morganti
  5. FUTURE LOVERS. La Tristura

 

Adiós 17/18. Hola 18/19. Balances y Avances en Madrid
Campo minado. Lola Arias @Royal Court

 

Los tuppers de Carmena

La alcaldesa de Madrid no se perdió en junio ni la presentación de temporada del Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa ni la del Teatro Español y hasta nos deleitó con su facilidad para enganchar los títulos y temáticas de las obras con sus vicisitudes cotidianas. A punto de quitarle el título máximo de campechanía al rey emérito, Manuela Carmena nos arrancó unas risas a propósito de los tuppers de comida que juegan un papel poético fundamental en la obra de Cristina Redondo Vientos que nos barrerán, que veremos en octubre en el Fernán Gómez. La primera temporada diseñada íntegramente por Nacho Marín le da gran protagonismo a la música (con festivales de músicas ibéricas de raíz, americana music, música antigua, músicas del mundo, flamenco, jazz y gospel), pero el curso se abrirá con el Proyecto Edipo de Gabriel Olivares y TeatroLab Madrid, con Otelo a Juicio, de Ramón Paso, con Alguien voló sobre el nido del cuco, de Dale Wasserman, con dirección del alma mater de Réplika Teatro, Jarek Bielski, con Cuzco, escrita y dirigida por Víctor Sánchez al frente de la compañía valenciana Wichita.co, y con Tom en la granja, de Michael Marc Bouchard, con dirección de Enio Mejía.

 

Por su parte, el buque insignia del teatro municipal, el Teatro Español, presenta una temporada con la memoria como eje transversal. Si el año pasado quisieron acercar al gran público el trabajo del Nuevo Teatro Fronterizo de Sanchis Sinisterra, este año siguen mirando a Lavapiés para tender puentes con el Teatro del Barrio. De allí se traen dos producciones: la que inaugura la temporada, El pan y la sal, una obra sobre la memoria histórica de Raúl Quirós que dirigirá Andrés Lima y que recrea el juicio a Baltasar Garzón en 2012 por su investigación de los crímenes del franquismo, que contará con actores como Nuria Espert, Mario Gas, Gloria Muñoz, Alberto San Juan, José Sacristán o Tristán Ulloa, y La sección, sobre la Sección Femenina franquista y tres mujeres claves para entender lo que significó: Pilar Primo de Rivera, Mercedes Sanz-Bachiller y Carmen Polo. Luego, el propio Teatro Español produce Mundo Obrero, con texto y dirección de Alberto San Juan, una historia de la clase trabajadora en España.

 

A partir de ahí, se desarrollará una temporada paritaria y feminista (no puede ser de otra forma con Carme Portaceli al frente) donde Ariadna Gil protagonizará Jane Eyre. Una autobiografía (dirección de Portaceli y producción del Teatre Lliure); Carlota Ferrer dirigirá Los cuerpos perdidos, de José Manuel Mora, sobre los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez; se estrenará La puta de las mil noches, de Juana Escabias; Rosa Morales dirigirá Esa cara, de Polly Stenham, con Ana Gracia; Marta Pazos pondrá en escena la ópera Je suis narcissiste, con música de Raquel García Tomás y libreto de Helena Tornero; Olivia Molina encabezará el reparto de Mi niña, niña mía, de Amaranta Osorio e Itziar Pascual, dirigida por Natalia Menéndez; y Blanca Portillo será Mrs. Dalloway (de Virginia Woolf) dirigida por Carme Portaceli. Otros hitos de la temporada serán lo nuevo de La Zaranda, El desguace de las musas; Mi película italiana, de Rocío Bello, con dirección de Salva Bolta; Los otros Gondra, continuación de la obra que le valió el Max a Mejor Autor a Borja Ortiz de Gondra; Rojo, de John Logan, con dirección de Gerardo Vera y protagonismo de Juan Echanove y Ricardo Gómez; y, sobre todo, El sueño de la vida, montaje que levanta la Comedia sin título de Lorca que, bajo auspicio de la Comunidad de Madrid, “terminó” Alberto Conejero y que va a dirigir Lluis Pasqual con Nacho Sánchez, Ester Bellver y Emma Vilarasau entre otros actores.

