La programación de la 39ª edición presenta, además de las obras españolas, montajes de Bélgica, Grecia, Argentina, Italia, Líbano, Chile, Francia y Reino Unido.

Entre las propuestas que se representan en la capital y otras localidades de la comunidad de Madrid entre el 11 y el 28 de noviembre figuran Tríptico, Antígone in Molenbeek + Tiresias, Imprenteros, Bros y Pinocchio.

Dos espectáculos de teatro de objetos están pensados para el público familiar: Geólogie d´une fable de los libaneses Colectivo Kahraba y Ma biche et mon lapin de Aïe Aïe Aïe Collectif, de Francia.

El Teatro de la Abadía acoge tres obras de lo mejor de los diez años del Be Festival de Birminghan: 40.000 centimetri cuadrati, Levitaciones y The end.

 

39º Festival de Otoño

 

Por Redacción

Foto de portada: Criaturas del desorden. ©Jordi Vidal

 

Las dieciséis propuestas internacionales que presenta el 39º Festival de Otoño dentro de su programación componen una representación esencial de la creación escénica contemporánea. Procedentes de ocho países (Bélgica, Grecia, Italia, Argentina, Chile, Líbano, Francia y Reino Unido), los espectáculos internacionales constituyen uno de los sellos característicos del festival que organiza la Comunidad de Madrid del 11 y el 28 de noviembre, y responden, con diversos planteamientos, a algunas de las cuestiones de encendido debate en las sociedades actuales.

Desde la creación híbrida al teatro de texto, de la danza al teatro físico o al teatro de objetos llegarán a la capital y otras localidades de la comunidad propuestas como la inquietante y enigmática Tríptico de la compañía belga Peeping Tom, que inaugura el festival en Teatros del Canal, Antigone in Molenbeek + Tiresias del también belga Guy CassiersImprenteros de la actriz y directora argentina Lorena Vega o Bros del italiano Romeo Castellucci.

De la indagación que plantean creadores y compañías de esta edición se suscita, según destaca el director artístico del festival, Alberto Conejero, una pregunta sobre “cómo y desde dónde vamos a construir” un porvenir compartido. “En otras palabras, quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser al poner de nuevo unos cuerpos junto a otros”.

 

El cuerpo como materia

Así, el cuerpo, “como signo central de la existencia”, es la materia de una gran parte de los espectáculos internacionales de esta edición, que desde el teatro físico, la danza o la performance, exploran sus posibilidades poéticas, filosóficas y estéticas, como en Tríptico de Peeping Tom, realizada en colaboración con los Teatros del Canal y que reúne tres coreografías breves creadas por Gabriela Carrizo y Franck Chartier entre 2013 y 2017 para el Nederlands Dans Theatre: The missing door, The lost room y The hidden floor. Y en Larsen C.Christos Papadopoulos, de Grecia, sigue ahondado en la poética de sus anteriores montajes: Elvedon (2015), Opus (2016) e Ion (2018), piezas de un universo minimalista, aparentemente geométrico y engañosamente simple, basadas en la idea de apariencia y engaño, a partir de la repetición de los movimientos de los bailarines.

También relacionado con el cuerpo After all springville, de la belga Miet Warlop en colaboración con La Casa Encendida, plantea desde la comedia una visión surrealista de las relaciones humanas con sus personajes mitad objetos, mitad humanos. Por último, Pinocchio, de los italianos Babilonia Teatri, reúne a actores no profesionales bajo la guía del actor y dramaturgo Enrico Castellani en una versión libre de la obra de Collodi, en la que tres personas afectadas mental y físicamente por un coma cuentan su vida.

Otra de las cuestiones que se desprenden de esta programación es la “importancia de la herencia y del vínculo. Nos preguntamos qué es lo que debemos salvar a cada instante del incendio al que llamamos tiempo”, afirma el director del Festival de Otoño. Así, del diálogo entre la contemporaneidad con la tradición se presentan obras como Transverse Orientation del griego Dimitris Papaioannou (coproducción del Festival), que proyecta, mediante la danza, una serie de reflexiones sobre la historia de la humanidad, sobre su circularidad y la relación entre hombres y mujeres. Antigone in Molenbeek + Tiresias, de Guy Cassiers, lleva al barrio inmigrante belga de Molenbeek y al terrorismo islámico a los personajes de Sófocles, e Imprenteros revisita desde el teatro documental una imprenta del extrarradio de Buenos Aires, donde tres hermanos se criaron y que les fue arrebatada. Cierra este bloque Fedeli d’Amore de Teatro delle Albe de Italia, un poema escénico en torno a Dante interpretado en diferentes registros vocales por Ermana Montanari.

 

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Foto del espectáculo ‘Bros’, de Romeo Castelluci. ©Stephan Glagla

 

El mañana pospandémico

El festival ahonda también en las amenazas y retos del mañana pospandémico -crisis climática, precariedad laboral, ascenso de los totalitarismos, etc.-, de lo que emerge una pregunta inevitable: ¿quiénes seremos allí donde nos dirigimos? De este interrogante nacen propuestas como Bros de Romeo Castellucci, que plantea reflexiones sobre la ley y el orden, sobre la responsabilidad individual y colectiva, y la sumisión. Paraguay de las argentinas Lucía Marciel y Paula Grinszpan aborda la inmigración (de Paraguay a Estados Unidos) a modo de un musical protagonizado por dos mujeres y una funcionaria. Y Tú amarás de Bonobo (Chile) describe la violencia, el odio y el amor que se ejerce en los ‘otros’ (los marginados, las minorías, los extraños) en un contexto democrático.

De nuevo en esta edición ha habido un trabajo de diálogo permanente con otros Festivales e instituciones, de modo que se presenta en colaboración con el Teatro de la Abadía lo mejor de los diez años del Be Festival de Birmingham, con creaciones de Claudia Catarzi (40.000 centimetri cuadrati), Hannah de Meyer (Levitaciones) y Bertrand Lesca y Nasi Voutsas (The end).

Esta edición cuenta además con dos espectáculos de teatro de objetos para todos los públicos y especialmente el público familiar: Geólogie d´une fable del Colectivo Kahraba (Líbano) -a partir de seis años-, que utiliza el material de arcilla para contar el origen de las fábulas, y Ma biche et mon lapin de Aïe Aïe Aïe Collectif (Francia), -a partir de los nueve años-, que narra historias de amor a ritmo de vodevil.