 

Nuestro Top 5 de la temporada 2017/18 en el Teatro Español:

  1. AHORA TODO ES NOCHE. La Zaranda
  2. DIVINAS PALABRAS REVOLUTION. Centro Dramatico Galego a partir de la obra de Valle-Inclán
  3. LE FUREUR DE CE QUE JE PENSE. A partir de textos de Nelly Arcan. Dirigida por Marie Brassard
  4. UN TERCER LUGAR. Escrita y dirigida por Denise Despeyroux. Protagonizada por Jesús Noguero, Vanesa Rasero, Giovanni Roso, Sara Torres, Pietro Olivera y Lorena López
  5. REBOTA, REBOTA Y EN TU CARA EXPLOTA. Agnès Mateus y Quim Tarrida

 

Adiós 17/18. Hola 18/19. Balances y Avances en Madrid
Mundo obrero ©Sergio Parra

 

Síndrome de continuismo

Llámalo continuismo o simplemente sello característico. En el Centro Dramático Nacional un nuevo alarde de malabarismo para intentar contentar a todo el mundo. Su director, Ernesto Caballero, se reserva un par de montajes, uno en cada sede del ente escénico estatal: Un bar bajo la arena, de José Ramón Fernández, en el María Guerrero, y El jardín de los cerezos, de Chéjov, en el Valle-Inclán, con un reparto de cómicos de altura como Carmen Machi, Carmen Ruiz, Óscar de la Fuente o Secun de la Rosa. Sanzol dirigirá Luces de bohemia, de Valle-Inclán; Gerardo Vera pondrá en escena El idiota, de Dostoievski; vendrá el Calígula de Mario Gas con Pablo Derqui y se estrenará lo último de Els Joglars, Señor Ruiseñor; Natalia Menéndez se atreve con Mihura y sus Tres sombreros de copa. Los escritos en la escena, como sabemos, serán cosa de María Prado, Almudena Ramírez-Pantanella y nuestro querido Íñigo Guardamino con Metálica. La nota internacional la ponen Declan Donellan, Wajdi Mouawad, Gianina Carbunariu y Caroline Guiela Nguyen. Voadora vuelve al CDN con Garaje, de Fernando Epelde, y Andrés Lima estrenará Shock.1 El cóndor y el puma, con textos de Mayorga y Cavestany y con Ernesto Alterio, María Morales, Ramón Barea o Juan Vinuesa en el elenco.

 

Nuestro Top 5 de la temporada 2017/18 en el Centro Dramático Nacional:

  1. SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, de Shakespeare, en versión de la compañía Voadora. Dirección de Marta Pazos
  2. ESPÍA A UNA MUJER QUE SE MATA, de Chéjov, versión libre escrita y dirigida por Daniel Veronese
  3. AFASIANS. THE LAST CONFERENCE. loscorderos·sc y Za!
  4. PRIMER AMOR, de Samuel Beckett. Dirección de Àlex Ollé e interpretación de Pere Arquillué
  5. CÁSCARAS VACÍAS, de Laila Ripoll y Magda Labarda, interpretada por Natalia Abascal, Raúl Aguirre, David Blanco, Patty Bonet, Ángela Ibáñez y Jesús Vidal

 

Adiós 17/18. Hola 18/19. Balances y Avances en Madrid
Garage – Voadora

 

Vinuesa abrirá precisamente temporada en el Teatro de La Abadía como parte del elenco de Algún día todo esto será tuyo, la tercera parte de la trilogía Crónicas Ibéricas de Club Caníbal, en este caso centrada en la figura del fundador de El Corte Inglés, Ramón Areces. Otros nombres potentes este año en la entidad que comanda José Luis Gómez serán Lluis Homar al frente de Tierra baja, de Ángel Guimerá; Mario Gas dirigiendo La Strada de Fellini, Krystian Lupa y su montaje de Ante la jubilación de Bernhard para Temporada Alta y el Teatre Lliure; Juan Mayorga, que estrena como autor y director Intensamente azules; Dan Jemmett, un viejo conocido de la casa, que vuelve para montar Nekrassov, de Jean-Paul Sartre, y Claudio Tolcachir, que dirige a Emilia Gutiérrez Caba y Carlos Hipólito en Copenhague, de Michael Frayn. Mención a parte merece la feliz noticia que supone la programación de la trilogía de teatro documental Rescoldos de paz y violencia (documentos de historia reciente del País Vasco), con Proyecto 43-2, La mirada del otro y Viaje al fin de la noche, tres montajes en los que como autora y actriz siempre ha estado María San Miguel, acompañada por Julia Provencio, Chani Martín, Nahia Laíz o Alfonso Mendiguchía. 

 

Adiós 17/18. Hola 18/19. Balances y Avances en Madrid
Ante la jubilación ©Felipe Mena

 

Finalmente, la Compañía Nacional de Teatro Clásico que dirige Helena Pimenta viajará “Hacia la utopía” en esta nueva temporada con siete estrenos en el Teatro de la Comedia y varias reposiciones de su repertorio. Pimenta se reserva el montaje de El castigo sin venganza, de Lope de Vega; Xavier Albertí montará El gran mercado del mundo y el ubicuo Mario Gas se hará cargo de La hija del aire, ambas estas últimas de Calderón de la Barca.

 

Top 10 del resto de la cartelera madrileña en la temporada 2017/18:

  1. ANTES DE LA METRALLA. Matarile Teatro. Naves Matadero
  2. CIRCO DE PULGAS. Matarile Teatro. Naves Matadero
  3. MENDOZA. Los Colochos. Idea y dirección de Juan Carrillo a partir de Macbeth de Shakespeare. Teatros del Canal. Festival de Otoño
  4. EDIPO. Companhia do Chapitô. Sala Cuarta Pared. Festival de Otoño
  5. ELECTRA. Companhia do Chapitô. Sala Cuarta Pared. Festival de Otoño
  6. CIRCO DE SASTRE. Daiho Soga, Gandhi Nishigaki y Takayuki Suzuki. Naves Matadero
  7. TIEMPO DE SILENCIO. A partir de la novela de Luis Martín Santos, dirigida por Rafael Sánchez, interpretada por Sergio Adillo, Lola Casamayor, Julio Cortázar, Roberto Mori, Lidia Otón, Fernando Soto y Carmen Valverde. Teatro de La Abadía
  8. MYSTERY MAGNET. Miet Warlop. Naves Matadero
  9. SOBRE PADRES E HIJOS. Basado en la novela de Turgéniev. Dirección de Juan Pastor. Interpretada por Margarita Lascoiti, José Maya, María Pastor, Jorge Tejedor y Antonio Lafuente. Teatro Guindalera
  10. MI TELE TIENE UN GRILLO DENTRO. La cabra cía. Dramaturgia y dirección de Valeria Alonso. Teatro del Barrio

 

Ya en septiembre, conoceremos que nos depararán las nuevas temporadas de Naves Matadero y Conde Duque. Hasta entonces, quedémonos con algunas reflexiones en torno a la nueva temporada que se avecina, una temporada en la que el «teatro documental» va a tener una presencia destacada (Pavón Kamikaze, Abadía, Español…) y en la que, observamos, hay nombres que se repiten en varias entidades: consagrados como los de Mario Gas, Juan Mayorga, Gerardo Vera o Àlex Rigola; o afianzados como los de Carlota Ferrer (programada en Español y Canal con nuevas producciones y en el Pavón Kamikaze con la reposición de Blackbird) o Marta Pazos, que sin Voadora se pasa a la ópera en el Español y con Voadora se monta en coche en el CDN. Será el año para que nombres como los de Íñigo Guardamino, Gon Ramos o Carlos Tuñón tomen definitivamente la alternativa, el primero con sendos estrenos en CDN y Pavón Kamikaze y lo segundos con una cosa a medias en el Canal y otras por separado en el Pavón Kamikaze también.

 

¿Pero qué pasa con los actores? A penas se han nombrado en las crónicas de presentación, más allá de alguna mención para Irene Escolar, por ejemplo, que como ella mismo dijo, va a vivir este año en el Pavón Kamikaze. Lo que sí se ha podido leer en las redes sociales son algunas quejas sobre la composición de los elencos en las producciones públicas, enteramente asumidas por las instituciones teatrales de Madrid. ¿Debe o no debe haber casting abierto? ¿Quién lo tiene que decidir? Pero si se abre casting para actores, ¿por qué no también un sistema de libre y ecuánime concurrencia para directores, escenógrafos, vestuaristas…? Estas preguntas nos llevan más allá. ¿El teatro público produce como el privado? ¿Nos lo hemos planteado? ¿Cómo debería producir el teatro público para ser realmente público? Con este come-come, os dejamos hasta septiembre. ¡Ah! Sí, Mount Olympus vuelve a España… bueno, a Barcelona, al Teatre Lliure, en junio de 2019, y las entradas se agotaron a las 2 horas de ponerse a la venta. 

 

¡¡ FELIZ VERANO !!